El estudio de la pobreza en las distintas épocas históricas es un tema que ha despertado la curiosidad de los investigadores en los últimos tiempos, y de la que no se sustraen los medievalistas (1). Sin embargo, creo no pecar de pesimista si preciso que es un tema sumamente lábil y escurridizo, no tanto por lo que se refiere a la fijación de conceptos y definiciones, sino en cuanto a la dificultad de aplicación de los mismos a la realidad en un momento histórico determinado, lo cual no es en modo alguno negar su existencia (2).
Tal como se ha definido, la pobreza es
una situación (3) a la que se
llega por distintas circunstancias. Pero es que, además, su manifestación no es
uniforme y presenta una variedad tipológica muy diversa, que se complica aún
más si se atiende al medio –rural o urbano- en que desarrollan su existencia
los afectados por la misma (4).
Pero no se pretende en modo alguno aquí
entrar en disquisiciones conceptuales ni metodológicas. Sin duda estas son de
gran valor, más no creemos que sea éste lugar ni el momento adecuado. La
pretensión es mucho más limitada: al hilo de un documento encontrado,
proporcionar algunos datos sobre la pobreza y la beneficencia en Ciudad Real en
los últimos años del reinado de los Reyes Católicos. Con ello no se intenta más
que contribuir levemente al tema para cuando sea retomado de nuevo en su
conjunto.
1. La evolución socio-económica de la ciudad
Previo al estudio de los datos del
documento, resulta de todo punto necesario hacer unas reflexiones, muy breves,
sobre la situación anterior y el desarrollo de los acontecimientos por los que
pasó su población.
Si en alguna ocasión nos encontrásemos
–ojalá sea así- con otras fuentes hoy desconocidas para mí, en donde se
constatase un elevado número de pobres en Ciudad Real a fines del siglo XV, no
debe en modo alguno extrañar. Distintas circunstancias por las que atravesó la
ciudad durante el mencionado siglo fueron causa de un abandono, con variado
ritmo, de la población y de un descenso de las disponibilidades materiales de
la misma. Las revueltas contra judíos y conversos desde finales del siglo XIV y
a lo largo de la centuria siguiente, así como las repercusiones de la guerra
sucesoria con Portugal y el establecimiento del tribunal de la Inquisición en
la ciudad, fueron causa del abandono de amplios sectores de población y de un
deterioro sensible de los recursos económicos de la misma (5).
Dejando a un lado el aspecto
demográfico, no cabe duda que el tema de la pobreza se encuentra también estrechamente
vinculado al de la fiscalidad. Es obvio que aquellas personas faltas de
recursos económicos difícilmente pueden contribuir a cualquier tipo de cargas
tributarias. Sin embargo, la presión fiscal sobre el núcleo se mantuvo, pese al
descenso de sus disponibilidades económicas.
En este sentido, posible síntoma de este
empobrecimiento de la población de Ciudad Real sea el frecuente recurso fiscal,
a finales del siglo XV, de captación mediante sisas para subvenir a las
necesidades de la misma, en lugar de hacerlo –como había sido más normal en
época anterior- mediante repartimiento, del que quedarían exentas de
tributación tales personas y, consiguientemente, la cantidad recaudada sería
inferior. No quiere esto decir, sin embargo, que mediante el sistema de sisas
tributasen aquellas personas necesitadas –posiblemente en algunos casos sí lo
hicieran-, sino que sería una modalidad tributaria de imposición indirecta
sostenida por otras clases sociales no dispuestas a renunciar a determinados
bienes sobre los que se cargaba dicha sisa, que venía a recaer sobre el sector
de la alimentación. Lo que no cabe duda es que la adopción de este sistema
impositivo indirecto es consecuencia de la inviabilidad de su contrario y, por
tanto, síntoma inequívoco de un empobrecimiento más o menos pronunciado, en
líneas generales, de una población (6).
Ahora bien, la constatación de este
empobrecimiento general de la misma no sería razón suficiente ni única para
determinar un número elevado de pobres en ella. Es obvio que, ante la falta de
recursos, la población intentaría la emigración hacia otras zonas o centros
donde poder satisfacer sus necesidades más primarias. Cabe entonces preguntarse
–independientemente de la cuantificación- por qué permanecen estos marginados
en la ciudad. Si se hubiese logrado hacer una encuesta en su tiempo,
posiblemente las razones personales aducidas hubiesen sido de lo más diversas y
variopintas. Sin embargo, en un intento globalizador pienso que se podría
responder a esta cuestión diciendo que su permanencia fue debida a la
existencia en la ciudad de una estructura capaz de sostener su presencia y
actividad.
Ya sé que la respuesta puede parecer en
principio sumamente vacía, pero no lo será tanto si se analiza el intento de
relanzar la ciudad constituyéndose en gran centro administrativo. Y me estoy
refiriendo concretamente al
establecimiento en ella de la segunda Chancillería del reino en 1495 con
competencias sobre la mitad inferior de la península, del Tajo al sur. Soy
consciente de su escasa duración en la misma – pues en 1505 se traslada a
Granada pero creo que es un fenómeno sumamente indicativo del carácter urbano
de la ciudad y del esplendor conseguido por la misma en épocas anteriores. Si
no fuese de la forma indicada, no es comprensible en modo alguno que la
monarquía se fijase en ella, puesto que ni geográfica ni económicamente, en ese
momento, tendría razón de ser. Toledo, Córdoba o Sevilla, por ejemplo, hubieran
sido localidades más lógicas para su establecimiento, teniendo en cuenta que el
reino granadino ya había sido conquistado.
Pues bien, aunque el establecimiento de
la Chancillería y el tema de la pobreza-o mejor, de la permanencia de pobres en
la ciudad- puedan aparecer como fenómenos muy alejados entre sí, pienso que
tienen una vinculación mucho más estrecha de la que pudiera sospechar a simple
vista. No cabe duda que a ella acudirían letrados y pleiteantes con poder
adquisitivo que permitirían la persistencia en la ciudad de este tipo de
personas marginadas. Es más, posiblemente al amparo de la misma acudirían a
ella necesitados de otras partes, produciéndose un tipo de picaresca propio de
estas circunstancias (7). Finalmente,
aunque desde otra perspectiva, de la vinculación de ambos fenómenos proporciona
un dato el mismo documento que se publica, al señalar el descenso a esa
situación de pobreza de un pleiteante que había llegado a la ciudad procedente
de Málaga (8).
Luis
Rafael Villegas
(1) Buena prueba de ello es la serie de trabajos
llevados a cabo por Mollat, M. Recherches sur les pauvres et la pauvreté au
Moyen Age, Paris, 1963-1970.
Por lo que se refiere al ámbito peninsular, pueden
verse los trabajos recogidos en las Actas de las Jornadas Luso-españolas de
Historia Medieval, que versaron sobre La Pobreza e a asistencia sos pobres na
Peninsula Ibérica durante a Idade Média, 2 vols., Lisboa, 1973. Los trabajos en
ellas aparecidos ya remiten a la bibliografía sobre el tema, lo que excusa una
mayor amplitud aquí de la misma.
(2) Este relativismo es debido al carácter de los
documentos utilizados, que no permiten precisar con exactitud los límites de la
pobreza. Es obvio que no pueden tener, desde este punto de vista, la misma
consideración los de carácter fiscal que otros, como puede ser el presente. En
la misma medida pueden resultar diversos los pobres para poder subvenir a las
cargas del Estado mediante los impuestos, que los que carecen de lo más
elemental para su subsistencia. Entraríamos, pues, en una distinción entre
pobres y necesitados, o si se quiere de otra forma más ambigua, en distintas
gradaciones de pobreza.
(3) Mollat, M., Les pauvres et la societé mediévale, en
Actas del XIII Congreso Internacional de Ciencias Históricas, Moscú, 1970, 2,
que repite en las Actas de las Jornadas luso-españolas mencionadas, 12.
(4) Sobre la tipologías dadas por los que se han ocupado
del tema, cfr. Valdeon, J., Problemática para un estudio de los pobres y de la
pobreza en Castilla a fines de la Edad Media, II 889-918, en las Actas
mencionadas. También en el mismo lugar, el trabajo de Martin, J.L., La pobreza
y los pobres en los textos literarios del siglo XIV, II, 587-635, concretamente
en 589, siguiendo la clasificación de Frantisex Graus, Au bas Moyen Age.
Pauvres des villes et des campagnes, en Annales E. S. C., 16, 1961, 1053-1065.
(5) Estas causas no serán únicas, pues a la ruina de
ciertas familias por motivo de las revueltas (cfr. p.e. 1477, marzo 25. Madrid,
AGS, RG. Sello, 1477-marzo, fol. 396) abría que añadir también la escasez de
cosechas (cfr. p.e. 1493, julio S. AGS, R.G. Sello, 1493-julio, fol. 127), para
concluir en el empobrecimiento de la población (cfr. p.e. 1485, diciembre 17.
Alcalá de Henares. Ag. S, R.G. Sello, 1486-Marzo fol. 69. Inserto en doc. de esta
fecha) y también Beinart, H. Records of Trials of the Spanish Inquisiction in
Ciudad Real, II, Jerusalén, 1977, 329, 399, 400.
Sobre la situación de la ciudad en años posteriores
del siglo XVI, cfr. el trabajo de Lopez-Salazar, J., Estructura socio
profesional de Ciudad Real en la mitad del siglo XVI, en 20.000 Km2 (Ciudad
Real), núm. 11-12, 1977, 51-92, que propondría al autor publicase en otro sitio
más accesible al gran público. Desconozco –pues aún no lo he podido consultar,
pese a los intentos realizados- lo que al respecto puede aportar Carla Rahn
Phillips, Ciudad Real, 1500-1750. Growth, Crisis and Readjustment in the Spanish
Economy, Nueva York, 1979.
(6) Todos estos datos estan sacados, de manera suscinta,
de mi trabajo de tesis doctoral Una ciudad en la baja Edad Media: Ciudad Real,
que no volveré aquí a citar por no haberse aún publicado. No obstante la
comprobación de este empobrecimiento puede realizarse teniendo en cuenta los
datos aportados por Cantera Burgos, F. y león Tello, P., Judaizantes del arzobispado
de Toledo habilitados por la Inquisición en 1495 y 1497, Madrid, 1969. En el
mismo, teniendo en cuenta solamente los de la ciudad, se aprecia que de las
cantidades con que fueron multados los judeos conversos, que totalizaban
10.047.500 mrs., solamente se habían cobrado 422.700 mrs., lo que representaba
el 3 ó 5 %, según los casos.
(7) Cfr. p.e. 1480, noviembre 14. Medina del Campo. Los
RR.CC. a petición de Fray Fernando de Haro, comendador de San Antón de Ciudad
Real, por sí y en nombre de su orden, mandan que sean prendidas ciertas
personas que piden limosna en nombre de ella. AGS. R.G. Sello, 1480, noviembre,
fol. 224.
Nótese que cuando se establece la Chancillería se
produjo un aumento considerable de los alquileres en la ciudad, que afectarían
no sólo a los miembros de la misma, sino a la población en general. Cfr. 1496,
octubre 21. Burgos, AGS. R.G. Sello, 1496 –octubre, fol. 327. Cit. Delgado
Merchan, L. Historia documentada de Ciudad Real. La Judería, la Inquisición y
la Santa Hermandad. Ciudad Real 2ª ed., 1907, 276.
(8) V. Apéndice, núm. 90.
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