Se cumplen ahora tres años desde la inauguración del monumento al Quijote en la Avenida del Ferrocarril, donado a nuestra ciudad por el caballero andante D. Eulalio Ferrer Rodríguez- El "Quijote Azteca" como se empezó a conocer enseguida, merced a la riquísima e inagotable imaginación popular que, no sin razón, le aplicó este nombre que, en definitiva, no desdice en nada del evidente valor artístico del monumento con que, gracias a la generosidad de un auténtico caballero español, residenciado en Méjico desde hace muchos años, se enriquece el patrimonio cultural de nuestra ciudad.
Efectivamente, el autor de este gigantesco monumento, es el escultor y académico mejicano Federico Silva (una reproducción de este monumento se puede contemplar en el Museo Iconográfico Cervantino de Guanajuato (Méjico).
Hace más de cincuenta años, Federico Silva participaba, como alumno destacado del ilustre maestro, en la ejecución del famoso mural" Nueva Democracia", que estaba creando David Alfara Siqueiros, y que más tarde sería la obra más emblemática del Méjico moderno.
El Quijote de
Federico Silva se mostró al público por primera vez en la gran explanada frente
al Palacio de Bellas Artes de la ciudad de Méjico en septiembre de 1996, en la
exposición antológica denominada "Nuestra Batalla", en la que se
recogía gran parte de la obra del pintor y escultor de Tlaxcala, en el Estado de
Guerrero, organizada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, y
estuvo patrocinada por el Instituto Nacional de Bellas Artes, que, por cierto,
guarda una buena parte de las obras de este artista.
Allí la vio Eulalia Ferrer, que según nos contaba en 1997, poco después de que la Asociación Cultural "Ciudad Real Quijote 2000" lo designara "Caballero Andante", nos declaraba su voluntad de que esta escultura admirada por los mejicanos en la capital azteca, muy bien pudiera figurar con todos los honores en la capital manchega.
Del escultor Federico Silva escribió Rafael Tovar, eminente crítico de arte mejicano y presidente del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes lo siguiente: "Lo mismo en la pintura que en la escultura, Federico Silva se ha significado como un auténtico precursor en Méjico de los nuevos lenguajes artísticos originados a partir de la exploración de las posibilidades que derivan de la convergencia entre el arte, la ciencia y la revolución tecnológica, para referir tan solo uno de sus más esenciales impulsos. Justamente es reconocido hoy, como uno de los artistas más propositivos e innovadores de nuestro tiempo". Rafael Tovar, añade más adelante, ..."que en la raíz de esa búsqueda ininterrumpida de la que surge la producción plástica de Silva, alientan con gran vigor sus profundas raíces mejicanas".
Bien, sentadas las
bases de que el quijotismo "visto", por este artista de pura cepa
azteca, no podía ser entendida de otra manera que aquella como lo ha hecho la
propia cultura popular de los ciudarrealeños que lo ha definido, y así se
quedará para siempre, con todos los honores, como el "Quijote
azteca", y que, desde hace tres años adorna una de las nuevas zonas, con
más futuro, de la ciudad en expansión.
Pero ¿qué nos dirían si, desde ahora mismo, en cada plaza, parque o rincón de nuestra ciudad comenzaran a levantarse monumentos que representaran a nuestro D. Quijote, en concepciones distintas, según fueran las convicciones, los principios y los sentimientos de raza de los respectivos creadores de los distintos países?
En el acto de inauguración de este monumento, recordamos que el embajador de la nación mejicana, dijo que, además de otras significaciones que, a partir de entonces, iba a tener la presencia de la obra de Silva en la capital de Las Mancha, destacaba aquella que entrañaba la acentuación del sentimiento de hermanamiento entre Méjico y España, y, como no, entre la Ciudad de Méjico y Ciudad Real.
Así lo entendió la
Asociación "Ciudad Real Quijote 2000", que, en agradecimiento al
caballero andante Eulalia Ferrer, que regalo la obra de Federico Silva a
nuestra Ciudad en 1997, cada año conmemora la efeméride junto al Quijote
Azteca.
Emilio Arjona. Diario
“Lanza”, miércoles 25 de octubre de 2000
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