Buscar este blog

miércoles, 5 de febrero de 2025

EL LAGO MALDITO (LEYENDA DE LOS TERREROS)

 

Vista de los antiguos terrenos de la Granja Agrícola en la Ronda de Calatrava, lugar donde se encontraba la Laguna de los Terreros. Revista "Vida Manchega" 25 de marzo de 1918



I

Allá en los tiempos del monarca sabio;

cuando era la corona a un tiempo, signo

de soberbia y temor; noble entre nobles

partió Don Diego a la encendida guerra.

A punto de marchar, con la armadura

luciendo erguido su arrogante cuerpo

ebrio de amor acercase a su esposa,

besa con labio trémulo su frente

y con voz más que frase; agrio gemido,

solemne se despide.

 

Parte luego;

piafa el corcel, rechinan los herrajes,

y entre nubes del polvo que va hollando,

por fin le manda su postrer saludo

y sé pierde a lo lejos su figura.

 

II

No alcanzará la más negra conciencia

el infinito negro de sus ojos;

rizo el cabello de tinieblas tinto

y rojo el seductor ardiente labio,

era Laura la estatua más hermosa,

la pintura mejor; pero la suerte

quiso dotarla de alma traicionera,

más infame que obscuras sus pupilas;

alma á quien sirve corazón de tigre,

de esclavo y defensor.

 

Por eso Laura

aceptó sin temblar para su esposo

a un hombre con mentido juramento.

 

III

Era una noche trasparente y pura

Dé las que hablan de Dios. Manto de estrellas

vestía el firmamento. Luna clara

se miraba al espejo blandamente

en los cristales del dormido lago.

Y el mundo se mostraba tan tranquilo

como el alma de un justo. Por la orilla

una mujer a un hombre iba abrazada

en lazo criminal. Idilio infame

presenciaban los astros, y las ondas

rumor copiaron de insolentes besos.



Vista de los  terrenos de la Granja Agrícola en 1965



IV

De pronto se oye, no lejano, el trote

de un brioso alazán; luciente casco

de ondeante pluma que en el aire juega,

cubría la cabeza del jinete,

guerrero vencedor que al fin volvía.

Llega hasta la pareja venturosa;

lanza un gemido la mujer villana,

y entonces el soldado salta a tierra

y a Laura reconoce.

 

V

Hubo un instante

de muda indecisión. Luego valiente,

el esposo ofendido, reta fiero

a singular combate a aquel bellaco

hurtador de su honra, y con la espada

aquella espada tantas veces tinta

en la sangre agarena, le arremete.

Crujen los hierros al violento choque

hasta que agudo a la reñida liza,

pone fin un quejido, y el amante

cae desplomado; de su pecho brota

una fuente de sangre que lo anega.

 

VI

Ella, la infiel, abraza al moribundo

transida de dolor. Ruge el esposo

lo mismo que un león, ásela fuerte,

y no queriendo encenagar su acero

en corazón tan ruin, la arroja al lago

que con sordo murmullo hace protesta

del impuro regalo y en el cielo

tiemblan los astros ante tanto dolo.

 

VII

Cuenta la historia que del lago triste

se corrompieron las tranquilas aguas;

que de sus ondas en la noche oscura

trasgos surgieron de mortal aliento,

y que la muerte en el podrido fondo

habitó largo tiempo, detrozando

vidas y vidas del lugar vecino.

 

……………………………………

……………………………………

 

Ahora hay un campo solitario, estéril,

donde estaba el pantano pestilente

que fue único testigo de aquel drama.

Campo sin flores, fúnebre paseo

por el cual solo vaga algún poeta

o alguien que llora doloroso luto.

Allí no hay alegría; allí amanece

sin trinos, sin aromas, ni colores,

y al ocultarse el sol, la brisa pura,

entre las ramas de copudos olmos,

gime eterna canción de desventura.

 

Rafael López de Haro. Leyendas en verso, imprenta  El Labriego 1898


Terrenos de la Granja Agrícola en la revista “Vida Manchega” 1914


No hay comentarios:

Publicar un comentario