En el siglo XVI se rompe el muro de la
cabecera de la nave de la epístola de la Parroquia de Santiago Apóstol, para
realizar una capilla dedicada a la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, que
recibía culto en el templo.
El acceso a la capilla se realiza a través de un arco de medio punto, que llegó a tener reja de madera y que fue destruida durante la Guerra Civil Española, colocándose otra de forja tras la restauración del templo al término de la citada guerra.
La capilla posee bóveda de crucería con el escudo de la Orden de Santiago del siglo XVI, en la clave de la misma, y tiene pintados unos dragones que hermosean la bóveda. Esta capilla se amplió en el siglo XVIII con un segundo tramo de bóveda de crucería, que fue eliminado incomprensiblemente en la restauración que sufrió la iglesia a partir 1985.
La imagen de Nuestra Señora de los Dolores era la imagen que presidia la capilla, que lo hacía en un retablo de estilo barroco, que fue destruido junto a la imagen de la Virgen en 1936 por republicanos del Frente Popular. De la imagen de la Virgen nos decía Portuondo en su catálogo monumental y artístico de España escrito en 1917 que era “de sentida expresión y correcta factura, que se ha querido suponer de Montañés, aunque no cabe asegurarlos”.
La capilla fue mandada pintar con
frescos en 1855 por la familia de Gaspar Muñoz y Josefa Jarava su esposa, al
pintor Jesús Fernández Palacios que las terminó en 1858 y fueron inauguradas el
24 de Marzo del año referido con un Sermón de Acción de Gracias que predicó
José María Toledano y Rodríguez, cura párroco de Santiago en aquellos años. El
motivo por el que se pintaron fue que en el año referido de 1855 asoló la
población de Ciudad Real el cólera, produciéndose una gran merma en su
vecindario al morir muchos de sus habitantes por esta enfermedad. La familia de
Gaspar Muñoz y Josefa Jarava rogó al Señor, por mediación de Nuestra Señora de
los Dolores, que alejara el cólera de su casa y no falleciera nadie de su
familia. Esta solicitaba esta gracia rezando diariamente delante de un cuadro
de la Virgen de los Dolores que poseía, haciendo las siguientes peticiones:
“Por tus dolores y la cruz aleja la peste, Amen Jesús”, “Por tus dolores y la
cruz óyenos María, Amen Jesús” y “Por tus dolores y la cruz sálvanos, Señora
Amen Jesús”.
El cólera pasó sin que nadie de la
familia Muñoz-Jarava pereciera, y está en agradecimiento a la Virgen mandó
decorar su capilla. La decoración de Jesús Fernández consistió en pintar las
bóvedas y paredes con temas relacionados con la Virgen y la Pasión de Cristo.
La pintura que se situaba encima del desaparecido retablo, representaba a la
Virgen con los Santos fundadores de la Orden Servita. Hay que tener en cuenta
que la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores (Santiago) se fundó por bula
de los Padres de la Venerable Orden de los Servitas el 13 de diciembre de 1831,
desfilando tan sólo la tarde del Viernes de Dolores por las calles de la
barriada de Santiago; y no fue hasta 1929 cuando se fundó como Hermandad de
Penitencia y procesionó la tarde del Jueves Santo.
Terminada la Guerra Civil Española en el
año 1943 gracias a las gestiones de Dª Joaquina Ochotorena y Dª Adela Alcázar,
entonces responsables de la sección de mujeres de la hermandad, en colaboración con algunos vecinos de la
barriada de Santiago, adquirieron a los talleres “Caderot”, establecimiento de
venta de artículos religiosos, imaginería y orfebrería de la capital de España,
una nueva imagen de la Virgen. Para recibir culto en la capilla, los feligreses
del barrio costearon un retablo en el que intervino el escultor Antonio Lorenzo
Coronado, y que fue desmontado en la restauración que sufrió la parroquia a
partir de 1985.
Una vez restaurada la parroquia, la capilla de Nuestra Señora de los Dolores dejó de estar presidida por la imagen de la Virgen, y comenzó hacerlo el sagrario, e incomprensiblemente la imagen de la Virgen fue colocada en los restos de una ventana que apareció en la entrada de la misma.
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