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jueves, 25 de diciembre de 2025

LOS AGUINALDOS

 

Revista Vida Manchega 25 de enero de 1918

 

Ya huele Navidad. Nos lo dicen los escaparates de los comercios con sus golosas exposiciones de regalos, caprichos y juguetería; nos lo anuncian esos preparativos de rutilantes iluminaciones en plazas y calles céntricas; lo pregonan estas repetidas propagandas radiadas y televisivas de dulces, turrones, licores y champañas, lo saborea la muchachada , no tan alocada e inconsciente, que prepara con intensidad de esfuerzo ante los libros los ejercicios trimestrales de su trabajosa vida estudiantil; y nos lo repite ¡también! la llegada prematura de estos pedigüeños de aguinaldos, con anticipación de casi dos semanas por aquello de que “el que da el primero..!

El “Heraldo de la Mancha” de este 12 de diciembre de 1907 ya se quejaba de lo mismo y llamaba la atención de las autoridades -gobernador y alcalde- “para evitar los escandalosos abusos que vienen sucediéndose desde años anteriores por la época de Pascual…”. Y hasta enumera prolijamente a quienes en los pueblos piden el aguinaldo: “…los repartidores, serenos, guardas, alguaciles, el enterrador (!), el ordenanza, los electricistas, los escribientes de los juzgados, los mozos de la estación, el de la cárcel (?), los peones camineros… la mar”. (Conste que esa admiración y esa interrogación entre paréntesis son añadidos nuestros, porque no acabamos de comprender eso de que “el enterrador” y “el de la cárcel” se atreviesen a felicitar las Pascuas y a pedir aguinaldos. ¿No sería una exageración del periodista?

A los únicos que salva y justifica el “Heraldo” es a los carteros: “Bien está que tengan estas clases de recompensas, siquiera sea por el creciente trabajo que durante el año tienen con los impresos, postales, cartas, paquetes, etc. y el peso abrumador que sobre ellos cae con el intercambio de felicitaciones por la Navidad y entrada de año”.

Mas de setenta van transcurridos y el panorama sigue inalterable. Si hacemos alguna concesión al cambio, es para aumentarlo: el portero, el del ascensor, el peluquero el calefactor, el fumista y ese trápala advenedizo “aspirante a pretendiente de ayudante de escribiente”. ¡Todos piden el aguinaldo! Todos nos felicitan las Pascuas, como si verdaderamente les interesase que pasemos dichosamente los días navideños que se aproximan.

Pero aquí de la sabiduría del proverbio: “Contra el vicio de pedir…”. Nadie está obligado a ser victima del sablazo, tal es la verdad. “Libertad completa tiene todo el mundo para dar o no dar”, concluía el editorialista del “Heraldo de la Mancha”.

Salvo al cartero, eh? Porque el cartero - ¡con que ilusión e impaciencia le esperamos! - nos trae el periódico nuestro de cada día.

Antón de Villareal. Diario “Lanza” 12 de diciembre de 1970



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