2.
El hospital de la Hermandad Vieja de Ciudad Real
Gracias a la serie de noticias que sobre
el mismo se tienen, nos podemos aproximar bastante a los perfiles con que
contarían la mayor parte de los centros hospitalarios de la ciudad. Los datos
que se nos han conservado hacen referencia a su fundación por parte de la
Hermandad Vieja de la ciudad, así como a otros aspectos de la construcción y
servicios contemplados en el mismo. Las noticias que se tienen ciertamente son
muy parciales, pero aún así pueden llevar a conocer algunos detalles reveladores
de otras realidades. Proceden, en su gran mayoría, de las anotaciones incluidas
en las cuentas de dicha institución (30), durante el
período de 1491-1525. Sin duda esta circunstancia hace que las informaciones
que las mismas nos ofrecen tengan un carácter poco preciso, dado que el objeto
no era sino el justificar en qué fueron invertidas determinadas cantidades de
dinero. Somos conscientes de la escasez y parquedad de los datos, de su
parcialidad, y de que, consiguientemente, quizá no permitan extraer de ellos
unas conclusiones definitivas. De todas formas, se considera que puede resultar
interesante su conocimiento y que, a título meramente informativo, sirven de
introducción y aproximación al estudio del tema, completando en cierto modo el
panorama histórico que se tiene de la ciudad y de los servicios que la misma
podía ofrecer en aquellos tiempos.
2.1.
Una fundación lenta y trabajosa
Como se ha indicado, la fundación fue
llevada a cabo por la Hermandad Vieja de Ciudad Real, viniendo condicionada, de
alguna manera, por las circunstancias con que la misma se encontró, aunque ello
no presuponga totalmente que no se hubiera planteado el tema y se hubiese visto
la conveniencia y viabilidad del mismo. Todo parece derivar -al menos se intuye
como desencadenante final- de la toma de cuentas realizada por el bachiller
Fernán Pérez de Monreal en 1485, por la que se comprobó que habían resultado
"alcanzados" varios de los mayordomos anteriores de la Hermandad con
una cantidad de dinero cuyo montante se desconoce, pero que no debía ser
pequeño. Eran tiempos de reconducción y reformas drásticas en el seno de la
mencionada institución, por lo que se manda que sean gastados en dicho
menester, aun cuando el texto deja entrever que la decisión ya había sido
tomada, pues indica que "agora nuevamente fase" (31). Parece deducirse del texto que las obras
ya habrían comenzado en esa fecha y que ahora nuevamente se retomaban, pero
dicha impresión hay que desestimarla en buena medida, puesto que con
posterioridad, en 1487, se insiste de nuevo en la construcción del inmueble,
dato revelador de que la noticia anterior no pasaba de ser una mera intención
y, a lo sumo, un acuerdo de la institución, pero que el hospital todavía no se habría
comenzado a edificar, como claramente manifiestan.
La orden sería reiterada nuevamente por
los reyes al bachiller Gonzalo Martínez de Loaysa, al comprobar la situación
tras el informe redactado y presentado a los monarcas por Francisco Maldonado,
enviado anteriormente a la ciudad para introducir ciertas reformas en la
institución. Aunque éste, según parece, no se encargó personalmente de tema,
sí, en cambio, se preocupó de averiguar lo que ocurría, pero no de recaudar la
deuda que habían contraído los mayordomos anteriores. De ello se hizo cargo
Antón Sánchez Caballero, que, al parecer, la pudo cobrar y, al no ser empleada
para el fin propuesto, será el bachiller Gonzalo Martínez de Loaysa el encargado
de pedirle cuentas de ella (32).
El
hospital de la Santa Hermandad ciudadrealeño, se abrió en tiempos de los Reyes
Católicos
El cruce de intereses materiales
dificultaría la puesta en funcionamiento del centro, pues parece que tampoco a
él se le hizo mucho caso ni mostró excesivo celo en llevar a cabo su cometido.
Todavía en 1489 la situación seguía complicada y paralizada; la construcción
aún no había comenzado (33). La documentación
manifiesta que el alcalde Antón Sánchez cobró al menos parte de las deudas, con
cuyo importe había comprado "unas casas para el dicho ospital"
-aunque no menciona a quién- hacía cuatro años, fecha que coincide con la de la
planificación del centro, y que le habían costado 85.000 mrs. Efectivamente la
deuda se cobró y las casas se compraron, pero nunca dio completa cuenta del dinero,
habiendo quedado parte en su poder, ni edificado y dotado convenientemente el
dicho hospital, "ni comprado ropa, ni hasentado camas ni fecho otra cosa
alguna". La causa de toda esta situación hay que buscarla en la corrupción
generalizada y en la habilidad de Antón Sánchez para moverse en ella, que había
conseguido, solapadamente, que aquél que enviaron los reyes en 1487, Gonzalo
Martínez de Loaysa, le apremiara poco, ya que éste era yerno suyo, por lo que
todo quedaba en familia (34).
Pero todavía la situación resultaba más
complicada, ya que no sólo "está todo por faser", sino que la
actuación de la persona encargada había dejado determinados flecos sin resolver
y con una difícil solución. Al vendedor le había dejado adeudados 4.000 mrs.,
que eran la causa de que él no hubiera desalojado la vivienda, ya que la misma
le posibilitaba el mantenimiento aún de la propiedad del inmueble, que no
habría pasado plenamente a la institución. De ahí la imposibilidad y dificultad
de comenzar las obras, y mucho menos de seguir adelante con otros pormenores de
la fundación del hospital (35).
Así, la construcción debió comenzar,
necesariamente, con alguna posterioridad a 1489, año éste en que, como se ha
visto, aún se estaban haciendo gestiones para el control del inmueble y la
apertura definitiva del establecimiento. Entre sus muros se acogerían "los
pobres e neçesitados porque en ello Dios nuestro Señor sería servido” (36). Se desconoce la fecha en que comenzó a
prestar sus servicios, aunque se puede aproximar a 1491 (37) y concluir que al menos desde finales
de 1501 ya se encontraba en funcionamiento (38). La tardanza no
parece que deba imputarse, de ningún modo, a carencias o insuficiencias
materiales de la institución, sino a la práctica que se había venido
manteniendo de una gestión económica de su patrimonio -principalmente por parte
de su gestor más destacado, el mayordomo, pero de la que no estarían exentos de
responsabilidad las otras autoridades de la misma enormemente interesada y
corrupta. De hecho sus finanzas, al menos desde que se tienen datos sobre las
mismas, y que coinciden con estos años iniciales de la fundación, parecen
saneadas y suficientes para haber acometido con anterioridad la resolución de
tales problemas (39).
2.2.
La construcción del centro
Como resulta conocido, una de las
características que presentan estas instituciones en el bajo medievo es que en
la mayoría de las ocasiones el edificio no era construido de nueva planta, sino
que se habilitaba un inmueble, o varios, sin que fuese preciso que reuniesen
unas condiciones específicas. Aunque la casuística resulte muy variada, lo más
frecuente era que con anterioridad a este fin las edificaciones hubiesen
servido de vivienda y posteriormente, tras unas reformas mínimas imprescindibles,
se reutilizasen, pero ya con esa nueva finalidad (40). En el caso que
nos ocupa se puede constatar que el inmueble que acaba recibiendo la
denominación de hospital, no es una edificación de nuevo alzado, sino que la
institución lo ubica en las casas que compró a Alonso de Mora (41). Estas, una vez saneadas y habilitadas
para tal función, abrieron sus puertas para acoger a los necesitados, aunque no
por ello reuniesen las condiciones más idóneas para dicho fin (42).
La falta de datos precisos no permite
conocer la exacta ubicación de tales inmuebles dentro del caserío urbano, salvo
el de su ubicación dentro de la demarcación de San Pedro, aunque la noticia del
arreglo que se lleva a cabo en una esquina, en 1499, puede sugerir que la
construcción, en uno de los ángulos al menos, formaba una esquina (43). De esta manera podría participar su
encuadre bien de dos calles, bien en alguna plaza (44).
Algo que se desconoce, y que resulta muy
difícil de reconstruir, es el estado de conservación en el que se hallaban los
edificios, como tampoco su distribución interior y las posteriores reformas que
pudo sufrir. No obstante, se tienen una serie de datos que pueden aproximarnos
a tales cuestiones y arrojar alguna luz al respecto (45). Se sabe que el
15 de diciembre de 1491 la Hermandad efectuó un pago en el que, entre otras
cosas, reseña el arreglo de las casas del hospital (46). Tal vez sea
este el año en el que -una vez solucionados todos los problemas planteados en
los años anteriores, y de los que antes se ha hablado- comienza la adecuación
del inmueble en las casas citadas para su inmediata apertura y utilización. Si
bien es cierto que el arreglo es citado conjuntamente con las casas principales
de la Hermandad, sí es deducible, por los materiales empleados: tejas, madera y
cal, que la reparación se llevó a cabo, principalmente, en el tejado. Así,
podría pensarse que lo primero que se necesitó fue solucionar los desperfectos
de la cubierta, introduciéndose posiblemente, o cambiando, algunas vigas de
madera, así como retejando parte de la techumbre. Se trataría de un conjunto de
actuaciones imprescindibles sobre las edificaciones para su inmediata apertura,
aunque todavía quedasen otras partes del inmueble necesitadas de reparación,
pero que no impedían totalmente el desarrollo de sus funciones. Las fechas
parecen indicativas de que el brote epidémico acaecido en el núcleo pocos años
antes, en plena aclaración de cuentas y de la situación, debió operar como
acicate para solventar tales cuestiones lo antes posible y proporcionar así
alguna solución al inmediato problema planteado.
Que los acontecimientos debieron
discurrir poco más o menos así lo manifiesta el hecho de que hasta unos meses
más tarde no se vuelve a tener noticias sobre tales aspectos de la
construcción. No será hasta abril de 1492 cuando se registre la compra y
utilización de ladrillos (47), muy
probablemente porque en esta ocasión se trataba ya de adaptaciones internas
-menos imprescindibles para su puesta en funcionamiento- que no se habían
acometido en las actuaciones primeras.
Prácticamente con las reparaciones
llevadas a cabo en las ocasiones citadas, el centro estuvo ya en condiciones de
ofrecer sus servicios, lo que no obsta para que, con posterioridad, se detectas
en algunas deficiencias que debían ser solventadas. La no continuidad de los
gastos para esta finalidad avalaría lo dicho, puesto que hay que esperar varios
años para encontrar una nueva mención que haga referencia a obras en el centro (48). Será ya en 1498 cuando se cite la
compra de yeso en una cantidad importante (49). No se
especifica el fin exacto al que fue destinado el mismo, aunque cabe suponer que
se continuaría adelante con la tarea de adecentamiento y adecuación del
inmueble a sus funciones, aunque a un ritmo, según se desprende, mucho más
lento.
No manifiesta gran precisión la noticia
de 1499, en la que se registra el arreglo de una esquina, quizá como
consecuencia de la defectuosa calidad de la construcción (50). Tampoco es más explícita la del año
siguiente, que sólo habla del "reparo de espital" (51), posible fruto de una política de
mejora y adecentamiento, aunque lo escueto de la información no impide el que
resulte cuando menos llamativa la cantidad invertida, que asciende a 930 mrs.,
a la que no se había llegado desde 1491 (52).
De una política de dotación de mínimos,
quizás estrictamente funcional, parece que se pasa a otra de decoro y
utilización simbólica de la edificación, en la que ésta se comenzaría a
considerar como un instrumento propagandístico de la valoración intrínseca de
la institución mecenas. Obviamente ello hay que entenderlo dentro de las
limitaciones propias del momento y del entorno circundante. En este sentido,
hay que esperar hasta 1503 para tener informaciones un poco más precisas y
detalladas. En esta ocasión se trataba del portal. Las condiciones en que se
encontraba el mismo dejaban que desear y se hizo "descargar el portal de
la hermandad, que se quería hundyr" (53), aprovechando
la circunstancia probablemente para actuar en la dirección aludida. La
intervención se completaría sobre un lugar cercano a éste -la puerta,
probablemente la de acceso-, que es la que requiere en 1505 de atención por
parte de la institución benefactora (54). Y será a
finales de mayo de ese mismo año de 1505 cuando se vea necesaria otra
reparación que destaca por su cuantía, 5.393,5 mrs, cantidad ésta no invertida
nunca hasta entonces, y que tampoco lo fue posteriormente, como se puede
comprobar por la documentación. La misma se justifica diciendo: "en hazer
el portal questá ençima de la puerta del espital de la Hermandad, donde se puso
la ymagen de Nuestra Señora" (55). Puede ser que
afectara también a la techumbre por la alusión que se hace a madera y tejas,
aunque de esto último no se tiene certeza (56).
En
la collación de la Parroquia de San Pedro, se encontraba el hospital de la
Santa Hermandad
Lo que parece incuestionable y
sorprendente a primera vista es la suma tan elevada, comparativamente, de 5.801
mrs. gastados en este año de 1505, cantidad de dinero considerable a la que no
se había llegado en todos los años anteriores, por lo que la pregunta de cuáles
pudieron ser las causas que la motivaron parece totalmente pertinente. Con
exactitud, por el momento, se desconocen, pero parece evidente que una de ellas
serían las calamidades naturales, de grandes aguas, que padeció la ciudad
durante los años 1504 y 1505, que dieron lugar a desperfectos en las viviendas
del núcleo, como en ésta concretamente, y a las consiguientes reparaciones (57). Ello es cierto, pero no invalidaría la
idea a la que se ha hecho alusión con anterioridad de ese cambio de orientación
en la política constructiva de la institución. Sin negar las necesidades
surgidas tras esas calamidades, sorprende que las partes más afectadas del
edificio, las que requerían un tratamiento más urgente, se situasen en una posición
determinada. Como se puede apreciar fácilmente, se trata de elementos externos
de la edificación, aquellos, por tanto, susceptibles de contener una mayor
carga simbólica. Y buena prueba de que tal debía ser su intencionalidad es el
hecho de que, aprovechando la reparación de la fachada, sobre la que se actuó
probablemente incrementando su decoro -el texto habla de hacer, no de reparar-,
se instale, como un elemento más del mismo, una imagen de la Virgen, que con
anterioridad no existía ni contaba con espacio para emplazarla.
La escasez de datos nos ocultan
posteriores reformas acaecidas en años siguientes, buena parte de las cüales
parecen ir en la dirección señalada. Es del año 1507 del que se tienen más
noticias. Resultan de un gran interés, dado los lugares donde se realizan, así
como lo efectuado, puesto que permiten en buena medida intuir la fisonomía del
edificio. En esta ocasión le correspondió el turno a la cocina, la cual parece
que se acomoda más confortablemente. Para ello se practica en ella una puerta y
una chimenea "por quanto la dicha chimenea era muy neçesaria de se faser
en la cosina porquel humo que se salía della cohondía e ahumava los corredores
e portales e enlucidos de la casa e porque los pobres estuviesen bien abrygados
en la cosina" (58). Son éstas una
serie de mejoras que contribuirían no sólo a la mejoría en conservación del
edificio, sino a lograr un decoro que funcionalmente se traduciría en una vida
un poco más agradable entre sus muros. Pero las reformas no terminan ahí,
puesto que de la misma fecha, 25 de junio de 1507, otra partida nos ofrece más información
a este respecto: se retejan los tejados de la sala, cocina, bodega y palacios (59). Es, pues, la cubierta del edificio la
que requiere unos arreglos que suelen ser más frecuentes, al tiempo que son los
que necesitan unas mayores inversiones. Algo, por otra parte, que resulta
normal, dado que se trata de un elemento que precisa estar en buenas
condiciones para poder conservar en buen estado el resto del inmueble. En este
mismo sentido, no cabe duda que ayudaría a hacer habitable el lugar, sobre todo
en la época de lluvias. Pero sorprende que tal reparación se lleve a cabo con
posterioridad al portal, como se ha indicado.
Dos pequeñas reparaciones más se llevan
a término antes de finalizar el año: el arreglo de un quicio y poner una
puerta. El quicio de la puerta de la bodega, se subsana poniéndole medio
tirante (60). De otro lado,
se habilita para vivienda el "jaraiz", el lagar con el que contaban
buena parte de las casas de la zona. No parece que se llevó a cabo en el mismo
ningún tipo de acondicionamiento especial, salvo el ponerle una puerta (61). Con ello se convirtió en un habitáculo
susceptible de cumplir ciertas funciones de vivienda, quedando lejos la
utilización para la que fue construido y que quizás habría estado realizando.
Será nuevamente en 1509 cuando el
hospital reclame la atención por parte de la Hermandad. Y se actuó precisamente
sobre una parte del inmueble que años atrás ya había sido reparada: el portal
alto. El deterioro estaba en la cubierta, por lo que se tiene que retejar (62), indicio de que la reparación anterior
no había sido muy sólida.
Dos años más tarde las obras afectaban a
una parte que hasta ese momento no parecían haberlo necesitado, o bien que se
habían pospuesto hasta mejor ocasión, pero que retomaban la política de buena
imagen de la institución. Se realizaron trabajos en la puerta del corral y en
un poyo, posiblemente cercano a ésta (63). Y en esa misma
línea, se adecentan las tapias, a las que se les pone unas bardas. El hecho de
que la actuación en este caso fue en la línea de un simple decoro, y no en la
de una reparación consistente, es que no debieron hacer más que las bardas,
puesto que en 1520 se cayeron las tapias y hubo que hacerlas de nuevo (64). Puede que la primera de las
reparaciones aludidas obedeciese también a dar solución de otros retos, como el
robo, fuese éste de los mismos pobres del hospital, o de personas del exterior (65). Ello sucedió, de ahí que se pudiese
intentar esa solución, pero los casos conocidos son tan pocos que parece una
razón escasamente convincente.
Una vez más son los tejados los que
requerirán nuevas inversiones en 1512. También la cocina, de la que, en esta
ocasión, se reparan sus cimientos. Así como se tienen noticias de una nueva construcción,
la de un portal, cuya localización parece que debe situarse próxima a la sala (66).
Dado que mantiene una relación directa
con la temática del epígrafe, no quisiéramos dejar de mencionar otro aspecto
que puede resultar de interés. Se trata de los materiales empleados en las remodelaciones
o las nuevas edificaciones realizadas a lo largo de estos años. Ciertamente se desconocen
los materiales utilizados y el estado en el que se encontraban las casas
mencionadas al ser adquiridas para servir como hospital, aunque se tiene la
impresión de que no diferirían mucho de las de la mayoría de los edificios del
núcleo, que parece que estaban hechos de tapial (67); lo que sí se
puede precisar con un poco más de detalle es que en estas nuevas construcciones
se utilizaron materiales tales como: madera, ladrillos, yeso, cal, arena y
tejas, que hacen pensar en un tipo de construcción más sólida que el tapial y
de una mayor calidad, manifestadora del estatus social de los propietarios. Pese
a todo el inmueble no dejó de necesitar continuos arreglos.
Adelina
ROMERO MARTINEZ
Luis
Rafael VILLEGAS DIAZ
Universidad
de Granada
30 Tales Cuentas
se encuentran depositadas en el AHN, Sec.de Diversos, en el fondo de la
Hermandad de Ciudad Real, estando ca-talogadas en el leg.56, núms.3 (1491-92),
4 (1494-95), 5 (1495-96), 6 (1497-98), 7 (1498-99), 8 (1501-02), 9 (1502-03), 10
(1504-05), 11 (1506-07), 12 (1508-09), 13 (1509-10), 14 (1510-11), 15
(1511-12), 16 (1515-16), 17 (1519-20), 18 (1520-21) y 19 (1524-25). En las
notas de este trabajo se citarán como Cuentas, seguido de los años a que se
refiera y con un número facticio de orden con que se han numerado las partidas
dentro del apartado referente a la "data" o gasto.
31 "Por
quanto el bachiller Fernánd Péres de Monrreal por nuestro mandado enbargó
çiertos mrs. que fiso de alcançe a los mayordomos que fasta aquí han seydo de
la dicha Hermandad, mandamos que los dichos mrs. sean gastados e destribuidos
en el espetital (sic) que la dicha Hermandad agora nuevamente fase, a vista del
corregidor de la dicha çibdad e de los alcaldes e regidores de la dicha
Hermandad". AGS, Reg. Gen. del Sello, julio-1485, fol. 51.
Sobre la historia y trayectoria de la
mencionada institución puede verse el trabajo de J.M8. SANCHEZ BENITO, Santa Hermandad
Vieja de Toledo, Talavera y Ciudad Real (Siglos XIII-XV), Toledo, 1987.
32 "Francisco
Maldonado, al tiempo que por nuestro mandado fue a esa dicha çibdad a reformar
la dicha Hermandad, que entre las otras cosas mandó a Antón Sánches Cavallero,
vecino desa dicha çibdad, que resçibiese e cobrase çiertas debdas que a esa
dicha Hermandad eran devidas por algunos hermanos della. De los quales mrs.
mandó que se fiziese un espital donde fuesen acogidos los pobres e nuestro
Señor fuese servido, el quai dis que fasta aquí no se ha fecho ni enpeçado ni
se han cobrado las dichas debdas. E porque nuestra merçed e voluntad es quel
dicho espital se faga e que los mrs. que así debían los dichos hermanos de la
dicha Hermandad se gasten en el dicho ospital, en el nuestro consejo fue
acordado que debíamos mandar dar esta nuestra carta para vos en la dicha rasón.
E nos tovimoslo por bien, porque vos mandamos que luego que con esta nuestra carta
fueredes requeridos costringays e apremieys al dicho Antón Sánches Cavallero a
que dé cuenta de los mrs. quél así tiene resçebidos e los cobredes e resçibades
dél, e así mismo sepades todas las otras debdas que a la dicha Hermandad eran e
son devidas e las cobredes e resçibades, e así cobradas e resçibidas las
gastedes en el dicho ospital y en las necesidades dél". La deuda aún no se
había saldado convenientemente, por lo que no se había podido iniciar la
construcción. AGS, Reg. Gen. del Sello, diciembre-1487, fol. 156.
33 "Al tiempo
que nos enbiamos a la dicha çibdad a Francisco Maldonado a entender en las
debdas queran devidas a la dicha Hermandad, e que de aquellas se fisiese un
ospital para los pobres e neçesitados, porque en ello Dios nuestro Señor sería
servido, el dicho Francisco Maldonado tomó e averiguó las dichas debdas, e para
las cobrar e recabdar dis que puso por reçebtor a Antón Sánches Cavallero,
alcalde que a la sasón hera, el quai dis que, encargado de la recabdaçión de
los dichos mrs.e aviéndolos cobrado, dis que compró unas casas para el dicho
espital, que le costaron LXXX0 V U mrs., e lo restante dis que quedó en su
poder. El quai dis que ha quatro años que cobró los dichos mrs. e dis que nunca
ha dado cuenta dellos ni fecho ni hedeficado el dicho espital ni comprado ropa,
ni ha sentado camas ni fecho otra cosa alguna..., de manera quel dicho ospital
e debdas está todo por faser e cobrar, antes dis que las dichas casas para el
dicho ospitai ha quatro años quel que las vendió se está en ellas por quatro
mill mrs. que le quedaron por pagar, pudiendo del dicho tiempo acá, si le
ovieran pagado lo que le devían, aver ganado las dichas casas en cada un año ÏI
U D mrs. segúnd son". AGS, Reg. Gen. del Sello,
marzo-1489, fol. 113.
34 "A causa
de se quedar con ellos ganó demás una nuestra carta en que mandamos al
bachiller Gonzalo Muñoz, su yerno, órnese de cobrar las dichas debdas e
hedificar el dicho ospital". Cfr. el documento citado en la nota anterior.
35 "Nos fue
suplicado e pedido por merçed mandásemos dar nuestra carta, por la qual
mandásemos a los alcaldes que agora son de la dicha Hermandad que cobrasen las
dichas debdas e tomar cuenta al dicho Antón Sánches, o a sus herederos, de la
dicha reçebtoría, e así mismo a que pagase el alquilé de las dichas casas de
los quatro años acá, pues a su causa e culpa se avían perdido por no aver
pagado los dichos quatro mill mrs.". Cfr. documento citado en la nota
anterior.
36 Véase la nota
33.
37 Como se verá
más adelante, en dicha fecha se hicieron determinadas obras y se realizó el
desembolso de una cantidad importante destinada a su reparación. Por otro lado,
las necesidades surgidas tras el brote epidémico acaecido en esos años, y que
todavía coleaba en ese de 1491, tal como se ha visto con anterioridad,
aceleraría el proceso de apertura.
38 Esta estimación
se basa en que una partida del 13 de mayo de 1502 registra un pago al
hospitalero, y se dice "con una carretada de leña que se le dió para la
Navydad". Cuentas 1501-02, núm. 28.
39 Un estado de la
evolución de ingresos y gastos de la institución puede verse en VILLEGAS DIAZ,
L.R., "Sobre la financiación de la Hermandad de Ciudad Real. Sus ingresos
(1491-1525)", en La ciudad hispánica durante los siglos XIII al XVI
Madrid, 1985, II, pp. 911-928, de forma resumida en el cuadro I.
40 Para un estudio
de edificios singulares de los hospitales medievales, aunque para otra zona
peninsular, ADELL I GISBERT, J.A., "L’hospital de pobres de santa
Magdalena de Montblanch i l’arquitectura hospitalaria medieval a Catalunya” en
Acta Histórica et Archeoíogica Medievalia, Barcelona, 1983, IV, pp. 239-263.
41 Se hace referencia
a este dato después de haber relacionado una serie de gastos: "para el
espital que la dicha Hermandad, por mandado de sus altesas, hase en las casas
que se conpraron a Alonso de Mora". Cuentas de 1498-99, núm. 11.
42 Algo parecido
ocurriría el caso constatado para la ciudad de Lisboa al final de la Edad
Media. Cfr. PIMENTA FERRO, M.J., "Nótulas para o estudo da assistência
hospitalar aos pobres em Lisboa: os hospitais de- D. Maria de Aboim e do conde
D. Pedro", en Actas de Lisboa, I, pp. 378-379.
43 "E adobo
de una esquina de la casa del espital". Cuentas 1498-1499, núm. 11.
44 De la ubicación
de estos centros en la zona manchega, se ha indicado que "el emplazamiento
del hospital se consideraba como bueno en función de su posición céntrica
dentro de la población". Cfr. TORRES JIMENEZ, M.R., Religiosidad popular
en el Campo de Calatrava. Cofradías y hospitales al final de la Edad Media,
Ciudad Real, 1989, p. 125, trabajo que proporciona un panorama bastante bueno y
completo para el territorio circundante. Es posible que el aquí estudiado se
situase frente, o en las inmediaciones, de la plazuela de San Francisco, donde
la institución tenía también sus casas de cabildo.
45 Es de gran
interés, en cuanto a la descripción y estado de conservación de estos edificios,
por los paralelismos que se pudieran establecer, el apéndice núm. 1 del trabajo
de PEINADO SANTAELLA, R.G., "La asistencia a los pobres en el señorío
andaluz de la Orden de Santiago a fines de la Edad Media", en Actas de
Andalucía, pp. 397-398.
46 "Que gastó
en reparo e trastejar las casas principales de la dicha Hermandad e las casas
del espital, e que gastó en teja e cal e madera e otras cosas necesarias e
maestros para lo susodicho, 3.435 mrs.". Cuentas 1491-1492, núm. 19.
47 "De
quinientos e çinquenta ladrillos e apero para adobar la sala de las casas
prinçipales e del espital de la Hermandad. 550 mrs.". Cuentas 1491-1492,
núm. 38.
48 En cualquier
caso conviene hacer notar que la documentación consultada no es correlativa,
hay años o meses de los cuales no se sabe nada. Este desconocimiento no quiere
decir que no se siguieran haciendo las obras, o al menos los gastos imprescindibles.
49 "Que
compró ocho carretadas de yeso para la casa e espital de la dicha Hermandad que
costaron mill e quarenta maravedís". Cuentas 1497-98, núm. 87. Material
poco consistente y que daría lugar a continuos retoques.
50 Véase la nota
43.
51 Cuentas 1494-95,
núm. 85. El arreglo se efectúa en 1500, aunque el gasto se carga a las cuentas
de los años anteriores.
52 Incidiendo en
lo ya dicho un poco más arriba, es conveniente dejar constancia que este gasto
no fue exclusivo del hospital.
53 La reparación,
o bien no era muy difícil de realizar, o bien afectaba a una zona pequeña,
puesto que bastó el trabajo de dos hombres durante un solo día para terminarla.
Cuentas 1502-03, núm. 32.
54 "Gastó en
el reparo del espital de la Hermandad... de hurtar de ladrillo y cal lo de la
puerta de ençima del espital". Cuentas 1504-05, núm. 15.
55 En la cantidad
citada están incluidas, además de los materiales y maestros, dos cargas de
leña. Realizando un cálculo estimativo de lo que pudo valer la leña, por otras
compras que se realizan en este período y de las que se sabe su importe, la
cantidad empleada para la construcción pudo ser de unos 5.333 mrs. Cuentas
1504-05, núm. 29. Con dos meses de anterioridad costaron dos cargas de leña 60
mrs. Cuentas 1504-05, núm. 15.
56 Los materiales
empleados para tal fin fueron: "madera y teja y clavazón". Cuentas
1504-05, núm. 29.
57 Se hace
referencia a este hecho en el período contable de 1504-05, núm. 7. Se cita el
arreglo en otros inmuebles que poseía la institución y que de igual forma se
vieron afectados. Cfr. a este respecto VILLEGAS DIAZ, "Pobreza y
beneficencia en Ciudad Real a fines del reinado de los Reyes Católicos",
p. 125.
58 Cuentas
1506-07, núm. 21.
59 "Gastó en
el espital de la Hermandad en reparo de la sala e cosina e bodega e palaçios,
en retejallos". Cuentas 1506-07, núm. 22.
60 "Costó
media tirante para el quiçio de la puerta de la bodega, con clavos e mano de
maestros 58 mrs.”. Cuentas 1506-07, núm. 28.
61 "De una
puerta para el xarahiz del espytal, que se dio donde estuviese la de Alonso
López, el portero, de madera e clavos e mano de maestros, 153 mrs.".
Cuentas 1506-07, núm. 28.
62 "Más que
gastó en retejar el portal alto de la Hermandad, en teja e cal e
maestros". Cuentas 1508-09, núm. 28.
63 "De adobo
de la puerta del corral e un poyo del espital". Cuentas 1510-11, num. 28.
64 "Y en
vardar las paredes del corral del ospital y en soldada e teja e tirantes e cal
e manos de maestros e peones". Cuentas 1511-12, núm. 2. "E de una
carreta que truxo de piedra para las tapias que se cayeron en el corral e un
onbre que ayudó a cargar la piedra, e a Juan Bravo de diez carretadas de piedra
que dió para los çimientos e a Rodrigo Alonso, alvañir, por faser veynte
tapias, con el cimiento". Cuentas 1520-21, núm. 12.
65 Se tiene
constancia de un robo en 1507: "Que dió para quitar una sávana que avía
hurtado un pobre". Cuentas 1506-07, núm. 22.
66 "Quando se
reparó e hizo el portal de la sala e en el edifiçio del espital en conprar teja
e madera e cal e arena". Cuentas 1511-12, núm. 32.
67 Cfr. VILLEGAS
DIAZ, L.R., Sobre el urbanismo de Ciudad Real en la Edad Media. Datos y
reflexiones, Ciudad Real, 1984, p. 94. En realidad se trata del sistema
constructivo más usual en toda la zona. Por otro lado, apenas se nos han conservado
edificaciones de la época que no fuesen de tales materiales.
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