Acaba de salir de la estampa un libro,
cuyo título encabeza éstas líneas, sugeridor de emocionales recuerdos de la
región inmortal que, como todos los del gran escritor Ángel Dotor y Municio, es
un vibrante canto a la Mancha, en el concierto de los pueblos. Es un trabajo
descriptivo, exaltador, que sugestiona maravillosamente al lector y lo lleva,
durante unas horas, a contemplar los campos manchegos tan realmente descritos
en esta obra que viene a avalar la valiosa Colección de la Enciclopedia Gráfica.
La reciedumbre de sus habitantes a
través de las páginas históricas; los panoramas de sus inmensos viñedos, que
prestan a los campos manchegos el verdor esmeraldino de sus hojas lobuladas;
las inmensas paramias castellanas en cuyo silencio sepulcral, silente, resuena
el eco de los pasos del caballero de la Triste figura y la espiritual sublimización
del acendrado cariño hacia su solar de origen, hacen de este libro, de claro
estilo y cultura sin igual, una muestra más de la inmensa labor intelectual,
mancheguista, propia de la estatua literaria del autor de Don Quijote y el Cid.
Contiene “La Mancha y el Quijote” unas
ciento veinte fotografías en huecograbado, fotografías que contemplan, como una
cinta cinematográfica, la parte literaria, expresión real, en limpio estilo,
lleno de emocional entusiasmo, de las innumerables bellezas de Castilla.
Cada capítulo encierra un hermoso canto
a los pueblos manchegos, pueblos de la provincia de Ciudad Real que nos
describe con su peculiar fogosidad para todo lo que se relaciona con su tierra
natal. Y no podemos pasar de alto, la amargura de su incomprensión, que también
queda impresa en estas líneas, a consecuencia de la acidis de los manchegos.
Ángel Dotor se lamenta amargamente de que… a pesar de la creciente atracción que el suelo manchego ejerce en los extranjeros, que por sí vienen deseosos de conocer la famosa ruta caballeresca, el Gobierno rehúye interesarse de veras por la Mancha, y lo que es más lamentable aún, los propios manchegos, que han permanecido y permanecen con los brazos cruzados. Baste decir, como ejemplo, que la Diputación Provincial de Ciudad Real, no llegó a publicar una guía de la Mancha que años antes acordara dar a la estampa, como uno de los mejores medios de difusión, durante las Exposiciones de Sevilla y Barcelona, a pesar de haber visto en sus arcas un superávit anual de más de cien mil pesetas y a pesar también de que recibió alentador y desinteresado ofrecimiento de un destacado manchego de origen –Ángel Dotor- que ha hecho por aquella región, lo que la misma nunca sabía agradecerle.
¡Cuántos casos como éste podríamos citar!
Pero de entre todos, destaca principalmente el que el cronista ha presenciado,
no sin cierta sorpresa, por tratarse de una personalidad manchega, a la cual
nunca hubiéramos creído capaz de realizar semejante desatención. El hecho es el
siguiente:
Estando el ilustre académico y crítico,
Ángel Dotor, escribiendo el libro que comentamos en el presente artículo, tuvo
necesidad de unas fotografías para publicarlas y darle mayor realce, para lo
cual y enterado de ello el presidente de la Diputación don Bernardo Mulleras, se
ofreció al escritor, diciéndole… “que él mismo –el señor Mulleras- las haría, haciendo
un viaje, expresamente, por los pueblos de la provincia en el coche oficial…”
El señor Dotor y Municio, esperó
confiadamente las fotografías prometidas y como el tiempo pasaba sin dar el
señor Mulleras señales de vida, Dotor escribió una carta al Presidente de la
Diputación, rogándole le enviase lo antes posible las fotografías, pues la
Editorial Cervantes de Barcelona, le pedía insistentemente el libro.
La carta quedó sin respuesta, como
igualmente otra y otra… y otras más y como es natural, el libro fue terminado,
ha salido a la luz pública y es comentado por el que esto escribe, sin que las
fotografías del señor Mulleras, ofrecidas espontáneamente con gran entusiasmo,
se hayan recibido aún y esto hace más de
dos años y no llega a tres.
Los comentarios a juicio del lector.
M.
Sobrino Serrano. Diario “Vida Manchega”, jueves 5 de febrero de 1931, portada.
Para
ver toda la obra pinchar este enlace: http://ceclmdigital2.uclm.es/viewer.vm?id=0000314005&page=5&search=
ado de ello el presidente de la Diputación don Bernardo Mulleras, se ofreció al escritor, diciéndole… “que él mismo –el señor Mulleras- las haría, haciend https://symcdata.info/la-educacion-en-el-virreinato/
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