De todos es conocido que Ciudad Real fue una ciudad amurallada, en la que existieron 8 puertas de acceso y 130 torreones. Su muralla tenía una forma de elipse casi perfecta con una longitud de 4.600 m., con un grosor de 2,20 m. De esta antigua muralla solo queda hoy la Puerta de Toledo y un pequeño lienzo, en la ronda de la Mata.
A parte de las ocho puertas de acceso, el recinto amurallado también tenia algunos portillos, es decir una pequeña puerta o postigo que daba acceso a la ciudad, sin tener que hacerlo por las puertas de acceso a Ciudad Real. Entre las puertas de Alarcos y la de Santa María, se situaba el Portillo de Barragán que dio nombre a la actual y pequeña calle que comunica la Ronda de Alarcos con la calle Aben Canes.
La calle Portillo de Barragán a principios del
siglo XX y en las tres primeras décadas de este, estaba formada por grandes
solares donde por un lado se encontraba el Campo de Recreo de la Antigua
Academia General de Enseñanza de Ciudad Real, y por otro por grandes corrales. Actualmente
está edificada por bloques de pisos, sin ningún elemento arquitectónico que
destacar.
Frente al Portillo de Barragán se encontraba una
de las casetas del fielato de la ciudad. Fielato era el nombre popular que
recibían en España las casetas de cobro de los arbitrios y tasas municipales
sobre el tráfico de mercancías. El término fielato procede del
fiel o balanza que se usaba para el pesaje.
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