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viernes, 23 de enero de 2015

NEGOCIOS HISTÓRICOS CIUDADREALEÑOS QUE CERRARON SUS PUERTAS EL PASADO AÑO 2014


Droguería-Perfumería Lobo en los años ochenta del pasado siglo XX

El pasado año 2014, desaparecieron cuatro negocios  históricos familiares de nuestra ciudad, negocios que han estado presentes en el día a día de Ciudad Real durante décadas.

El primero en cerrar sus puertas a principios del mes de julio, fue  en la calle Postas “Droguería-Perfumería Lobo”. Negocio que abrió sus puertas en el año 1944, dedicado en un primer momento solo a la venta de productos de perfumería y droguería, vendiendo también todo lo relacionado con los belenes en Navidad.

Droguería-Perfumería Lobo en la última Navidad antes de cerrar sus puertas

D. Pedro Lobo Tosina, que llegó a ser Concejal de nuestro Ayuntamiento, fue la persona que montó este negocio, pasando posteriormente a manos de su hijo D. Pedro Lobo Guzmán, que ha sido quien ha mantenido el negocio hasta su jubilación el pasado año. También en los últimos años, “Droguería-Perfumería Lobo” incorporó a su negocio la venta de souvenir sobre Ciudad Real, artículos religiosos y trajes y caretas para carnaval.

Bar el Cangrejo el pasado mes de julio antes de su cierre

También  cerró sus puertas en el mes de julio, el “Bar el Cangrejo”, histórico bar perchelero ubicado en la Plaza Agustín Salido, esquina con calle Ángel. El bar fue montado por D. Sacramento Velarde Poblete y Dª. Amalia Castellanos Jurado, abriendo sus puertas el 7 de febrero de 1967, iniciando así una dinastía de buenos y afamados hoteleros en Ciudad Real, los hermanos Velarde.

Adiós a otro histórico bar ciudadrealeño

Terminado el año, el 31 de diciembre, cerraba sus puertas “Los Jóvenes” en la calle Ramón y Cajal. El 3 de noviembre de 1969 cuatro socios fundaron "Los Jóvenes" en la entreplanta del edificio de la calle Ramón y Cajal número 1. Permanecieron 17 años juntos hasta que, paulatinamente, por asuntos familiares y otras circunstancias, tres de los socios fueron abandonando el proyecto, quedando al frente de la empresa, convertida en negocio familiar y ya en el local comercial del número 9 de la misma calle, D. Ángel Calero Rayo.

Los Jóvenes en la calle Ramón y Cajal en los años ochenta del pasado siglo XX

El motivo por lo que cierra sus puertas este negocio, fue que también el pasado 31 de diciembre finalizaban los contratos de renta antigua tras expirar la prórroga de 20 años que la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994 concedió a los inquilinos de locales comerciales. El propietario de “Los Jóvenes” no ha llegado a un acuerdo con el propietario del local, a lo que hay que sumar la crisis que también afectado el negocio, por lo que Ángel Calero Rayo creyó que era el momento de colgar las botas. Atrás quedan 45 años de brega en el oficio, de poner chaquetas, de mirar al espejo por encima del hombro (de otro), y el trasiego de clientes entre percheros y probadores.

Los Jóvenes antes de cerrar sus puertas el pasado 31 de diciembre

Por último también cerró el pasado 31 de diciembre “El Kuesco”, un pequeño bar con terraza enclavado en el Parque de Gasset, entre la antigua estación de ferrocarril, la Ronda del Parque y la nueva zona de juegos infantiles. “El Kuesco” comenzó a saciar el apetito y a calmar la sed de los ciudadrealeños en 1973, aunque no se le otorgó definitivamente licencia hasta el año 1975. En su origen el bar era de chapa y estaba ubicado a unos cinco metros de su situación actual en dirección hacia la Ronda del Parque, donde ahora hay una lengua de césped.

El Kiosco el  Kuesco en el Parque de Gasset

Una de las peculiaridades de “El Kuesco” era, sin duda, su nombre. Pese a lo que algunos puedan creer, nada tiene que ver con ventosidades y flatulencias. Su nombre reconoce al abuelo del propietario D. Alejandro López Sánchez-Toledo, “que ronchaba los cuescos de las aceitunas”. Porque cuesco se llama a los huesos de la fruta. De ahí le pusieron el apodo a su antepasado, que también pasó a su padre y de ahí el nombre de este bar.

D. Alejandro López Sánchez-Toledo, se jubiló a los 63 años por problemas de salud y por este motivo pone fin a cuarenta años de trayectoria al frente de un establecimiento hostelero modesto pero muy reconocido por los vecinos de Ciudad Real.

Mientras las franquicias florecen en Ciudad Real, los bares y negocios de toda la vida desaparecen y con ellos parte de la historia de esta ciudad que quiso ser Real.



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