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lunes, 26 de octubre de 2020

LA IGLESIA DE SANTIAGO EN CIUDAD REAL

 


El estudio de los tres grandes templos medievales en Ciudad Real nos lleva a reflexionar sobre el origen de la ciudad. Cuando hemos cruzado frente a la Iglesia de San Pedro o por su fachada de la umbría nos hemos llevado esa sensación de iglesia fuerte y robusta, evocando su precedente románica, la "fortis salmantina", cuando un fervor cristiano llevaba a la erección de estos magnos templos para la Cristiandad. Santa María del Prado ha tenido para nosotros el paisaje verde del prado y el celaje azul del milagro de la Virgen. La Iglesia de Santiago ha sido la fortaleza pura que se levanta en la piedra rubia de su fábrica bien lograda y en la torre magnífica que recoge todos los vientos.

Consultamos el volumen: "Ciudad Real y su Provincia", III El Arte. Editorial Gever, Sevilla, 428 páginas. Nuestra información se centra en el tema I "El Arte Medieval", de Elena Sainz Magaña, páginas 1 a 75. Concretamente consultamos los epígrafes: "La fundación de Villa Real. El triunfo del gótico". "Iglesias medievales de Ciudad Real", y "La Iglesia de Santiago".



Sobre la fundación de Villa Real, una "feliz idea", han insistido varios historiadores. Así vuelve a insistir Elena Sainz Magaña: "Era evidente la necesidad de un enclave de la corona en un territorio mayoritariamente dominado por las Ordenes militares; los fallidos resultados que habían tenido los intentos repobladores en Alarcos llevaron a la fundación de Villa Real en la antigua aldea de Pozuelo de don Gil a cargo de Alfonso X en el año de 1255". Nos habla también de que el alfoz era más bien pequeño, limitándose a las aldeas de Ciruela, Villar del Pozo, Higueruela, Poblete y Albalá, y después se incorporó Alarcos. La fundación de carácter jurídico quedó plasmada en la Carta Puebla. Después se desarrolló la agricultura y la ganadería, así como la industria pañera. Su ubicación en el llano, las actividades económicas y las rutas de los ganados, determinaron en Ciudad Real un sistema radial.

Un plano de Ciudad Real ofrece: "Recinto amurallado, puertas y collaciones". De la Puerta de Alarcos a la Puerta de Calatrava, con las puertas de la Mata, Granada y Ciruela, está delimitada la collación de San Pedro. De la Puerta de Alarcos a la Puerta de Toledo, con la de Santa María en el centro, está delimitada la collación de Santa María. De la Puerta de Calatrava a la Puerta de Toledo, como una cuña, se introduce la collación de Santiago.

En el epígrafe "Iglesias medievales de Ciudad Real" nos dice Elena Sainz Magaña: "Las tres iglesias erigidas en la época de los orígenes de Villa Real responden a una serie de premisas que nos permiten incluirlas estilísticamente dentro del arte Gótico, aunque cada una de ellas tiene su propia personalidad". Y agrega: "es evidente que en Ciudad Real no trabajaron maestros cortesanos, si bien el proyecto era de maestros, la ejecución corrió a cargo de alarifes de la zona". Y lo que es más importante para entender el artesonado de la Iglesia de Santiago: "Debemos resaltar la presencia de una gran población morisca y la existencia de una tradición constructiva dentro de las técnicas mudéjares".



El lunes, 27 de agosto de 2007, aparecía un reportaje en el diario Lanza que nos anunciaba en grandes titulares: "Arranca la segunda gran restauración de la Iglesia de Santiago". Y a continuación agrega en otro titular: "Tres restauradores y un carpintero trabajarán nueve meses en el artesonado mudéjar, una joya del siglo XIV que estuvo oculta más de doscientos años".

De la Iglesia de Santiago nos dice Elena Sainz Magaña lo siguiente: "Se construyó, tal vez, sobre el lugar de una antigua ermita... Está ubicada en la collación de Santiago, en la parte Noreste de la ciudad donde se había situado el barrio de la Judería". Después, con el crecimiento de la población fue ocupado este barrio por población cristiana. También nos dice la autora que en este lugar es posible que hubiera un torreón de avanzada para guardar el lugar de Pozuelo Seco de don Gil. Esta tesis ha sido defendida por la mayoría de los historiadores de prestigio, como Ramírez de Arellano y Sánchez Lillo. Alegan todos que la torre maciza y robusta de Santiago no podía corresponderse en otra época con la iglesia, que debió de ser en un principio de dimensiones reducidas y no formar el conjunto de armonía con la hermosa correspondencia de volúmenes de ahora.

Elena Sainz Magaña nos habla de los añadidos que recibió la Iglesia de Santiago en el tiempo y las restauraciones de 1986-89 y 1991-92, que la han remozado con su sencillo perfil recobrando toda su belleza al ser eliminados los añadidos, el cobertizo de ladrillo que tapaba la puerta sur y una capilla lateral de principios del siglo XX. Pero la reforma no sólo ha consistido en eliminar añadidos sino especialmente en consolidar lo más hermoso que atesora la Iglesia de Santiago: consolidación de la estructura de la torre, así como de las bóvedas, pilares y otros elementos arquitectónicos y decorativos. Una cuestión muy importante es que se sacaran a la luz las techumbres y las pinturas que decoraban las paredes y las bóvedas.



Nosotros consideramos de mucho interés, para poder escribir, la hemerografía que no está al día. Este reportaje del diario Lanza, del verano pasado, que redactó la corresponsal de Lanza, Belén Rodríguez, nos viene como anillo al dedo para escribir este artículo, sobre una iglesia, que es una joya del siglo XIV, y que forma parte del legado histórico, cultural, artístico y social de Ciudad Real. Nuestra ordenada hemeroteca particular nos ha permitido rescatar este reportaje donde se nos muestran esas fotografías tan bien logradas. La editorial nos anuncia de forma inmediata: "La empresa cántabra "Arte Vecchio" comienza a instalar a partir de hoy el andamiaje". Y otro titular nos indica: "Una rehabilitación que invita a mirar al cielo". Con el andamio se consigue mirar y tocar el techo para que nosotros podamos "mirar el cielo". Este techo del artesonado mudéjar nos sitúa en el siglo XIV, agitado y convulso, que estuvo jalonado por una serie de guerras intestinas para cerrarse en 1369 con una guerra fratricida y un regicidio en Montiel, cuando Pedo I el Justiciero o El Cruel, según quién lo juzgara, cayó ante el puñal fratricida. Pedro I fue un rey mudéjar, tal como el arte que predominó en Toledo, en Sevilla, en Guadalupe... y en esta Iglesia de Santiago de Ciudad Real, que fue una flor de la llanura o una rosa de los vientos, como la de radios rojos que adornan su bóveda medieval.

Nos informa el diario Lanza que los andamios vuelven a la Iglesia de Santiago, para recuperar la obra que allí se realizó durante los siglos XIII, XIV y XV, una obra de estilo gótico y de artesonado mudéjar. La corresponsal Belén Rodríguez nos indica la importancia del mudéjar: "El estilo arquitectónico mudéjar floreció en España desde el siglo XIII hasta el XVI, caracterizado por la conservación de elementos del arte cristiano y el empleo de la ornamentación árabe". Y a continuación nos dice que el artesonado de la Iglesia de Santiago llama la atención por su sencillez, pues hasta la restauración de los años ochenta del siglo XX permaneció más de doscientos años oculto, dado que estaba escondido por una bóveda de cañón construida en el siglo XVIII. Agrega nuestra corresponsal: "Se trata de un artesonado mudéjar de tradición almohade, decorado con lazos que forman estrellas y polígonos de ocho puntas con los escudos de la familia de don Pedro Muñiz de Godoy, los Coello de Portugal y la Orden de Calatrava". Elena Sainz Magaña nos habla de la Iglesia de Santiago como de "una sencilla fábrica de mampostería reforzada con sillería en los puntos más débiles, como son puertas, ventanas, pilares y cadenas".

 


Cuando hemos contemplado la Iglesia de Santiago por fuera, hemos quedado maravillados de su sencillez por su: a) Juego de armonía de volúmenes entre la torre robusta y la firmeza de las naves, que se corresponden entre sí. b) Las techumbres apoyan sobre un alero sustentado por canecillos, lo que sugiere reminiscencias islámicas. c) Las dos portadas, al Norte y al Sur, son de arco apuntado trasdosado de puntas de diamante. d) A los pies se alza una maciza torre de planta cuadrada y de dos cuerpos. En el interior de la Iglesia de Santiago la cabecera es tripartita, con tres ábsides escalonados poligonales. Los tres ábsides van precedidos por tres tramos cuadrados, a modo de pseudocrucero, que está cubierto de bóveda de crucería de nervios baquetonados. La comunicación entre estos tres tramos se realiza por medio de arcos apuntados que arrancan desde el pavimento. Elena Sainz nos habla de la iluminación del templo: "La iluminación de la cabecera se soluciona mediante ventanas lancetadas de doble vano y óculo tetrafolio en el ábside central, mientras que en los laterales se conservan únicamente fragmentos de saeteras, ya que a finales del siglo XV o principios del XVI se abrieron sendas capillas contiguas a los mismos".

Por el plano que se nos presenta de la planta de la Iglesia de Santiago, así como por las preciosas fotografías del interior, podemos comprobar cómo el templo es de tres naves -más ancha y alta la central-, separadas por cuatro arcos formeros ojivales apoyados en pilares ochavados con capiteles decorados con motivos vegetales y en airosas ménsulas en el hastial de los pies. Elena Sainz Magaña incide en el descubrimiento del techo mudéjar: "las cubiertas de las naves están compuestas por magníficas armaduras de madera que fueron sacadas a la luz y restauradas en las últimas campañas, dado que hasta este momento estaban ocultas por bóvedas barrocas de yeso y cañas". Y nosotros nos quedamos con esta Iglesia de Santiago en el rincón de la collación de su nombre, en un rincón de nuestro corazón, tal vez por la eterna maravilla de su piedra rubia de mampostería y de sillar, por esa torre maciza que parece que va a girar para marcarnos la rosa de los vientos, esa que guarda policromada en su bóveda, y en ese bello artesonado de lazo y de la heráldica de aquel siglo XIV, que se marchó cuando Ciudad Real era un emporio agrícola, ganadero y comercial, con la pañería que hizo famosa a Villa Real y después a Ciudad Real.

Lucio López Ramírez. Diario “Lanza”, lunes 18 de agosto de 2008



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