Inundaciones
que se producían en la Plaza del Pilar a comienzos del pasado siglo XX. Las fotografías
que hoy publico de “Sánchez” son de las primeras décadas del pasado siglo
Las pertinaces lluvias que ahora estamos
soportando, nos recuerdan otros temporales análogos que se han sufrido en
España con repercusiones en Ciudad Real. A este particular recordamos que el 2
de febrero de 1626 se inició en España un temporal de lluvias muy análogo al
que ahora se está produciendo.
En Sevilla tuvo el Guadalquivir una gran
subida de las aguas y grandes huracanes. Estuvo a punto de ser inundada la
ciudad por las aguas del rio, anegándose dos terceras partes de la misma. Se
derrumbaron más de 3.000 casas, ahogándose gran número de personas y animales.
Se ocasionaron muchos y cuantiosos daños, y fueron extraordinarios los
perjuicios padecidos. Unos y otros se calcularon, dicen los historiadores, en
más de 9 millones. Cosa parecida se sabe, que en la misma época sucedió en
Salamanca, donde el río Tormes arrastró el puente, se derrumbaron más de
quinientas más de 500 casas y doce iglesias.
La fuerza del huracán se padeció también
en Madrid y Ciudad Real. En la capital de España se derrumbaron muchas casas,
aún de las más altas e infinitas chimeneas, arrancando los plomos de los
tejados y como es lógico las tejas. No se podía transitar por las calles. Hubo
muchos heridos y nunca se había visto tal confusión en Madrid, dice el
cronista.
Por causa también de las pertinaces
lluvias, el día 15 del mismo mes de febrero se sacó en procesión Nuestra Señora
de la Almudena para que cesaran aquellas. Por cierto que fueron tan grandes y
tan seguidas las lluvias, que la procesión tuvo que refugiarse en las
Descalzas, donde estuvo diez días, hasta que cesó el temporal.
Lo mismo hicieron con la Virgen del
Prado los de Ciudad Real, implorando su Misericordia.
Siglos antes en el año 1434, también fueron
muy pertinaces las lluvias, por lo que el Rey Juan II, y con su hijo niño todavía,
que luego fue Enrique IV, marcharon a Guadalupe para hacer una novena, pues las
lluvias fueron tan persistentes que como ahora, amenazaban con la inundación de
Castilla entera, hundiéndose muchas casas no solo en Valladolid y en Medina,
como dice la historia, sino en Ciudad Real y en toda la Mancha, anegándose y
derrumbando muchos molinos, ahogándose bastante ganado y produciendo miserias y
hambres. Por cierto que como he escrito otras veces, hablando de este siglo,
estando en Ciudad Real el Rey Juan II en el Alcázar, el 24 de abril de 1431, a
la hora de vísperas, se produjo en Ciudad Real una gran sacudida sísmica. El
Rey salió despavorido y muy asustado al patio del Alcázar y desde allí marcho
al campo. Se hundieron bastantes edificios de la ciudad, cayeron algunas
almenas del palacio Alcázar y la Iglesia de San Pedro, sufrió una apreciable
desviación, la cual se observa todavía a simple vista al contemplar las
columnas de la izquierda de la nave central.
Volviendo a las lluvias y a las
inundaciones, recordamos también que en 1508, a consecuencia de un temporal de
aguas similares a los precedentes y al de este año, Ciudad Real estuvo a punto
de desaparecer por inundación.
Y en 1803 que fue año muy lluvioso según
dicen las crónicas, retrocedieron las aguas que se formaban en el sitio llamado
la Celada, en términos tales, que habiendo inundado la Plaza, corrieron gran
riesgo sus habitantes. Así lo dice la crónica, aunque tal dicho me parece algo
exagerado.
¿Querrá Dios que pronto cesen estas
lluvias actuales tan persistentes y amenazadoras? Aunque ya parece que el barómetro
ha subido y ha lucido el sol.
Francisco
Herencia. Diario Lanza, viernes 7 de marzo de 1947
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