El número 10 tiene muchos recuerdos, ya
que estuvo el diario "El Pueblo Manchego", así como la fundación de
"Lanza", el actual periódico provincial. En este inmueble, ya
desaparecido como tal, fundó don Cayetano Clemente Rubisco, en 1876, una
imprenta. Al señor Rubisco le sucedieron sus hijos don Ramón y don Pedro,
quienes la traspasaron a don José Mendoza y este a su vez a los señores Corral,
Buitrago y Vega, pasando en el veintitantos, durante la Dictadura, a ser
propiedad del marqués de Viesca, con el principal objeto de mantener la edición
del diario provincial "El Pueblo Manchego". Al producirse el golpe
militar del 10 de agosto de 1932, encabezado por el general Sanjurjo, el
gobierno de la República suspendió más de un centenar de periódicos, entre ellos
el citado, cuya reaparición no se autorizó hasta pasado un mes largo. Mientras
tanto se produjo cambio de empresa, aunque manteniendo el nombre de "La
Editorial Calatrava", interviniendo decididamente en este cambio el obispo
prior, don Narciso de Estenaga y Echevarría, inmolado el año 36, y don Juan
Treviño Aranguren, marqués de Casa Treviño, muerto en la misma fecha.
En el principal de dicha casa número 10
tenia D. Clemente Rubisco su vivienda particular, y en el salón que después
ocupara para sus sesiones el Colegio Oficial de Médicos de la provincia, tuvo
expuesto este patriarca de las Artes Gráficas el valioso manto que regaló a la
Virgen Dolorosa de la Catedral, así como el dosel, que aún se conservan.
Durante la guerra civil de 1936-39 se
instaló en unas dependencias de la planta baja, una casa de películas con el
nombre de "Distribuidora de la Mancha", de los hermanos Tomás, de
Valencia. Mientras tanto se seguía editando "El Pueblo Manchego" por
el Frente Popular, al incautarse este de la imprenta y posteriormente se
sustituyó por el diario socialista "Avance". En mayo de 1943 comenzó
a editarse en dichos talleres el periódico "Lanza", lo que siguió
haciéndose durante más de veinte años, hasta que el diario se instaló, con
medios propios, en sus actuales talleres de Libertad 5.
En el número 12 estuvieron varios años
las oficinas de "La Unión y El Fénix Español" y después, al adquirir
el inmueble don Juan Antonio Solís, estableció algún tiempo el despacho de
billetes y parada de las líneas de viajeros con varios pueblos de la provincia.
Ya en el número 14, antes 16, dedicado en gran parte a viviendas, tuvo su clínica allá por el año 15, el dentista don Alfredo Ibáñez, y posteriormente el doctor don Ramón Yubero, como igualmente durante bastantes años la sede del Colegio Oficial de Farmacéuticos. En la planta baja y esquina a Paloma estuvo algún tiempo el local social de los Hombres de Acción Católica, que fue bendecido por el prelado de la diócesis, don Emeterio Echeverría. En años posteriores se habilitó para el establecimiento de don Joaquín Beltrán y después se ha construido un nuevo edificio.
La casa siguiente fue vivienda del
doctor don José Gómez y luego de la familia Ochotorena y más tarde de don
Emeterio Marcos, ilustre militar, y en el número 18 estuvo la carbonera de
Demetrio. Al construirse un nuevo inmueble, se instalaron en la planta baja la
Recaudación de Contribuciones y la zapatería Fernández. El número 20 fue muchos
años residencia de la familia Mulleras García y por consiguiente de don
Bernardo, al que ya hemos citado como presidente de la Diputación y decano de
la Beneficencia Municipal. En el piso alto vivió también muchos años el
ex-delegado de Hacienda y presidente que fuera del Consejo de Administración de
las Minas de Almadén, don Francisco de Prat, padre político del gran
ciudarrealeño don Juan Treviño Aranguren, marqués de Casa Treviño. En la planta
baja izquierda tuvo su local social, en los años 35 y 36, la Federación de
Estudiantes Católicos de Ciudad Real, que antes había estado en la calle de la
Cruz número 8. En esas habitaciones se instaló, en los años 40, la Gestoría
Buendía, dirigida por el abogado don Manuel Cantos.
En el número 22, Casa Parroquial de
Santiago, vivieron varios sacerdotes y canónigos, entre ellos el párroco, don
Alejandro La Pastora; don Baldomero Inclán; lectoral de la S.I.P.; don Pablo
Torquemada, también canónigo; don Javier María de Castro y don Felipe Lanza Rodríguez,
ambos párrocos de la feligresía perchelera.
Pasada la plaza llamada hoy de la Virgen de las Lágrimas, el 24 de la calle de Calatrava tuvo en su esquina una tienda de comestibles de Chaves y posteriormente de la viuda de Pablo García, a la que sucedió su hijo Antonio y al morir éste, su viuda e hijos, especialmente Pablo Romero, buen aficionado taurino y a los caballos, que ha ampliado el negocio con un supermercado muy surtido y con productos de calidad, en la acera de los impares de esta misma calle. En esta casa número 24 se instaló la confitería de Jesús Guijarro, hombre muy popular en su juventud por el célebre pregón anunciando su mercancía que decía: «No hay quien pique»; a su muerte le ha sucedido su hijo Tomás, muy acreditado en el ramo. También estuvo en esta casa la vaquería de Antonio Marina.
En el número 26 ha estado bastantes años
la carnicería de Antonio Villaseñor Pérez, bien secundado por sus hijos, con
sabrosos y excelentes artículos de embutidos, que le hacen tener una gran
clientela. Al ser derribada la antigua casa, se construye actualmente un
moderno edificio y mientras se ha trasladado el despacho al primer tramo de
esta misma calle, en la acera de los pares.
En la siguiente, la casa de Silvestre el
panadero, donde se estableciera en una gran habitación de la esquina, con una
taberna, su hijo político Cayo. Traspasada luego a Jesús Cuchillero, le puso el
nombre de "Cuatro Caminos", ya como bar, y logró hacerse con muchos
asiduos clientes, que jugaban buenas y discutidas partidas de truque. Es
curioso señalar y así constaba en un mosaico talaverano, que en esa habitación,
cuando era vivienda particular, nacieron el doctor Mulleras, el 18 de junio de
1877, y el practicante don Jesús Yubero Fernández, el 28 de enero de 1892,
ambos adscritos a la Beneficencia Municipal.
Pasada la calle del Corazón de María no
debemos dejar de referirnos al estanco de las hermanas Valencia, hermanas y
tías respectivamente, de nuestros grandes artistas ya fallecidos, uno por
nacimiento y otro por adopción, el guitarrista Pablo Valencia y el barítono
Marcos Redondo. Si bien este estanco tiene la puerta por Corazón de María, en
realidad pertenece a una casa de la calle de Calatrava.
Siguen luego bastantes casas
particulares en algunas de las cuales se instalaron pequeños negocios o
representaciones y ya al llegar casi a Lirio, estaba la fábrica de gaseosas de
José Antonio Martínez, negocio familiar seguido por su viuda e hijos. Y en el
chaflán con la citada calle, un taller de reparaciones de calzado de Cabañas y
sus hijos. Como es natural todos estos inmuebles han sufrido total renovación en
estos últimos años y en la mayoría de sus locales comerciales de la planta baja
se han instalado modernos establecimientos de distintos ramos, sin que falten
los bares, que están proliferando en Ciudad Real como la hierba cuando llueve.
Cecilio López Pastor. Pequeña historia local: Ciudad Real, Medio siglo de su comercio. Ciudad Real 1986
Los dueños del bar cuatro caminos son mis tios, ella todavia vive.
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