IMÁGENES
Las imágenes más veneradas en la
parroquia de Santiago son:
Nuestra Señora de los Dolores. «La Dolorosa de Santiago como popularmente es conocida. La imagen primitiva, atribuida a Montañés, fue destruida en el treinta y seis. La actual fue adquirida por doña Adela Alcázar. Recibe culto permanente en su capilla.
En su festividad, el viernes de los Dolores, después del solemne novenario que le ofrece su Hermandades, en sus dos ramas, damas y varones, sale procesionalmente por las calles de la ciudad acompañada de la cofradía de señoras y, el Jueves Santo, cerrando el desfile penitencial de la parroquia, con su Hermandad de varones, revestidos éstos con túnicas y capillo blanco y capa azul, llevando sobre el brazo derecho bordada la cruz de Santiago. En ambas procesiones desfila en su magnífica carroza con rico dosel, profusamente iluminada y adornada con flores blancas, seguida de multitud de fieles que fervorosamente la acompañan.
El Cristo de la Caridad. La imagen primitiva figuraba a Cristo agonizante en la Cruz, adicionándole después las figuras de la Virgen, Magdalena y un soldado romano con la lanza en la mano, por lo que este «paso» es popularmente conocido por «Longino». Estas figuras fueron realizadas por el escultor catalán, don Claudio Rius.
En esta procesión penitencial de la tarde del Jueves Santo, también desfila la Hermandad de la Santa Cena, recientemente fundada por la juventud estudiantil. Su «paso» está compuesto de un grupo monumental con las figuras en talla.de madera de los Apóstoles, sentados a la mesa y Jesús de pie mostrando el Pan y el Cáliz.
Otra de las pasionarias antiguas de la parroquia es el grupo que representa la figura de Jesús, ya flagelado y coronado de espinas, presentado al pueblo por el gobernador Poncio Pilatos, con las figuras de un niño esclavo con una palangana en las manos, el escriba y un soldado romano. Grupo escultórico construido por los imagineros sevillanos, los señores Illanés y Castillo Lastrucci.
Su Cofradía, una de las más antiguas de la parroquia, denominada «Ecce Homo», está formada por más de un centenar de hermanos, los cuales acompañan a su «paso» revestidos de vistosas túnicas de lana blanca y capillo color eminencia, alumbrando con artísticos faroles. A pesar del mucho peso de sus andas y figuras, el «paso» es llevado a hombros por costaleros a lo largo de toda la carrera, resultando grandioso su conjunto en el desfile.
También recibe culto la imagen de San Antón, procedente del antiguo convento de San Antonio Abad que hubo en las cercanías de la parroquia, cuya Hermandad, una de las más antiguas de la ciudad, celebra, con gran solemnidad la festividad de su Patrón. San Isidro Labrador, imagen muy reciente en la parroquia se venera también, celebrándose su festividad por los agricultores.
Una de las imágenes más venerada en la antigüedad en la iglesia de Santiago, fue, sin duda, la de Nuestra Señora La Blanca, ya que en tiempos su culto y devoción por los ciudarrealeños alcanzó tal auge que éstos compartieron con la del Prado el patrocinio de la ciudad.
Don José Balcázar, en su libro
«Alrededor de la Virgen del Prado» nos cuenta la siguiente anécdota que
relatamos a continuación como testimonio de esta devoción hacia la Virgen La Blanca.
Los religiosos de Santo Domingo con residencia en el Convento de Ciudad Real, siempre tuvieron el privilegio de contar entre sus amistades a las familias más principales de la ciudad, las cuales, en sus frecuentes visitas, degustaban del rico chocolate con el que los frailes obsequiaban a sus visitantes, según la costumbre española de la época.
En una de estas visitas, nos dice el señor Balcázar, coincidieron en el convento los matrimonios, don Rodrigo de Poblete y esposa, doña Teresa y el compuesto por don Félix de Loaisa y doña Mancia, pertenecientes ambos a distinguidas familias ciudarrealeñas. Era el año 1589, días después de celebrarse las fiestas de la Virgen del Prado, en cuya solemnidad había predicado el padre Eugenio Velázquez, famoso dominico, para quien todo eran los elogios y felicitaciones del matrimonio de Poblete, especialmente de doña María Teresa, que no cesaba de alabar la plegaria del predicador hacia la Virgen del Prado.
Mientras hablaba doña María Teresa, el matrimonio de Loaisa guardaban silencio, pero en el ceño que ponían, especialmente doña Mancia, daban a entender que no les agradaban los elogios de la esposa de don Rodrigo, hasta que, por fin, doña Mancia, no pudiendo contenerse, exclamó:
Más, mucho más, merece la Virgen de La Blanca, que por su historial y por su abolengo, debía ser la patrona de Ciudad Real.
La picadura de una víbora no hubiera hecho tanto daño a doña María Teresa, devotísima de la del Prado, pero reprimiéndose, sólo contestó: —Será por ser Calatrava.
Siempre existieron ciertas diferencias entre las familias hidalgas ciudarrealeñas y las de origen de los caballeros calatravos. El cariz de la discusión hizo intervenir al propio Padre Eugenio y entregándoles estampas de la Virgen del Rosario y haciéndoles ver que ambas imágenes representan a la Virgen María, Madre de todos consiguió olvidaran su discusión quedando en paz y amigos.
La interesante historia de la Virgen de la Blanca, a grandes rasgos, es como sigue: Parece ser que fue traída por los caballeros vizcaínos en 1158, cuando éstos acudieron a la llamada de Fr. Raimundo, abad de Fitero, para la defensa de Calatrava. Colocada la imagen de la Virgen en la iglesia de aquella fortaleza, fue proclamada patrona metropolitana del Campo de Calatrava.
Cuando la derrota de Alarcos, en 1195, y ante la necesidad de abandonar el Castillo de Calatrava, la imagen de la Virgen fue ocultada en evitación a que ésta fuera profanada, volviendo aparecer, dieciséis años después que, con el triunfo en la Batalla de Las Navas, vuelve la paz y tranquilidad en este territorio.
Construido el Castillo Monasterio de
Calatrava la Nueva, definitivamente es abandonada la fortaleza de la Vieja,
quedando junto a sus ruinas la imagen de la Virgen en una pequeña y humilde ermita
adonde acudían sus devotos de los lugares cercanos a rendirle culto,
especialmente los ciudarrealeños, que sintieron gran devoción por la imagen, y
acudían a ella en solicitud de la protección celestial en los tiempos difíciles
en auxilio a sus calamidades.
Habiendo concedido la Orden de Calatrava cierta jurisdicción al Ayuntamiento de Ciudad Real sobre la imagen de la Virgen de la Blanca y encontrándose ésta, en el siglo XVI, con su ermita en ruinas, es trasladada a la ciudad e instalada en la capilla construida en la iglesia de Santiago para su culto. Aquí estuvo hasta el año treinta y seis que, juntamente con las imágenes de la ciudad, en el triste movimiento antirreligioso fue destruida y sin ser restituida como, por la devoción que siempre sintieron nuestros antepasados y por su valor histórico merecía. Hoy, sólo queda como recuerdo una pequeña imagen que los vecinos de la Barriada Vicente Galiana proclamaron en el año 1955 como abogada y patraña, instalada en una pequeña hornacina en la fachada de una de las casas del citado barrio.
Como anécdota curiosa y testimonio del origen de la Virgen de la Blanca a continuación detallamos un interesante documento hallado en mis trabajos de investigación en el archivo histórico municipal «Elisa Cendreros». Se trata de un cuaderno con pastas de cuero con la siguiente titulación: «Cofradía de Nuestra Señora la Blanca. Año 1576». En su primera página dice cómo fue trasladada la imagen desde su ermita en Calatrava la Vieja a Ciudad Real, cuya transcripción es como sigue:
«Este libro dio a la Cofradía de Nuestra Señora de la Blanca que se celebra en su ermita de Calatrava La Vieja, El muy magnífico señor Antonio Mexías de Mora, hermano público del número de la Ciudad Real siendo priostre el señor Pedro de Almagro, escribano el susodicho, Mayordomo Francisco Díaz de Córdoba y Marcos Ramírez, estando la imagen de nuestra Señora en la Ciudad Real que a instancia de la dicha ciudad se había traido por la necesidad del agua y donde a cinco días de cómo se trajo, llovió abundantemente. A los nueve de abril 1576.» En sus páginas siguientes figuran varias listas de cofrades y escritos ilegibles casi borrados por el tiempo que suponemos se trate de actas y acuerdos de sus cofrades.
La Comisión Provincial de Monumentos, teniendo en cuenta las características que reúne el templo de Santiago, entre las que destaca su valioso artesonado, el que puede considerarse como único en la provincia, tomó el acuerdo de incoar expediente para proponer su declaración de Monumento Histórico Nacional.
Designado a don Ramón Maldonado de Coca, académico correspondiente de la Real de Bellas Artes de San Fernando, del estudio artístico del templo y en virtud de su dictamen, el Ministerio de Cultura, previa deliberación del Consejo de Ministros del día 12 de febrero de 1982, por Real Decreto se declaró Monumento Artístico de carácter nacional nuestra iglesia de Santiago.
En espera, pues, de la subvención estatal, existe la esperanza de ver pronto realizada la restauración de la iglesia, mediante la cual, llegue alcanzar en su estado primitivo la importancia y belleza que merece, una de las más hermosas e importantes de la provincia y el orgullo de la capital.
Hermenegildo Gómez Moreno “Ciudad Real Monumental: Catedral, San Pedro y Santiago”
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