Como Nuestra región tiene un sector agrícola con un peso importante en su economía que, aunque ha dado paso a un incremento de sectores como el industrial o el de servicios sigue teniendo una importancia significativa. Y por ello los paisajes agrícolas tienen una importancia grande en todo el territorio de Castilla-La Mancha. Un paisaje definido por las superficies de cultivos agrícolas de cereales, viñedos, olivos... Y un paisaje en el que las construcciones agrícolas definen la imagen de muchos de nuestros municipios. Los grandes depósitos de acero inoxidable de las cooperativas vitivinícolas son la imagen del borde de las ciudades del vino.
Pero hay un elemento que recuerda la historia de nuestro país y tiene un impacto singular en el paisaje de numerosas ciudades: son los silos de cereales que existen en numerosas poblaciones de Castilla-La Mancha. En 1938, el Servicio Nacional del Trigo se establece como organismo exclusivo de la compra del trigo a precio tasado fijado por el Estado. Se trata de garantizar el abastecimiento de este producto básico y regular y controlar su precio. Al año siguiente el servicio controlará todos los cereales y leguminosas, así como todos los productos de molinería.
Junto a este
control se hace necesario un estudio del almacenamiento y distribución de esta
materia esencial para la población. Se divide el territorio español en 150
comarcas trigueras y se establece la necesidad de crear grandes almacenes. El número
de cabeceras de almacén en España es de 830 y el de sub almacenes 664. Por
ello, en 1944 se crea la Red Nacional de Silos. En junio de 1951 se inaugura el primer silo construido
en España situado en Córdoba.
En la provincia de
Ciudad Real, el mapa de silos y graneros en explotación, en 1957, recoge la
presencia de 7 silos y 7 graneros que cubren las necesidades básicas de la
provincia. Se construyen grandes edificios pen sados
para almacenar en condiciones adecuadas grandes cantidades de trigo. Hay tipos
que almacenan 3950 toneladas, otros 2200 de forma rectangular y otros con
celdas cilíndricas con capacidades entre 1650 y
3150 toneladas.
Planta rectangular
Surgen así edificios de planta rectangular con grandes alturas (20 metros los del tipo A) o con celdas cilíndricas que tienen una presencia singular en la ciudad. Las grandes instalaciones de muchas de las ciudades definen el perfil de las mismas. Y así ocurre en Ciudad Real, Manzanares, Valdepeñas, Villanueva de los Infantes. Almadén, Corral de Calatrava, Malagón, Herencia... Soluciones distintas, aunque con grandes parecidos en su definición formal.
Los grandes
almacenamientos cilíndricos de Manzanares y Ciudad Real, los dos elementos
simétricos en Valdepeñas junto a la estación de ferrocarril definen el perfil
de la ciudad en sus accesos.
La proximidad a
los medios de transporte es elemento esencial en muchos de los casos y algunos
de ellos surgen aislados en el campo, pero próximos a la línea de ferrocarril. Pero
siempre definiendo el perfil de lo urbano, compitiendo con las grandes
arquitecturas religiosas del municipio imponiendo su presencia como gigantescos
volúmenes construidos, que servían para cubrir las necesidades básicas de la
alimentación.
Hoy en día la mayor parte de ellos. están sin uso, abandonados. En ocasiones acogen ocasionalmente nuevas actividades como las antenas de comunicaciones en su cubierta. Pero son grandes arquitecturas abandonadas, que requieren nuevos usos. El abandono al que están sometidos sólo logra deteriorarlos de forma acelerada si no se estudia una buena reutilización y rehabilitación.
Es necesario un acuerdo entre las administraciones responsables de estas viejas instalaciones para acordar una buena utilización actual de los mismos. Son ejemplos de una arquitectura industrial de postguerra en un momento en el que las necesidades primarias de alimentación y abastecimiento de cereales para alimento de personas y ganado eran elementos básicos de la economía nacional. Y su presencia estudiada de forma seriada y repetida por todo el territorio es una seña de identidad de un momento histórico y de una estructura agraria constructivamente interesante.
Los paisajes de
los silos requieren, nuevos interiores, espacios imaginativos, usos sugerentes
en su interior que mantengan, al menos con carácter ejemplar, en diferentes lugares,
una arquitectura que ha marcado la imagen del territorio durante largos años.
Diego Peris Sánchez.
Diario “Lanza”, domingo 26 septiembre 2004
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