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domingo, 21 de agosto de 2022

UNAS FERIAS “SONADAS”

 



El recuerdo de la Feria de 1924 en Ciudad Real perduró durante años. Era el alcalde don Francisco Herencia, tan repetidamente ensalzado en esta sección, y con sus felices iniciativas, plasmadas en realidades por aquel hombre todo actividad y dinamismo, lo cierto es que resultó un programa muy «apañadito» para aquellos tiempos y muy superior en calidad y cantidad de festejos a los de años anteriores.

iAh! Pero al decir de algunos, con un gravísimo inconveniente: que aquello fue un despilfarro y que el dinero del Ayuntamiento -¡del pueblo al fin!- debería haberse empleado en mejorar obras municipales efectivas, más que en diversiones y en fiestas. La crítica era fácil. Un claro exponente de ella fue el artículo aparecido en «La voz de la Mancha», semanario todo lo valiente que permitían las circunstancias, dirigido por don Julián Lucendo y Zarco, también con prestigio personal y concejal antiguo, conocedor de los problemas municipales. Su censura era más leve que grave: «Siendo alcalde el señor Herencia, hizo un alarde en nuestras ferias, aunque algo costoso…»

iPara qué quiso más el aludido! Saltó como si le hubieran pinchado, y contestó con una larga carta, publicada en la Prensa local, que comenzaba así: «Prescindiendo de la intención, nada piadosa, del comentario de «La Voz de la Mancha», ello me brinda espléndida oportunidad para deshacer todos los equívocos que alrededor de la Feria de 1924, siguen circulando...». Y a continuación don Francisco Herencia se explaya en prolijas explicaciones que nosotros sintetizamos aquí, adobándolas con acotaciones personales, cosas ambas que estimamos de relativo interés pase al medio siglo transcurrido.




La cabalgata de carrozas, venía a decir el señor Herencia, festejo calificado de «costosísimo», la disfrutó el pueblo entero y el Ayuntamiento pagó solamente ¡doscientas pesetas! por una factura de bengalas. ¿Lo demás? El Sindicato Agrícola costeó su carroza y análogamente hicieron con las suyas los ¿gremios de impresores y de ferroviarios, así como el Regimiento de Artillería. La del Ayuntamiento ya tenía la de la Reina y sus damas. (¡Algo costaría! pensamos ahora). Las músicas, gratis; Y lo mismo la labor personal de organización, que no tiene precio. La subvención para, la corrida de toros fue de 12.000 pesetas y el señor Herencia lo justifica diciendo que en años posteriores se llegó hasta las 25.000. (Efectivamente: antaño había que «ayudar» a los empresarios. Ahora son éstos los que pagan, y bien, por arrendar la plaza). ¡Las dos sesiones de «cante jondo» importaron cada noche 250 pesetas iY se recaudaron más de 1.000! «Aquí hubo negocio para el Ayuntamiento., agrega don Francisco. La representación al aire libre de la zarzuela «Maruxa» corrió a cargo de la empresa del Teatro Cervantes; el Ayuntamiento colaboró con la acotación del terreno y los gastos de luz, pero la instalación ya estaba hecha y como participó en la taquilla también fue ganancia. El «alarde musical» permitió tener dos bandas militares durante tres días; por el concierto en la plaza de toros se recaudó la mitad de los gastos. Los festejos populares, ¡una miseria! y las verbenas cubrieron los gastos. La propaganda ni un céntimo! Los diarios locales -se refería a «Vida Manchega» y «El Pueblo Manchego»-. colaboraron con desinterés. Y agregaba luego con cierta ironía: «Esa información de ferias en que por publicar el retrato del alcalde y unas líneas diciendo que ha sido el mejor y que ha hecho tal cosa y proyecta muchas más, que cuesta quinientas o mil pesetas a las arcas municipales, no existió en este caso». Y lo más costoso, después de los toros, reconocía el señor Herencia que fue lo referente a la Reina y damas, elegidas entre familias modestas. «Nada se hace sin dinero», concluía. Pero el comercio, los bares y hoteles hicieron negocio y ese dinero ingresó en la ciudad. El pueblo la gozó en grande. «Y las cuentas están a disposición de quien quiera comprobarlas ...»

Así terminó la polémica. Don Francisco Herencia aprovechó la tímida acusación de «La Voz de la Mancha» para lanzarse fuerte contra los derrotistas, y reventadores» de aquella Feria del 1924 que, ciertamente, fue menos costosa para el presupuesto municipal que otras celebradas después. ¡Todo es cuestión de saber administrar!

 

ANTÓN DE VILLARREAL. Diario Lanza “Efemérides Manchegas”, martes 19 de agosto de 1975




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