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miércoles, 12 de agosto de 2015

LOS PASOS DE LA VIRGEN DEL PRADO (I)


 Lienzo anónimo del siglo XVII que se encuentra en el camarín de la Virgen del Prado, donde podemos ver a la imagen sobre su antiguo paso

La Virgen del Prado, Patrona de Ciudad Real, a lo largo de los siglos siempre ha procesionado el 15 de agosto. Para su salida procesional a lo largo de los siglos, la imagen de la Virgen ha utilizado diferentes pasos procesionales, teniendo descripción del paso que utilizó desde el siglo XVII hasta finales del XIX, ya que se conserva en el archivo de la Parroquia de Nuestra Señora del Prado (Merced), la documentación de quien mandó hacer el paso y como se hizo.

Este paso de plata lo mandó hacer Antonio Barrio, obra que llevó a cabo el platero de Toledo, Antonio Velasco, según la escritura de contrato de siete de mayo de 1644 entre el Lic. Juan Bautista de Rojas, como Mayordomo de la Parroquia de Nuestra Señora del Prado de esta Ciudad y José de Mena, en nombre de Antonio del Barrio, su suegro, regidor de ella y Antonio Velasco, platero y contraste de la Ciudad de Toledo, por la que el dicho Antonio Velasco se obligó a fabricar un trono de plata para el carro triunfal de la Santísima Imagen de Nuestra Señora del Prado que había de ser de una peana de dos tercias y dos dedos de alta, prolongado y resaltado de vara y media de largo y una vara y cuatro dedos de ancho, conforme a una buena arquitectura y el dibujo que, para ello, se le entregó, fundado sobre madera y clavecín de hierro, cuya costa ha de pagar la dicha iglesia. Se le había de pagar al dicho Antonio de Velasco, de labrar de dicho trono por cada marco de plata, de ley cincuenta y dos reales de vellón con que se pasase de ochenta marcos de plata seis más o seis menos y de los que así montase dicho trono y gastos se le había de pagar de esta manera: el dicho José de Mena, 500 pesos de plata por otros tantos que debía a la iglesia el dicho Antonio del Barrio. Por las causas que reduce la escritura, lo demás lo debía de pagar el dicho Juan Rojas, como tal Mayordomo de la dicha iglesia en ciertas prendas y joyas de oro de Nuestra Señora, que, por ser antiguas, no se servían de ella su Imagen. Lo demás, en dinero, a ciertos plazos.

Juan Bautista de Rojas, Mayordomo de la Parroquia, tiene que recurrir a la Curia Diocesana recabando la aprobación no sólo de la obra, sino también de la enajenación de las piezas de oro y joyas antiguas, no usadas, para costear la parte que le corresponde a la Parroquia.

Así el 10 de mayo de 1644 recibe una carta del Deán del Cabildo de Toledo, del siguiente tenor:

A petición de Don Juan Bautista de Rojas, mayordomo de la iglesia Parroquial de Santa María del Prado (que) nos hace relación que José de Mella, marido y conjunta persona con Doña Micaela del Barrio, hija legítima de Don Antonio del Barrio han referido que respecto a que el Capitán Gaspar de Mena y Loaissa, Capitán General de la Ciudad de Mariquita y su provincia, y Alférez Real de dicha Ciudad, que es en Las Indias, ha enviado al susodicho Antonio Barrio 500 pesos de a ocho reales de plata, para que se haga un trono de plata a la Santa Imagen de Nuestra Señora del Prado para sus festividades; el susodicho José de Mella para que tuviese el efecto de hacerse el trono, los quería dar y entregar de contado, obligándose la Fábrica de la dicha iglesia a pagar lo demás que faltase y que, en esta conformidad, los susodichos, el susodicho Mayordomo había hecho diligencia para que, diferentes maestros diesen traza y dibujo para la hechura del dicho trono y, entre otros que se habían dado, a mi parecer, el más apropiado y curioso es de Antonio de Velasco, platero y contrastador de esta Ciudad, por lo cual le enviamos llamar para hacer con él el concierto y escritura con intervención del Vicario de dicha Ciudad, para cuya dicha escritura ante 

Primitiva imagen de la Virgen del Prado, imagen que procesionó sobre el paso del cual hablamos en esta entrada. La fotografía fue realizada en 1866 con motivo de la visita de Isabel II a nuestra ciudad. Archivo Liberto Lopez de la Franca

Nos habían de hacer demostración con el juramento que, conforme a la traza y dibujo, montaría el peso de dicho trono 80 marcos, seis más o menos, y que la cantidad de 500 pesos no era bastante por ser la hechura de la Santísima Imagen muy grande, y que si perdía la ocasión presente no llegaría a hacerse, y que la dicha iglesia tenía unos relicarios de plata y oro viejos que no servían de cosa alguna y que su precio igualara lo que faltaba para el dicho trono, había parecido sería conveniente deshacerse de ellos y que la necesidad presente se socorriese y siendo así mismo que también faltaría hechura que costaría 4.600 reales con maderas y hierro, se habían hecho diligencias para pedir a la ciudad que, de unos propios que se debían muchos días hacía sin traer acuerdo de donde pagarlos, se pagase por ser para la dicha obra tan pía; y se había ofrecido, con efecto de pagarlos luego. Y para  que tal se lleve a efecto el dicho contrato y todo lo demás de esto, referido por lo que tocaba a la iglesia y su Fábrica, era suerte que se espere de nuestra aprobación y licencia, atendiendo a lo cual, sus pedidos y súplicas, le mandamos dar respecto a la gran utilidad que de ello se seguirá y, si ahora no se ponía en ejecución, no tendría efecto que la Santa Imagen del Prado, de mi gran devoción, y no salía en sus festividades con la secuencia que se quería, lo cual así mismo nos suplicó el susodicho Antonio de Velasco, por su petición, que se presenta juntamente con la fianza que dan para la dicha obra. Y vistas de concierto las dos peticiones por los señores del Concejo, juntamente con la escritura que, para ello, se otorgó en la dicha Ciudad Real en siete días del presente mes de mayo ante Lorenzo del Valle, escribano público del número de ella, entre el dicho Mayordomo y el dicho José de Mella y el dicho Antonio de Velasco y Doña Manuela de Salinas, su mujer, y Doña Josefa de Carabaca, viuda mujer que fue de Vicente de Salinas, platero, que fue de la Nuestra Santa Iglesia, por ante Diego de Valladolid, escribano público del número de la dicha ciudad, fue acordado que deberíamos mandar por esta nuestra carta, por la cual tenemos por bien APROBAR Y, POR LA CUAL APROBAMOS LA DICHA ESCRITURA DE CONTRATO EN TODO Y POR TODO, como en ella se contiene y mandamos de guardar y cumplir conforme a su letra por lo que toca y pueda tocar a la dicha Iglesia y su Fábrica y damos licencia para que teniendo efecto el entrego de 500 reales de plata doble pueda ayudar la dicha Fábrica para hacer el dicho trono con los relicarios de plata y oro viejos, según y conforme se nos pide. Dado en diez días del mes de mayo de 1644 años. Lo firman Don Francisco F. de Córdoba, Don Pedro Luján, el Lic. Jacinto de Castelvi y Lerma.

El paso se hizo, lo que no impidió las grandes dificultades que opuso Antonio de Velasco, yerno de Antonio del Barrio y Salcedo por creer que no se debió dar tal mandamiento que, por otra parte, no significa mandato de ejecución sino que se trata de una mera licencia para que la iglesia supla los gastos; condición ésta que, hasta que no se realice, se niega el señor Velasco a poner los 500 reales de plata, así como su personal intervención en la ejecución de la obra,  en caso de llevarse a cabo, sin que el señor Velasco, dice, hubiera intervenido en nada llevando el asunto entre el Vicario y el Mayordomo de la Iglesia. Por fin el citado Antonio Velasco, ante el Notario Lorenzo del Valle, da carta de pago a favor de la Iglesia y del Mayordomo Juan Bautista de Rojas, de la parte que le tocó pagar de le hechura del dicho paso queda así descrito:

Las piezas y peso del trono de plata que ha hecho Antonio de Velasco para Nuestra Señora del Prado, de Ciudad Real, son de las maneras siguientes en cinco cuerpos:

Plinto.- Tiene cuatro piezas grandes, cuatro bisagras y cuatro tornillos lisonjas. Pesan siete marcos, dos onzas y cuatro ochavos.

Rostro de la imagen de la Virgen del Prado y el Niño destruida en 1936 por republicanos extremistas de izquierda

Media caña.- Tiene ocho piezas grandes y ocho sobrepuestas con tornillos que la ajustan. Pesa 8 marcos y 7 onzas.

Dosel.- Tiene ocho piezas y ocho cartelas. Tiene más ocho óvalos pequeños. Pesa todo catorce óvalos y ocho artesoncillos con tornillos que van debajo de las cartelas, 31 marcos, siete onzas y una ochava.

Media caña grande.- Tiene cuatro serafines, ocho sobrepuestos con doce óvalos en frente de las cartelas; ocho molduras de las esquinas; cuatro escuadras menores y cuatro largas; otras cuatro escuadras grandes y con resaltos y otras cuatro largas y ocho tornillos con rosca que los fijan; cuatro chapas que hacen los resaltos; dos chapas grandes cuadradas, cuatro chapas triángulos. Pesa 24 marcos, tres onzas y 5 ochavas.

Dosel de arriba.- Ocho piezas grandes que hacen los resaltos; dos largas y dos más cortas y 12 sobrepuestos. Pesa 12 marcos, 3 onzas y 6 ochavas y media.

Tachuelas y chapillas de las escuadras que no se pesan porque se han de fijar allá. Pesa 3 marcos y 2 onzas.

Total ochenta y cinco marcos y un medio de ochava”.

Y las terrijas con que se fijan los tornillos se regulan por dos marcos de hechura, de manera que viene a tener plata, según el peso, ochenta y cinco marcos y medio ochavo. Y con los dos de las terrajas son ochenta y siete marcos de hechura. Y asi decimos, lo hemos pesado y ajustado, como maestros de platería de Toledo, nosotros Bernardo Enrique, Pedro Pérez y Juan Durán, por ser el mismo Antonio de Velasco el contraste, y se ajustó en dos días del mes de agosto, con presencia del doctor Bartolomé de Cervallos, relator del Consejo de la Dignidad Arzobispal. Y a mayor abundamiento, en presencia del notario y testigos juramos por Dios, Nuestro Señor, y a una señal de la Cruz, en testimonio de verdad que la obra del dicho trono está muy perfecta y bien acabada, conforme a el arte y que el trabajo que ha tenido el maestro en hacerla, con tan poca plata, ha sido muy grande, porque comprendida su grandeza y variedad de piezas, había de llevar más de cien marcos y así se ha hecho a la tasa en beneficio de hechura que le correspondía del más del  gasto de plata. Y para que, de ello, conste, así lo declaramos y firmamos, siendo testigos Antonio Pérez, el Lic. Pedro Bastante, relator del Consejo Arzobispal de Toledo, Juan Merino, vecino de Carrión, en Toledo a seis de agosto de 1647. Y doy fe conozco a los dichos señores tasadores, todos con firma usuales. Sebastián Enrique. Firmado. Pedro Pérez. Firmado. Juan Durán. Firmado. Ante mí. Domingo de Avedano “. (L. núm. 603).

Este paso era empujado en las procesiones de la Virgen, por ocho hermanos llamados de carro, paso en el cual procesionó la imagen de la Virgen del Prado hasta el año 1884, ya que en 1885 se estrenó uno de la Casa Meneses. Este cambio de paso motivo la queja de los historiadores que vivían en aquella época en nuestra ciudad, como D. Rafael Ramírez de Arellano, cuando en su obra “Al Derredor de la Virgen del Prado” publicada en 1914, dice lo siguiente: “Con dinero americano se labró también una alhaja insigne que ha durado dos siglos largos en esta iglesia y que el cabildo catedral, con mal acuerdo, cambió dando dinero encina, por las andas actuales de plata de Meneses y bien feas. Nos referimos á las andas ó trono antiguo de la Virgen á que se contrae el documento 603 del archivo de la Merced”.

La Virgen del Prado siempre ha permanecido en su paso desde el 9 de agosto hasta la celebración de su octava el día 22


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