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miércoles, 1 de noviembre de 2017

LA PARROQUIA DE SAN PEDRO DESPUÉS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA


 
Interior de la Parroquia de San Pedro con el sacerdote predicando desde el antiguo púlpito

Terminada la Guerra Civil Española el 1 de abril de 1939, el párroco que lo fue hasta el inicio de la guerra de la Parroquia de San Pedro, D. Emiliano Morales Rivera, que había salvado la vida, fue el que se hizo de nuevo cargo de la parroquia y a quien le tocó reconstruirla.

El informe que publique ayer, nos da idea del estado penoso que se encontraba la parroquia en 1939 y la gran labor que tuvo que hacer D. Emiliano para que volviera de nuevo al culto.

 
Vista del altar mayor tal y como quedo después de la Guerra Civil Española

Así de su altar mayor solo se salvó su estructura  y la imaginería superior del mismo, por lo que se colocó una reproducción del antiguo cuadro de San Pedro en el centro del retablo,  sustituyendo  las antiguas imágenes de Santos que se encontraban en la parte inferior, por unas nuevas tallas del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María.

 
Vista del pulpito de forja construido tras la Guerra Civil

Entre el altar mayor y la capilla de los Veras se encontraba un retablo dorado en oro, que se salvo de su destrucción de la guerra, que se dedicó a la Milagrosa, estableciéndose en la parroquia la Asociación de la Medalla que tenía dos ramas, una de mujeres y otra de hombres. Las mujeres pertenecían a la asociación anteriormente reseñada y los hombres a la Asociación de Caballeros de la Milagrosa.

 
Tal y como quedo la nave de la epístola tras la Guerra Civil y después de 1953

Estas dos asociaciones tenemos documentada que funcionaban en la citada parroquia a comienzos de los años cuarenta del pasado siglo XX, siendo estas asociaciones junto al Párroco de San Pedro, Rvdo. Sr. D. Emiliano Morales Rivera, quienes adquirieron en 1943 por un importe de 4000 pesetas, una imagen de la Virgen Milagrosa a los escultores valencianos, José María Raussell Montañana y Francisco Llorens Ferrer.

 
Retablo que se encontraba entre el altar mayor y la Capilla de los Veras dedicado a la milagrosa

La imagen de 1.50 cm. sigue escrupulosamente el prototipo establecido en Francia según las narraciones de la Santa visionaria, de ahí que María sea una bella doncella y vaya vestida con una estilizada túnica ceñida a la cintura y manto azul con vueltas que cae delicadamente sobre sus brazos, coronada por la típica aureola de las doce estrellas.

 
La imagen del Cristo del Perdón y de las Aguas con el retablo que se le construyó en 1954 en la Capilla de los Veras

Esta imagen presidia el retablo anteriormente reseñado, celebrando todos los meses la Asociación de la Medalla Milagrosa cultos en su honor. En el mes de noviembre junto a la Asociación de Caballeros de la Milagrosa, se organizaba un Triduo que concluía el día 27 con la salida procesional de la imagen, en la que participaban las alumnas del colegio de San José.

El retablo de la Milagrosa de la Parroquia de San Pedro, fue desmontado en la restauración que sufrió el templo a comienzos de los años setenta del pasado siglo XX  y retirada del culto la imagen de la Virgen, de la cual desconozco el paralelo de la misma.

 
Retablo de Nuestro Padre Jesús Caído construido en 1953 entre el altar mayor y la capilla de San Juan Bautista

La capilla de los Veras volvió a ser dedicada al culto del Santísimo Cristo del Perdón y de las Aguas, con una imagen  que se adquirió al escultor conquense Luis Marco Pérez, que llegó a nuestra ciudad en 1943, colocándose en una hornacina excavada en la pared frente a la cancela de entrada que se pintó de bermellón. La capilla fue restaurada en 1954 por la hermandad, saneándola y adquiriendo un retablo de madera dorada con pan de oro en el que se enmarcaba la imagen, suponiendo la obra, entre albañiles, carpinteros, tallista y dorador, 13.000 pts.

 
Vista de la puerta de la Capilla de San Juan Bautista, donde podemos ver varias piezas de cerámica realizadas tras la Guerra Civil en los talleres de cerámica de Triana en Sevilla

Desde la restauración de la Parroquia de San Pedro en los años setenta del pasado siglo XX, la imagen del Santísimo Cristo del Perdón del Perdón y de las Aguas fue trasladada desde su capilla, pasando a presidir el altar mayor de la parroquia, donde actualmente recibe culto, dedicándose actualmente la capilla de los veras al culto del Inmaculado Corazón de María y de San Antonio María Claret.

 
Así quedo el retablo de Nuestro Padre Jesús Nazareno tras la Guerra Civil y hacia 1942

Entre la capilla de San Juan Bautista y el altar mayor se colocó un retablo en el año 1953, adquirido por la Hermandad de Jesús Caído,  retablo tallado y dorado en pan de oro, donde se oficiaban misas. Al iniciarse las obras de restauración de la parroquia en 1970, la imagen abandonó el templo donde había recibido culto durante 365 años, desmontándose su altar que se perdió para siempre, y no volviendo a recibir culto diario en el citado templo la imagen de Jesús Caído, algo incomprensible.

 
Vista del interior de la parroquia tras la guerra y una vez reconstruido el mobiliario de la misma

El retablo de la capilla de San Juan Bautista no fue destruido durante la guerra, por lo que al término de la misma se volvió a dedicar a Nuestro Padre Jesús Nazareno, colocándose en el centro de la misma la nueva imagen del escultor sevillano Antonio Illanes Rodríguez adquirida en el año 1942. Junto a la imagen del Nazareno se colocaron las imágenes de San Blas, Santa Rita y coronando el retablo la imagen de Santa Teresita del Niño Jesús.

 
Otra vista del interior de la parroquia

En la capilla de funeraria de D. Fernando de Coca, el retablo de alabastro sufrió la pérdida de la imagen gótica de la Virgen del Loreto, y no siendo sustituida esta hasta 1967 por una nueva imagen del escultor madrileño, Faustino Sanz Herranz. El sepulcro del chantre fue profanado y sufrió grandes desperfectos, siendo restaurado en 1945 por Antonio Coronado, que tallaría de nuevo las partes destruidas en 1936.

En cuanto al coro este perdió toda la imaginería que poseía, colocándose la nueva imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte presidiendo el mismo. Por último el mobiliario de la parroquia tuvo que renovarse en su totalidad, realizándose un viacrucis cerámico sevillano.

 
Vista de parte del coro tras la Guerra Civil

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