Buscar este blog

domingo, 2 de mayo de 2021

LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL 1889-1893 (I)

 



Las diputaciones surgieron con la división territorial en provincias que propusieron las Cortes de Cádiz en 1812. Años después, en 1835 se constituyó la de Ciudad Real, sin tener sede propia en ese momento.

En el año 1886 se adquirió un solar en la calle Caballeros a Magdalena Maldonado en 39.500 pesetas. Después, posiblemente por problemas de espacio, se decide vender dicho edificio y adquirir la antigua Casa de la Vicaría en la calle Toledo (que el Obispado tenía en venta por 40.000 pesetas, según escritura de 1888). Siendo el solar pequeño y por recomendación del arquitecto Sebastián Rebollar Muñoz se acordó, en función del poco terreno disponible para sede de la Diputación, adquirir por 6.000 pesetas un viejo granero próximo, propiedad de Catalina Jarava (viuda de Luis Muñoz). La parcela actual del edificio tiene una superficie de 1.857 m2, con 3.017 m2 construidos de acuerdo con la información del Catastro. Un solar complejo en el que será necesario resolver no sólo su presencia urbana en el frente a la plaza delantera sino los encuentros laterales con las propiedades colindantes, especialmente con la iglesia de la Merced.

En 1889 se encargo al arquitecto Rebollar el proyecto de edificio para la institución y la obra se terminará cuatro años después, en 1893. Un proyecto que debía ser un símbolo de la nueva institución surgida años atrás. La primera piedra se colocó el 6 de agosto de 1889, siendo presidente Mariano Pinilla, continuando las obras durante la Presidencia de Francisco Rivas Moreno, y finalizando el 21 de septiembre de 1893, siendo presidente José Cendrero y Díaz del Castillo. El proyecto de Rebollar tenía un presupuesto de 368.778, adjudicándose las obras al contratista Joaquín Castillo en 320.000 pesetas, aunque después dicho presupuesto se elevará a 420.023,42 pesetas, al añadírsele diversos suplementos. El edificio es un encargo institucional de importancia.

Uno de los edificios más importantes de la provincia es indudablemente el Palacio Provincial y se comprende que así sea toda vez que las Diputaciones Provinciales son las encargadas del establecimiento y conservación de todos los servicios de la provincia, del fomento de sus intereses materiales y morales. Para que estos diversos y múltiples servicios puedan llevarse a cabo con la debida perfección, necesario es en primer lugar, que el edificio destinado a Palacio Provincial llene ciertos requisitos y ofrezca una disposición en armonía con las necesidades que está llamado a ofrecer (1).




La organización del edificio tiene componentes funcionales prácticos y una importante carga representativa. La planta tiene, en este caso, una concepción clásica en su composición y en sus proporciones. El frente de 55 m de longitud tiene en su centro el acceso principal con un vestíbulo de 9x4 m que con unas escaleras en todo su perímetro lleva al nivel de la planta baja del edificio. Frente a este acceso una gran escalera imperial de tres tramos con unas dimensiones interiores de 10,5x8,4 m. A ambos lados de la caja de escalera dos patios de planta rectangular, abiertos en el proyecto original de iguales dimensiones que la caja de escalera, soportados por nueve columnas perimetrales, de fundición. Este conjunto formado por la escalera y los dos patios laterales se rodea por un pasillo de circulación de 3,4 m de ancho que recorre todo el perímetro del edificio dando acceso a las dependencias. El espacio central del edificio, de 33x18 m formado por las galerías y los elementos centrales de patios y escalera, tiene una proporción clásica con trazados reguladores a 30º en su composición constituyendo así un núcleo interior de gran fuerza en la composición general de la planta del edificio. Un conjunto de planta rectangular de 594 m2 que supone un vacío de la tercera parte de la dimensión total del solar. Los patios se cubrirán en 1929 según proyecto de Telmo Sánchez.

Las crujías son de dimensiones más ajustadas en la fachada a la plaza de la Constitución, 4,8 m a la calle de la Rosa, 5,2 m, que en la de la Plazuela de la Merced con 7,5 m, lo que obliga a la colocación de pilares metálicos en la planta baja. Los encuentros con las calles inclinadas de ambos extremos se resuelven con piezas que asumen las formas trapezoidales que general los encuentros de las diferentes direcciones. El cuerpo central con sus trazados reguladores y su composición clásica se hace más funcional en la necesidad de resolver los espacios de estas dos fachadas laterales.

En los diferentes espacios se resuelven las estancias destinadas a los usos administrativos y se ubican los espacios singulares. El espacio destinado al Consejo Provincial, hoy Sala de Recepciones, ocupa una posición central al igual que el Salón de Sesiones con fachada a la Plazuela de la Merced. Los gruesos muros de carga de tres pies de espesor de la fachada se repiten en el interior en los espacios de la plaza de la Constitución y de la calle de la Rosa. En la fachada de la Plazuela de la Merced los muros tienen una dimensión de cerca de dos metros de espesor que, en la planta primera, permitirá el espacio de la tribuna comprendida entre las columnas exteriores y el muro de cerramiento, y que sobresalen un metro del plano general de la fachada. La planta resuelve los giros a la Plazuela de la Merced y calle de la Rosa con la presencia de los elementos circulares rematados por cúpulas (2).

Constructivamente hay un uso de materiales modernos como el ladrillo aplantillado, el vidrio y sobre todo el cemento y el hierro con las columnas de fundición interiores. Ya en 1820 Villanueva había publicado su Tratado de Albañilería, en el que establece las normas básicas de la construcción con ladrillo: “La obra de ladrillo es la más bella de la Albañilería, y por lo mismo pide toda la atención del Oficial”. La aparición del ladrillo aplantillado supone un avance importante al eliminar la llaga del plano de fachada y crear un paramento continuo, definido por el material cerámico, que debe ser de una buena calidad.




El proyecto en su proceso constructivo va experimentando diferentes cambios: el tramo central de la escalera se cubre con cúpula, la fachada se reviste con caliza de Novelda, en lugar del enfoscado inicialmente proyectado para la planta baja, se rehace el remate central de la fachada principal, se colocan dobles columnas en la fachada de la Merced, se eleva la altura de las cúpulas y se replantea la fachada de la calle la Rosa.

Un edificio con una triple fachada con lecturas diferentes. La entrada principal se resuelve en un frente de un edificio simétrico en su composición general, que tiene en el eje de acceso el punto singular principal con la gran escalinata de entrada rematada por cúpula superior. Las tres fachadas tienen elementos comunes en el uso de los materiales, el ladrillo y la piedra caliza de Novelda, pero utilizan lenguajes diferenciados. La fachada principal tiene en su centro una pequeña tribuna que se asoma a la plaza delantera y que en su interior era la sala del Consejo Provincial, hoy sala de Recepciones. En la Plazuela de la Merced se utiliza un lenguaje más ampuloso, con el gran frontón que corona la tribuna y que en su interior corresponde con el salón de sesiones para las reuniones del Pleno de la institución.

Diego Peris Sánchez en “El Palacio Provincial y su Época”. Biblioteca de Autores Manchegos de la Diputación Provincial de Ciudad Real 2018

(1) S. Rebollar y Muñoz, Proyecto de Palacio Provincial Memoria, en ADCR, Arquitectura, Obras. Registro 16. Pocos años después se realizan de nuevo obras en el edificio. ADCR, Arquitectura, Obras. Obras en Palacio Provincial 1919-1932, Registro 16. J. Rivero Serrano, “El Palacio Provincial y la arquitectura del siglo XIX: razón y crisis de un modelo”, en VV.AA., El Palacio Provincial, Ciudad Real, Diputación Provincial, 1993, pp. 67-91. 

(2) Las cúpulas rematadas con plomo en su cubierta presentarán numerosos problemas que pocos años después (1916) resolverá Telmo Sánchez con la colocación de escamas de Pizarra.



No hay comentarios:

Publicar un comentario