Ayer sábado
día 17 de marzo, el Teatro Municipal Quijano acogió la pronunciación del Magno
Pregón de la Semana Santa
de Ciudad Real 2012. El acto fue mantenido por Manuel López Francia quien dio la palabra a la
persona encargada de presentar al pregonero 2012, el también pregonero de la Semana Santa de Ciudad Real del
año 2010, D. Javier Ruiz Martínez, quien ensalzo entrañablemente la persona del
sacerdote salesiano, D. Joaquín Torres Campos, persona designada por la Asociación de Cofradías
para pregonar la Semana Santa
de Ciudad Real en este año 2012.
Joaquín Torres
pronuncio un pregón cargado de simbolismo y lleno de citas bíblicas, y sobre
todo de bellos versos que, en una ambiente de recogimiento, estaban llenos de
un importante sentido religioso que invitaba a que las cofradías realmente se
conviertan en la catequesis en la calle propagando la fe en Cristo.
En este
sentido, se congratuló de que la Semana
Grande de Ciudad Real “se apasiona y apasiona con los cinco
sentidos”, al tiempo que logra que se engalane la ciudad y “sobre todo, se
ponga aún más guapa en el interior de los corazones”.
No obstante,
consideró que aún queda camino por recorrer y aprovechó para hacer un
llamamiento a escuchar la palabra de verdad, la Palabra de Dios, en estos
tiempos en los que “tantas palabras oímos, tantas palabras escribimos, y más
ahora, con los nuevos medios y redes: mensajes, mensajes y mensajes. A todas
horas y en todos los lugares. Muchas palabras, quizás con poco valor, muchas de
ellas esquivas y tramposas, transmisoras de mentira, escasa palabra de honor…
Palabra y palabrería, qué poco trecho separa la verdad de la mentira, el amor
del desamor, la vida del abismo, en que el hombre no repara”.
Por este
motivo animo a los cristianos, y especialmente a los cofrades, a que escuchen
al Señor y graben sus palabras en su corazón, “pero no te las guardes
infecundas. Si las tienes muy dentro de tu corazón, saldrán a tu boca, y te las
llevarás contigo de viaje, y estarán contigo en tu casa, acostado o levantado”.
Y es que,
Joaquín Torres lanzó un mensaje de esperanza en un mundo en crisis como el
actual, e indicó a los presentes que siempre tendrán el apoyo de Cristo y su
Madre, recordando que “cuando besamos los pies y las manos de las imágenes de
Jesús o María, somos nosotros los que recibimos el beso de Dios, que nos invita
a ser, aquí y ahora, las manos y pies del Señor y de la Virgen. Manos que abracen y
unan, manos que respalden y animen, manos entrelazadas para trabajar juntos y
solidarizarse, manos tendidas y respetuosas, manos entrelazadas y suplicantes,
que se elevan en oración por los prójimos y los lejanos”.
Por este
motivo aseguró que “Tratar con respeto y veneración nuestras imágenes sagradas,
para tratar con respeto y veneración el cuerpo y alma de todo ser humano, el
nuestro el primero, como templos del Señor”, al tiempo que reiteró la necesidad
de renovar los compromisos cristianos que cada uno ha adquirido.
Torres, que
evocó algunos recuerdos de la película “La Pasión ” que dirigio Mel Gibson y cuyo pregón no
sólo estuvo marcado por las constantes referencias a un Hijo torturado y que da
su vida por los demás, sino también a la Madre que sufre, hizo estas reflexiones mientras
iba narrando la Pasión
de Cristo a través de las distintas cofradías de Ciudad Real y, sobre todo, de
sus imágenes titulares, a las que iba dedicando poemas, sin olvidar citar
algunos de los lugares más emblemáticos en los que los ciudadrealeños pueden
disfrutar y orar ante ellas.
Para Joaquín
Torres “Ciudad Real en Semana Santa son miradas, son aromas, son toques,
pisadas, sones, repiques, silencios, noche y amanecer, rocío, tibieza y frío,
luz y sabor, oración callada, canto de humildes hermanas, tronar vibrante de
turba y cornetín, crepúsculo y aurora, serpiente candeal de súplica ardiente.
Semana Santa en Ciudad Real son colores y olores, tambores, flauta y oboe,
frescor de palma y olivo, rosa, clavel y alhelí, gris amenazante, cielo añil y
sol brillante, sudores trabajaderos, penitencia adusta y candor infantil”.
Mientras que
hablaba de la belleza de la
Semana de Pasión ciudadrealeña resaltó la hermosura y
elegancia de pasos, palios y tronos, la elegancia del discurrir de nazarenos
penitentes, el cimbreo prodigioso del costalero, el arte de todo un pueblo
puesto en la calle, nos lleva a percibir la hermosura y belleza de la fe,
catequesis viva de una fe secular.
Asimismo, no
quiso olvidar a muchos de los artífices de que esta belleza se pueda contemplar
en la calle, responsabilidad no sólo de sus escultores, sino al arte, muchas
veces anónimo de tantos otros, entre los que citó a “floristas, bordadoras,
costureras, doradores, vestidores, orfebres, carpinteros, encajeras, pulidores,
bruñidores, tallistas, diseñadores, cereros, sastres, zapateros, pintores,
músicos, compositores, vaciadores…”.
Joaquín
Torres, gran divulgador de la devoción a María Auxiliadora, no quiso concluir
su emotivo pregón sin tener en recuerdo específico “y un tributo filial” a
todas las madres, como él mismo señalo, desde María, Madre por excelencia.
“A la madre
del nazareno y del penitente; a esa madre que lleva en brazos a su niño
pequeño, y al paso del misterio, le espeta: ¡es el Señor!, y cuando llega el
palio, le dice; ¡Es la Virgen ,
la Madre del
Señor!, y se santiguan los dos –catequesis viva y sencilla. Madre del capataz y
del costalero. Madres que alumbran, musitando tantas cosas por los hijos…
Madres que llevan a sus hijos el agua o el bocadillo para continuar bien la
estación. Madres nazarenas de cofrades y hermanos. Madres que van guardando
cada detalle en su corazón, al igual que María, viendo crecer a sus hijos.
Madre,
abuelas, que en brazos llevan a sus hijos infantes y derraman esa lágrima
furtiva cuando le imponen la medalla en la jura de hermanos o al profesar la fe
y besar las benditas reglas. Madres de los catequistas y madres catequistas.
Madre del que se va de casa, Madre del emigrante y madre emigrante, que marchó
a tierra extraña para que su hijo y su gente tuvieran futuro. Madres en
soledad, angustia o desampara, que siguen, como María, fuertes, de pie ante la
cruz. Madres que infunden esperanza, calor, sosiego, hogar.
Madres de
sacerdotes, ¡también!, quienes no os daremos descendencia natural, mas quiera
Dios os demos cielo. Madres siempre bellas y hermosas, transparencia del amor
puro de Dios”.
Finalmente, el
acto que cada año organiza la
Asociación de Cofradías de Ciudad Real, concluyo, como es
tradicional, con la entrega de le escultura del penitente realizado por Kirico
que sólo poseen quienes han sido los pregoneros de la Semana Santa ciudadrealeña.
Entre los
asistentes al acto, además de la Alcaldesa
Rosa Romero Sánchez, se encontraban el Presidente de la Asociación de
Cofradías, Emilio Martín Aguirre, así como integrantes de la Comisión Permanente
y representantes de toas las hermandades, y el Vicario General, Miguel Esparza
Fernández, concejales del Equipo de Gobierno, el senador, Miguel Ángel
Rodríguez, la Diputada ,
Carmen Quintanilla Barba, y un Comandante representante de la Base de Helicópteros de
Almagro, entre otras autoridades civiles y numerosos cofrades que no quisieron
perderse el pregón oficial que anuncia la cercanía de la Semana Santa de Ciudad Real.
El broche de
oro a este emotivo acto, que como siempre gozó del favor de un público
entregado, lo puso la Banda
de Música de la
Agrupación Musical de Ciudad Real, que interpreto cinco
marchas procesionales, cerrando el acto con la Marcha Real.
No hay comentarios:
Publicar un comentario