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jueves, 2 de septiembre de 2021

PÁGINAS DE UN CALLEJERO FLORAL: CALLE DEL ESPINO

 

La calle del Espino en los años cincuenta del pasado siglo. Fotografía Julián Alonso



Varias son las especies botánicas conocidas por “espino”. ¿A cuál de ellas estará dedicada la calle del Espino? Frecuente, en España, es el espino albar, planta arbustiva, con ramas espinosas, flores blancas o rosadas y frutos del tamaño de guisantes y de color rojo, insípidos, pero comestibles, llamados “mujuelas”, por lo cual a la planta también se le dice majuelo. Por otro lado, acá llamamos “majuelos” a los viñedos –quizá porque antiguamente estuvieran cercados con espinos o se cultivasen estos entre las cepas –lo que me hace pensar si no sería el espino albar, blanco o majuelo, quien dio título a la calle por la sencilla razón de existir algunos cercando los “majuelos” o entremezclados entre los viñedos, que indudablemente, en épocas remotas debió haber lindado con esta calle dado su enclave periférico en la antigua urbe.

Cuando niños, nos tiroteábamos con huesos de majuelas escupiéndolas por un canuto que con ellas vendían, a modo de cerbatanas.

¡Cómo se alegra y bulle la calle Espino los días de toros! Su labriega tranquilidad diaria, solo alterada con gritería de chicos, vocerío de las madres y tin-tin jubiloso del cimbalillo de la vecina ermita de los Remedios anunciando la feliz llegada al mundo de un ciudarrealeño se hace regocijo cuando, desde la calle Toledo número 61 (antiguo), donde comienza, hasta la plaza de Toros, donde fina, la recorre el gentío que va de fiesta. Mulillas, picadores, botas barrigudas, almohadillas de papel, cascabeleo de coches, ronquido de autos, mantillas, gaseosas… cruzan, corren, se aprietan entre casas viejas, pobretonas, de paredes blancas de jalbiego y tal cual casona de ancho portal empedrado, con columnas de piedra con grandes zapatas, escalera de ladrillo y cal y barandal ampuloso y bello de rica madera torneada como recuerdo de un lejano pasado holgado y señorón.

 

Julián Alonso Rodríguez. Diario “lanza”, lunes 25 de febrero de 1956


Casa de la del calle del Espino número 12 ya desaparecida, de la que Julián Alonso hace referencia en su escrito. La fotografía también es suya


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