Ciudad Real no cuenta con árboles singulares o raros, pero sin duda unos de los más grandes y probablemente el más antiguo de la ciudad, fue el que se encontraba en la Plaza de Cervantes lindando con la Plaza del Pilar, donde hoy está el monumento dedicado al antiguo Pozo de Don Gil, que era conocido por el árbol de la suerte.
El árbol en cuestión se trataba de un olmo que estuvo 130 años en pleno centro de nuestra ciudad, por lo que vivió gran parte de la historia reciente de la misma. El árbol tuvo que ser plantado en la segunda mitad del siglo XIX, es decir Ciudad Real todavía se encontraba con gran parte del recinto amurallado y el ferrocarril acababa de llegar a la misma.
El árbol era un Ulmus minor, conocido
también como olmo común, que ha formado parte del paisaje de Ciudad Real y que
los últimos años de su vida fue conocido como el “Árbol de la Suerte”.
Una de las imágenes más antiguas que se conserva de este árbol, es una coloreada editada por la antigua imprenta que existió en nuestra ciudad de Rubisco, y fue realizada entre 1915-1920. La gente que se ve alrededor es porque justo junto a él, se instaló una fuente pública para abastecimiento de agua a los ciudadrealeños. En aquellos años no había agua corriente en los domicilios, y los ciudadrealeños tenían que coger el agua potable de las diferentes fuentes que había repartidas por la ciudad.
En aquella época la Plaza de Cervantes estaba aún sin urbanizar y junto al árbol se formaba una gran laguna de agua los días de lluvia, ya que en ella se iniciaba lo que era conocido como la Cava, que tenía la misión de encauzar las aguas fecales y de lluvia para dirigirlas por diferentes calles a las afueras de la ciudad.
Con la realización del alcantarillado en
los años treinta del pasado siglo XX, se produce una primera urbanización de la
plaza quedando el árbol dentro de una zona ajardinada, cuando la Plaza de
Cervantes estaba dividida en dos zonas, una con el monumento a Cervantes y otra
donde se encontraba el árbol, atravesada por una calle adoquinada por donde
discurrían coches y viandantes.
Al ser derribado el antiguo ayuntamiento de Ciudad Real del siglo XIX, a principios de los años setenta del pasado siglo, la administración de loterías y apuestas del estado nº 1, de María del Prado Sánchez Gómez “La chata”, que se encontraba en una caseta debajo de la antigua casa consistorial, paso a la Plaza de Cervantes, ubicándose debajo del viejo olmo y debido a que esta administración dio un premio importante en aquellos años, comenzó a ser conocido como el árbol de la suerte.
En los años noventa del pasado siglo
veinte, la Plaza del Pilar se convirtió en peatonal, siendo trasladado el
kiosco de lotería al lugar donde se encuentra actualmente, quedándose el árbol
presidiendo una pequeña glorieta e instalándose bancos a su alrededor. El
sábado 16 de octubre de 1999, el árbol que había alcanzado en aquellos años
unos ocho metros de altura se fracturó, cayendo parcialmente una rama sobre
tres personas que se encontraban sentadas en un banco, que las hirió. La causa
de esta fractura se debió a la denominada “enfermedad del olmo”, lo que obligó
a los técnicos municipales a podar el árbol y solo dejar el tronco del mismo. Un
mes después, el 24 de noviembre de 1999, el tronco fue cortado y en su lugar se
inauguró, en diciembre del año 2000, el monumento al Pozo de Don Gil.
El Tronco del árbol fue tratado y ahuecado en su interior para ser destinado a portal de belén en la Navidad del año 2000, para albergar uno de los nacimientos municipales que realizara el artista murciano Manuel Nicolas Almansa. Los primeros años se montó en los bajos del ayuntamiento, pasando años después al zaguán de entrada del Museo Municipal López Villaseñor, donde se sigue montando en la actualidad.
Así este viejo árbol que arropó con sus ramas a varias generaciones de ciudadrealeños, que fue testigo mudo de llantos y alegrías, tiempos de guerra y de paz, manifestaciones, huelgas, fiestas, cabalgatas..., pasó de ser el árbol de la suerte, a ser un portal de belén municipal, que todos los años monta alguna asociación de nuestra ciudad.
Emilio Martín Aguirre




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