Buscar este blog

miércoles, 22 de noviembre de 2017

EL 1 DE FEBRERO DE 1912 SE INAUGURÓ EN LA CALLE CUCHILLERÍA “GRAND HOTEL”


 
Comedor con muebles de estilo ingles y alemán

Invitados por los dueños del Grand hotel, ayer tarde a las cinco asistimos a la inauguración de este nuevo establecimiento; recorrimos sus dependencias, todas ellas instaladas con indiscutible buen gusto, con gran lujo, y toda clase de comodidades.

El Grand hotel cuenta con más de cuarenta habitaciones para viajeros, clasificadas en dos clases: primera y segunda; se diferencian las unas de las otras en que aquellas son más espaciosas, tienen vista a la calle, calefacción por vapor, mejor decorado, y muebles de más lujo: el espejo corriente está sustituido por el armario de luna, y además de la sillería hay en cada una de esas habitaciones una excelente butaca.

 Las de segunda clase, tienen vista a los patios del hotel, mejor dicho a las galerías que recogen la luz de esos patios, y también reúnen todas las condiciones necesarias para que resulte grata la estancia.

En el piso superior todas, o casi todas las habitaciones son de primera. Las del centro de la galería principal tienen un magnifico mirador a la calle de Carlos Vázquez, y balcones las otras laterales. Los huéspedes disfrutan en ese mismo piso, y podrán utilizarlo también para sus visitas, de un hermoso gabinete, muy bien decorado y con rica sillería guarnecida verde.

Como queda dicho, lo mismo en el piso superior que en el interior, cuatro amplias galerías, con magníficas cristaleras, de arriba abajo, reciben la luz natural directamente, y descomponiéndose luego se distribuye en las habitaciones.

Estas tienen timbre; y la luz eléctrica, durante la noche; la instalación es muy bonita, y en los comedores y salón de lectura, más que bonita resulta espléndida.

 
Sala de lectura

Al piso superior, ya descrito, siquiera a grandes rasgos, conduce amplia escalera de mármol; nace esta a continuación del vestíbulo, á raíz de unos pasillos, precisamente en el centro de las dos mitades del edificio, y luego al llegar al descanso se divide en dos, igualmente amplias, a uno y otro lado que rematan en la anchurosa galería del principal; el centro de estas escaleras está revestido de rica alfombra, y tanto los pasamanos como el decorado de los costeros y los techos constituyen un derroche de buen gusto. En el frente de la escalera hay una hermosísima luna, que más avalora el resto del decorado.

El piso inferior se descompone de la siguiente manera: el vestíbulo a que hemos hecho mención; a la izquierda un magnifico salón de lectura, y a la derecha el comedor, ambos instalados a todo lujo, con muebles estilo inglés y alemán, en su mayor parte; el comedor cuenta con gran número de mesas, unipersonales, para dos, y para cuatro o más personas, y en el centro, a todo lo largo, la mesa general.

Seguidamente aparece el bar, en el cual el servicio de cervezas, refrescos, helados, pastelillos, etc., se hará extensivo al público. El bar comunica con el comedor y con el vestíbulo.

A continuación están la cocina, la repostería, la caldera de la calefacción, de último sistema, y otras dependencias: todo ello con comunicación a una de las galerías de la planta baja del edificio. Por otra galería se llega al cuarto de baño y duchas, a los inodoros, cuya instalación resulta magnifica, etc., etc. Y por último en las otras dos galerías encontramos un buen número de habitaciones, instaladas con la elegancia y las comodidades que ya hemos descrito al hablar de las del piso superior.

 
Habitación de primera clase

Como verán nuestros lectores, la distribución del edificio es verdaderamente admirable; a ello ha contribuido en gran parte su propietario el conocido banquero D. Enrique Morales, que incondicionalmente puso su finca a la disposición de los dueños del Grand hotel, para que la dirección de las obras corriera a su cargo.

Y así han resultado, que no sabemos qué admirar más en el establecimiento, si el lujo, las comodidades, o el refinado buen gusto que se observa en todo.

Para el servicio de viajeros cuenta Grand hotel con un magnifico carruaje, tirado por un hermoso tronco de caballos.

Los dueños del nuevo establecimiento obsequiaron espléndidamente a sus numerosos invitados con el siguiente luch:

Menú: Consomée imperial.-Jamón avilés a la española.- Galantina trufada.- Foigrás a la bella vista.- Lengua a la escarlata.- Emparedados surtidos.- Pancillos a la inglesa.- Pastelería.- Dulces.- Ponche al Chartreuse.- Vinos.- Champagne.- Café y Thé.

El servicio del esplendido menú basta por sí solo para acreditar al Grand hotel. Sus dueños demostraron conocer a la perfección el negocio, y por ello fueron muy felicitados.

La dependencia del establecimiento es bastante numerosa. Los mozos de comedor visten traje negro, de smoking. La cocina está montada a la alta escuela del arte culinario, capaz de satisfacer a los más exigentes gastrónomos.

Como comentario por nuestra parte, solo decimos que el nuevo hotel honra a una capital. Siquiera por este hecho, hacemos votos por el éxito de los que no han reparado en exponer un considerable capital, digno de la mejor suerte.

Diario “El Pueblo Manchego”. Año II, Núm. 321, viernes 2 de febrero de 1912, página 2.     


1 comentario: