Uniforme
de la Milicia Concejil
A los ciudadrealeños se les conoce
coloquialmente como "culipardos". El motivo no es otro que el
uniforme de la Milicia Concejil (ejército comunal) de Ciudad Real durante la
Edad Media, su uniforme era de color pardo, esto es marrón, y los pantalones no
existían, si no que se usaban calzas.
Esta palabra tiene relación con la
palabra churriego. Tienen como antecedente en común la batalla de Malas Tardes
en la que los ciudadrealeños entraron en
guerra en 1328 con los miguelturreños. Antes de esta fecha eran calatravos y
pozueleños.
HISTORIA
La Orden de Calatrava había renovado y
concedido más privilegios a la emergente aldea de Miguelturra, situada a apenas
tres kilómetros del asentamiento regio de Villarreal, fundada por Alfonso X con
el propósito de debilitar el poder creciente de esta Orden en La Mancha, con el
fin de despoblarla. El infante Felipe de Castilla, tutor del rey Alfonso XI,
intentaba contener al maestre de la orden Garci López de Padilla, más un señor
feudal que un freire luchador contra los infieles. Como López de Padilla fue
derrotado por la taifa de Jaén en 1328, se levantaron contra él los freyres de
la Orden acaudillados por Frey Juan Nuñez de Prado, Clavero de la Orden, y una
serie de caballeros de su confianza, algunos de ellos nacidos en Villarreal.
Quesada, alcaide del alcázar de Villarreal, los acogió tras las murallas y
pidió refuerzos a otras ciudades de realengo, Baeza, Córdoba y Toledo, e
informó al infante Felipe de la situación.
Antigua Puerta de
Miguelturra, acceso natural a la capital desde el camino de Granada y por donde
salieron las tropas de Ciudad Real para la Batalla de Malas Tardes
Al enterarse el maestre Garcí López de
Padilla, reunió entre julio y agosto a sus mesnadas y partió hacia Miguelturra,
quemando y arrasando viñas y campos de Villarreal como si fuera
tierra de infieles y poniéndole asedio para presionar a las autoridades y que
soltaran a los freyres desleales tras las murallas. Los vecinos que salían a
cultivar los campos eran azotados y apaleados y enviados al Sacro Convento de
Calatrava la Nueva. Cuenta el cronista Francisco de Rades y Andrada que
"salieron un día contra el Maestre cinquenta de cauallo" desde
Villarreal para evitar nuevas incursiones y fueron destrozados por las huestes
calatravas. A la desesperada, pues los refuerzos de otras ciudades de realengo
no venían, hicieron una salida por sorpresa o contraataque destinado a romper
el sitio. Las tropas reales iban acaudilladas por el Clavero Diego Sánchez de
Viezma y el Alcaide Quesada por el llamado camino de Peralvillo. Garci López de
Padilla se enteró y ambas huestes lucharon en el pago llamado de Malas Tardes.
Los calatravos perdieron y el Maestre huyó herido. Las huestes reales, formadas
por freires calatravos sediciosos y la milicia urbana de Villarreal, hoy Ciudad
Real, no se detuvieron ahí y marcharon contra Miguelturra, la cual asaltaron y
saquearon, matando a mujeres, niños y ancianos y quemándolas casas, en especial
el palacio o Casa de la Clavería y una torre fuerte, que era vista desde
Villarreal como centro de posibles incursiones a los dominios de realengo.
La contienda se resolvió al llegar a la
mayoría de edad Alfonso XI y asumir la corona, renunciando al maestrazgo Garci
López de Padilla a fines de 1329 y reestructurando el término de Miguelturra de
forma tal que perdiera la Atalaya de los Abenzales en favor de Villarreal y
confirmando la cesión de Peralvillo, que ya fue hecha efectiva en 1306. Se
creaba así una zona de nadie entre la emergente Orden de Calatrava y las
posesiones de Alfonso XI, el Justiciero.
Plano
donde se celebró la batalla de Malas Tardes entre los municipios de Ciudad Real
y Miguelturra, el circulo amarillo que se encuentra en el
centro del plano, es el lugar donde se celebró la Batalla
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