Hoy 16 de julio se celebra la festividad
de Nuestra Señora del Carmen, que esta tarde saldrá en procesión desde la
iglesia del Monasterio de las Madres Carmelitas. Han sido diferentes imágenes
que a lo largo de los siglos han procesionado por las calles y plazas de
nuestra ciudad, siendo sustituidas estas por diferentes motivos.
La imagen barroca que procesionó hasta
1936, era una imagen que salía en procesión portada en un paso a un hombro y
que fue destruida en 1936 al inicio de la Guerra Civil Española.
Pasada la guerra civil, se reorganizó la
Hermandad de Nuestra Señora del Carmen, hermandad que tenemos constancia que
estaba fundada en el siglo XVIII, procesionando hasta 1944 una imagen propiedad
del que fuera Presidente de la Diputación Provincial, Evaristo Martín.
Por este motivo la Hermandad de Nuestra
Señora del Carmen, presidida en aquellos años por D. Juan Gil, se propuso
realizar una nueva imagen de la Virgen del Carmen para poderla procesionar, mediante una suscripción
popular. El 19 de enero de 1944 el diario Lanza publicaba en su segunda página,
la siguiente carta de la hermandad carmelitana:
“A
vosotras, mujeres, abuelas, madres hijas, nietas, esposas, novias: que os
llamáis Carmen, Carmina, Carmela, Carmenchu etc., que lleváis el nombre de
nuestra Santísima Madre del Monte Carmelo: de la Virgen a quien nunca pedimos
bienes terrenales, sino protección y ayuda para la salvación eterna de los
seres queridos que pedimos para siempre, a la que nos encomendamos en el trance
supremo con esa plegaria sencilla y brevísima que todas sabéis, “Virgen del
Carmelo llevad mi alma al cielo”. A vosotras cuyo nombre también quiere decir
jardín, conjunto de flores: La Hermandad de la Virgen del Carmen de esta
capital, tiene que haceros una súplica, tiene que pediros vuestra ayuda moral y
material para adquirir una nueva imagen de la Virgen, previas unas
explicaciones justificadas de nuestra demanda.
Como
todos sabemos, la horda roja con furia salvaje destruyó el interior de la
humilde Iglesia del Convento de las Carmelitas, con todas las Imágenes,
retablos y altares que había de indiscutible mérito, entre ellas al admirable
escultura de madera, finamente tallada y policromada de Nuestra Señora del
Carmen y otra de Santa Teresa de Jesús, Patrona de los Abogados, cuyos restos y
escombros fueron arrojados en distintos lugres de las inmediaciones de la
población.
En
la soberbia fotografía expuesta en el escaparate del comercio de don Tomás de
la Fuente, calle General Aguilera, de esta capital, podréis recordar la
bellísima Imagen destruida.
A
la liberación de esta zona por nuestro glorioso Caudillo, con donaciones de
algunas personas piadosas se reparó en lo posible y con la obligada modestia la
Iglesia antes citada, instalándose algunos altares y poniendo en el altar
mayor, una Imagen de Nuestra Señora que perteneció a la antigua capilla del
Carmen ya destruida, y en la actualidad Hospital Provincial, escultura muy
apreciable pero que por su tamaño y peso no es adecuada para sacarla en
procesión el día de su festividad.
La
dispersa Hermandad del Carmen, siempre pobre, se reorganizó en el mismo año de
la victoria, y restableció en cuanto pudo los cultos anuales, llevando en la
concurrida y fervorosa procesión del 16 de julio, una imagen no por pequeña
menos bonita de la propiedad particular de nuestro cofrade, don Evaristo Martín
y cedida gentilmente para este fin.
En
virtud de lo expuesto y la ineludible obligación en que todos estamos de
contribuir con todas nuestras fuerzas a reconstruir las riquezas artísticas que
la locura roja destruyó, para formar, de nuevo la España católica y grande que
quiere nuestro Caudillo, la Hermandad del Carmen se ha propuesto adquirir una
imagen de talla como la anterior, con su carroza, para venerarla con la misma
fe que la otra y llevarla en esa procesión solemne y fervorosa del 16 de julio
en la que todas habéis lucido y luciréis, al mismo tiempo que vuestra devoción,
vuestra belleza y vuestra alegría, porque la verbena y la procesión del Carmen
es innegable que son fiestas de gente joven, que al calor del tiempo y de la
juventud ponen en ella la alegría de la vida.
Pero
la Hermandad del Carmen, además de no tener dinero no quiere ser ella sola la
que contribuya a la adquisición de la nueva imagen, sino que quiere que
contribuyan todos, chicos y grandes, ricos y pobres, para que en lo material lo
mismo que en lo divino, la Virgen sea de todos y para todos, y que cada uno
tenga en ella un pedazo más o menos grande, lo mismo que todos absolutamente
todos tenemos su protección y su amor de madre.
La
súplica que la Hermandad tiene que hacer a las Cármenes, es precisamente esa,
que nos deis vuestra ayuda material con vuestro donativo y la moral de vuestro
concurso para pedirle a todos que den una cantidad, que contribuyan con unas
monedas para sufragar los gastos que no son en realidad muy grandes, pero que
superan a las posibilidades particulares, en una palabra que se constituyan con
los directivos de la Hermandad en agentes propagandistas y recaudantes.
Seguros
de que atenderéis nuestro ruego, os anticipamos las más sinceras gracias y deseamos
que Nuestra Señora del Carmen os premie vuestra devoción.
LA
HERMANDAD DEL CARMEN”
La nueva imagen de la Virgen del Carmen
se encargo a los talleres valencianos de arte religioso de José Rabasa Pérez y
Antonio Royo Miralles, que tenían un taller de arte religioso. Royo y
Rabasa no son escultores, sino más bien los dueños de unos talleres. José
Rabasa Pérez era en realidad banquero y Antonio Royo Miralles, decorador, ambos
eran cuñados y poseían un único taller hasta que se separaron sobre el año
1953. Ellos daban nombre al taller y afloraban sus apellidos dando fama a las
obras, pero la realidad era muy otra, un grupo de buenos escultores eran los
que verdaderamente trabajaban, quedando sus nombres en el anonimato. Este
anonimato muchas veces era querido por los propios artistas, pues el ser
imaginero religioso en la posguerra, aun no era muy bien visto por el conjunto
de la sociedad española.
Las obras que salían del taller no
estaban firmadas y solo figuraba la reseña del nombre del taller como Rabasa y
Royo, de ahí que se generara mucha confusión sobres las autorías. Desconocemos
el nombre del escultor de la imagen de Nuestra Señora del Carmen.
La imagen de la Virgen llego a nuestra
ciudad para los cultos que se realizan en su honor en 1944 y salió en procesión
por primera vez el 16 de julio de 1944. Esta primera procesión fue presidida
por el Clero de la Parroquia de la Merced, el Vicario de la Diócesis, el Jefe Provincial del Movimiento, el Alcalde
y los señores Sabariegos y Alcázar. El paso fue acompañado por la banda de
música municipal y al pasar por delante del Convento de la Hijas de María
Inmaculada, se cantaron motetes por el coro del colegio.
Una vez acabada la procesión la imagen
fue colocada presidiendo el altar mayor
de la iglesia de las carmelitas, lugar que abandonaba todos los años para su
salida procesional el 16 de julio, hasta el año 1962 que se realizó una nueva
imagen procesional, y donde actualmente recibe culto.
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