La minoría de edad de los testigos de una
violación una mujer casada, determinantes para exculpar al agresor en un juicio
en el siglo XIV
El Archivo Municipal de Ciudad Real guarda un valioso documento que recoge un juicio por agresión sexual que pone de manifiesto las bases de nuestro Estado de Derecho hace siete siglos. Con más menos garantías, la víctima de la violación, Teresa Juan, tiene la oportunidad de defender su honor "como mujer casada" ante el tribunal real que juzgó Juan Domínguez, por haberla mancillado "fuera de la aldea segura". En la vista, celebrada en Toro (Zamora) bajo el patrocinio de la Reina Doña María (esposa de Alfonso XI), declaran siete testigos, cuyo testimonio queda inhabilitado por ser menores de edad, incluso dos de ellos son doblemente descalificados por ser primos segundos de la víctima. Tanto es así, quizás por las razones culturales de una sociedad patriarcal, que Domínguez es exculpado por no poderse demostrar la denuncia de la mujer.
El documento será restaurado gracias la colaboración entre instituciones (Ayuntamiento Junta de Comunidades) y, más que ser un material único para la historia de la ciudad, pone en valor la posición de las mujeres en España hace más de 600 años, en una sociedad en la que su dignidad contaba para las leyes.
En la medida que se avanza en la revisión del pergamino -de 270 por 440' milímetros de dimensión fechado el 18 de septiembre de 1333-, cuyo texto ha recuperado el archivero municipal, Valeriano Villajos, se comprueba cómo el escribano del mismo, Alfonso Álvarez, relata el suceso de los hechos con la exposición del imputado, de la víctima de los testigos de ambas partes.
Al parecer, los hechos sucedieron en Trabadelo (León) cuando Domínguez, según Teresa, "la prendió, la cogió por los cabellos y le dio puñetazos en la cara, en la espalda la empujó hasta derribarla en tierra por la fuerza, siendo ella casada".
Álvarez reúne ante él ambos, que dan su versión bajo juramento para "probar dicha pesquisa", y...- " para fallar por fuero y por derecho", calificando finalmente que "en dicha querella no se probaba con ira él ninguna cosa que le penase". Así, una vez "vistos examinados los testigos contenidos en dicha pesquisa, fallara que ninguno de ellos no dicen de vista ni de cierta sabiduría que ninguno de ellos no decían que él (Domínguez) mesase la dicha Teresa, ni que le diese golpes en la cara, la espalda, ni que la derribase en tierra, ni que yaciera con ella por la fuerza". Por ello, el tribunal lo dio por libre, al no poder probar nada.
En el juicio comparecieron Diego Fernández, Pedro Alfonso, Antonio Juan, Ferrán Alfonso, Diego Fernández, Miguel Pérez Juan Gutiérrez, cuyos testimonios "no decían ninguna cosa contra él (Domínguez)", además de comprobarse que eran menores de edad y su testimonio resultó invalidado "según derecho de la ley del libro del Juzgado de León", que recogía "que no podía ni debía llamar ni recibir en testimonio en tal caso...".
Primos segundos
Igualmente, Teresa Juan hubo de certificar bajo juramento, petición del acusado, que Pedro Alfonso y Juan Gutiérrez eran sus primos segundos, "parientes en tal grado que no podían testificar por cuanto eran segundas personas de primas".
Por tanto, la sentencia que recoge Antonio Juanes rubrica Alfonso Álvarez, ambos escribanos de la reina Doña María, dice "yo, Antonio Juanes, visto examinado diligentemente todo el pleito que es entre Juan Domínguez Teresa Juan sobre la querella que me dio ésta,... visto la pesquisa vistos los testimonios,... todo lo que quisieron decir presentar por escrito, ambas las dichas partes,...en mí examinados, que lo librase como falle por fuero por derecho,... que no había ninguna cosa contra e dicho Juan Domínguez".
El estado de conservación del documento, catalogado con el número 501, es calificado por Villajos, de "regular", con parte del texto ilegible sin el sello real por su deterioro, por lo que se ha considerado desde la Concejalía de Cultura que era prioritario proceder su recuperación.
En realidad, el acta del juicio estaba fechada en 1371, según el calendario hispano, aunque se volvió datar para ajustarla la era cristiana, para cuya traslación hubo de restarse 39 años. EI pergamino es de piel está escrito en castellano antiguo con el tipo de letra albalaes (gótica minúscula), es muy descriptivo porque da cuenta de quienes participaron en el juicio, incluidos los abogados, aunque hay muchas partes que no se pueden leer.
Sobre por qué se encuentra en el archivo capitalino, Villajos señala que, a falta de datos históricos, se debió que aquel momento se encontrara Alfonso XI en Ciudad Real, donde sus asistentes le hicieron llegar el pliego para que lo certificara.
Julia Yébenes. Diario Lanza,
domingo 22 de marzo de 2009
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