En la Bula Confirmatoria de Honorio III
al arzobispado toledano, de 9 de febrero de 1217, sobre las pertenencias de
éste en el territorio; Félix Hernández publica “vineam, furnum, sernas Zuferolam
cum ómnibus términos suis” (HERNÁNDEZ, 1941: 278). En 1225, en el documento
moz´raba de compra por parte del arzobispo de Toledo a Fernando, hijo de Pedro
Armíldez, de su parte en Ciruela, González Palencia copia en grafía árabe
“>fi al-hisn wa-l-garya al-musmu al-suhayrula al-fi<” (GONZÁLEZ,
1926-1930: 81), transcribiéndola por “Azuheruela”. Por su parte, para el mismo
documento, Ignacio Ferrando ofrece la grafía árabe “>suxayru(wa)la<
(FERRANDO, 1995: 56) y “>hisn suxayrula<” (hisn sukhayrula) (FERRANDO,
1995: 68 y 69), transcribiendo como “Zuheruela” (FERRANDO, 1995: 68 y 69),
mientras Julio González señala al tratar sobre el mismo documento “Zueruela”
(GONZÁLEZ, 1975: 348).
En el documento mozárabe de compra del
resto de sus derechos a María Armíldez, fechado en 1228, González Palencia
copia “>suharula<” (GONZÁLEZ, 1926-1930: 94 y 95), estando la palabra
vocalizada en árabe y, aunque al dorso del documento en caracteres latinos se
señala “Ciferuela”, transcribiendo “Cuherueka”. Para el mismo documento,
Ignacio Ferrando ofrece el topónimo con la grafía “>s.harula<”,
transcribiendo “Ciferuela” (FERRANDO, 1995: 15), y “>suharula<”, como
“Zuheruela” (FERRANDO, 1995: 19), mientras Julio González transcribe
“Cuheruela” (GONZÁLEZ, 1975: 348) y Luis Rafael Villegas, utilizando también
como fuente a González Palencia, lo hace como “Zueruela” (VILLEGAS, 1981: 55).
En la Carta Puebla concedida por el
maestre de la Orden de Calatrava a Miguelturra, fechada indirectamente en 1230,
aunque el documento conservado sea posterior, José Manuel Ocaña transcribe
“Ciuruela” (OCAÑA, 1995: 377) y Hervás y Buendía “Ciüruela” (HERVÁS, 1899:
“Miguelturra”, 412), al igual que Manuel Corchado que utiliza a este último
autor como fuente (CORCHADO, 1982: 338).
En el documento mozárabe de compra en
1233 por parte del arzobispado de los derechos pertenecientes a Gonzalbo
García, González Palencia copia “>suhayrula<” (GONZÁLEZ, 1926-1930: 107),
transcribiendo “Zoheruela”. Asimismo, Ignacio Ferrando también utiliza la
grafía “>suhayrula<”, transcribiéndolo como “Zuheruela” (FERRANDO, 1995:
19). En la otra escritura de compra a Gonzalbo Gutiérrez de Amaya, González
Palencia copia “>suhayrula<” (GONZÁLEZ, 1926-1930: 106-109),
transcribiendo también “Zoheruela”, mientras Ignacio Ferrando lee
“>s.harula<”, transcrbiéndolo por “Zuferuela” (FERRANDO, 1995: 15). En
ambos casos, Hervás y Buendía menciona el topónimo como “Cihuruela”, anotando
que el documento a los que se refiere son una copia fechada en 1347 del
traslado de las escrituras de la venta del árabe al latín (HERVÁS, 1899:
“Ciudad Real”, 281).
Como “Zuheruela” (GONZÁLEZ, 1975: 350;
HERVÁS, 1899: “Ciudad Real”, 238), “Cuheruela” (VILLEGAS, 1995: 66; AYALA,
1996: 59) y “Cuhuruela” (VILLEGAS, 1996: 16) aparece citando por diversos
autores para hacer mención al topónimo descrito en el documento fundacional de
Villa Real de 1255.
Ya en el siglo XIX, en documento de
delimitación de términos fechado en 1347, Manuel Corchado cita “Camino de
Ciheruela” (CORCHADO, 1982: 341), mientras Luis Rafael Villegas transcribe
“Ciheruela” (VILLEGAS, 1981: 66).
Muy posteriormente, para 1780, Inocencio
Hervás indica que se seguía utilizando “Cihiruela” (HERVÁS, 1899: “Ciudad
Real”, 282); Miñano, en 1826, “Ciheruela” (MIÑANO, 1826-1829: “Ciheruela”),
siendo Madoz la primera referencia histórica de la que disponemos en la
utilización del topónimo en su variante “Ciruela” (MADOZ, 1850: “Ciruela”,
“Ciudad Real”). José de Hosta, en 1865 (HOSTA, 1865: 71); Inocencio Hervás, en
1899 (HERVÁS, 1899: “Ciudad Real”, 282), y Delgado Merchán, en 1907, confirman
la variante del topónimo que ha llegado hasta nuestros días, si bien también el
último de los autores mencionados señala que tradicionalmente se le denomina
“Cihiruela” (DELGADO, 1907: 57).
La
evolución léxica
Federico Corriente señala para los
sustantivos andalusís femeninos la “abrumadora mayoría de bases / KuKKal”
(CORRIENTE, 1992: 79), siendo el diminutivo usual el correspondiente a la forma
(1u2áy3a).
En cuanto a la evolución del diminutivo
>sujayra<, Arnald Steiger ya señaló la transcripción medieval de /s./
inicial por /c/ y /z/ (STEIGER, 1932: 166), como es el caso de las formas
“Ciferuela” y “Zuferuela”. Asimismo, Ignacio Ferrando indica para el dialecto
andalusí, en el contexto de la Marca Media, que existen testimonios sobre la
develarización de la /s/ y confluencia en /s/, o incluso alternancias, entre la
primera, alveolopredorsal espirante velarizada, y la segunda, alveolopredorsal
espirante sorda, al igual que entre esta última y la /z/, al alveolopredorsal
espirante sonora, si bien en la mayoría de los casos pueden deberse a confusión
grafémica (FERRANDO, 1995: 15, 26 y 27). El proceso de vacilaciones y cambios
sufridos por la segunda consonante, /x/ > /h/ > /f/ o /h/, están también
atestiguados plenamente en toponimia, tanto en su evolución andalusí como
intrarromance: “>suxayrula<” (sukhayrula), “>suhayrula<” o
“>suhayrula<” y “Zuflheruela” (ALARCOS, 1951: 13; FERRANDO, 1995: 240).
En cuanto al proceso seguido por las
vocales, señalar que la monoptongación de /ay/ en /e/ es tan usual en los
topónimos romances, de origen andalusí, que induce a pensar en si se trata
realmente de un fenómeno intrarromance, o bien en algunos casos incluso
andalusí (FERRANDO, 1995: 18). Si bien, en el caso analizado, se advierte en
los documentos mozárabes vacilaciones entre conservación y monoprongación:
“>suhayrula<” y “>suharula<”, respectivamente, teniendo presente
que el último de los casos se puede comprobar la citada tendencia hacia la
reducción a /e/ (FERRANDO, 1995: 15). Por su parte, la evolución de la primera
consonante, en la que se observan nítidamente vacilaciones iniciales, entre /u/
e /i/, cuenta también con diversos paralelos.
Correspondencias
y paralelos
>Sajra< (sakhara) y su diminutivo
>sujayra< (sukhayra) se encuentran documentados como topónimos con relativa frecuencia (EGUILAZ, 1886; DOZY,
1898; HERNÁNDEZ, 1941; ASÍN, 1944; COROMINAS, 1974; AGUIRRE & JIMÉNEZ,
1979; MARTÍNEZ, 1981; GARULO, 1983; TERÉS, 1986; CORRIENTE, 1988; CALVO, 1990;
DÍAZ & BARRIOS, 1991; FERRANDO, 1995; FELIPE, 1997; CORRIENTE 1998; MAÍLLO,
1998; ABELLÁN, 1999; RANZ & LÓPEZ, 1999; FRANCO, 2002; GARCÍA, 2004; BAJO
& MAÍLLO, 2005); incluso, el primero de ellos, como antropónimo común en la
antigua onomástica árabe (TERÉS, 1991: 13) y, además, con paralelos actuales en
el Magreb (LERCHUNDI, 1892; COLIN, 1994).
Para los topónimos >sajra<
(sakhara) y sus compuestos, Hernández Jiménez ya señala, en un estudio básico
para el análisis que efectuamos, que aún pudiendo ser un nombre común una parte
de los topónimos que analiza, la palabra árabe >sajara< (sakhara)
acompañada de un apelativo “es frecuentemente empleada con referencia a un
crestón fortificado y en cierto modo puede considerarse sinónima de fortaleza
roqueada” (HERNÁNDEZ, 1941: 87), como en el caso de “>Sahat Qays”< (Saoat
Kays), actual Peña de Echauri, en Navarra (coordenadas UTM ED-50; x=594406;
y=4739606; Huso=30), mencionada en las crónicas de los emires Alhakam I y Abdarraomdn
II, entre los años 796 y 847 (IBN HAYYAN, 2001:39).
Por su parte, se localizan también
diversos enclaves correspondientes a peñuelas también fortificadas,
aprovechando las facilidades naturales del terreno. En Apiés, término
municipal de Huesca, hay atestiguado un “> hisn sajratayn<” (hisn
sakharatayn), citado por Al-Razi y Al-‘Udri, e identificadas con las Peñas de
San Miguel (“Sen”) y Amán (“Men”),
flaqueando el Santo de Roldán (coordenadas UTM ED-50: X=716140; Y=4681730; Huso=30). En la primera de ellas es donde se
ubican actualmente los vestigios defensivos, contándose entre ellos con una
torre rectangular de 13 por 10 metros de planta (ESCO & SEÑAC, 1988: 17).
Otra “>al-sujayra<” (al-sukhayra),
con la connotación de peña fotificada, se indica con referencia al reparto
territorial entre los hijos de ‘Amril b. Timalt, en 971/972, adjudicándoselo a
Zarwal e identificándolo Helena de Felipe con Zuera o con Peñalcázar
(FELIPE, 1997: 168 y 339), mientras que,
al igual que Viguera Molins (VIGUERA, 1991), Souto Lasala (SOUTO, 1992: 147) se
inclina por identificar Zuera, siguiendo a Fernando de la Granja (GRANJA,
1966), con la relacionada por al-‘Udri, sin llegar a determinar la localización
exacta de la mencionada en el reparto entre los hijos de ‘Amril, aunque indica
que debería localizarse entre la Marca Superior y la Media. Así, analizada la
descripción y teniendo en cuenta la distribución geográfica, resulta más
plausible la identificación del lugar en el entrono próximo del castillo
roquedo de Cihuela (coordenadas UTM ED-50: X=583609; Y=4584820; Huso=30), en el
límite actual de la provincia de Soria, con la de Zaragoza, en el valle del río
Henar, entre Ateca y Deza, teniendo presente además que Eleuterio Carracedo
atribuye a la localidad el origen del apellido “Ciueruela” (CARRACEDO, 1996:
180), mencionado en documento de principios del siglo XIII (GARCÍA, 1981: 118),
aunque realice la explicación del topónimo a través de un étimo latino.
En la provincia de Castellón, al sur del
término municipal de Cabanes, el Castillo de Sufera, mencionado en el primer
cuarto del siglo XIII como “Zufera” (BAZZANA & GUICHARD, 1977:333), se
sitúa sobre un estrecho expolón rocoso de la Sierra de les Santes (coordenadas
UTM ED-50: X=248430; Y=4442400; Huso=31), controlando el paso natural hacia
Benicasim, en las cercanías del Castillo de Miravet y con topónimos próximos
como los de Barranco de Miravet, Agujas de Santa Águeda o Roca de Mediodía.
En tierras más meridionales, se
constata, durante el proceso de ocupación almorávide del Valle Alto del
Guadalquivir, en 1091, una “>al-sujayraz” (al-sukhayra) entre los enclaves
romados, independiente de alguna otra cita como la correspondiente a “>Sajra
al-Walad<” (Sakhara al-Walad). Una fortaleza de “>al-sujur<”
(al-sukhur), también llamada “>al-sujayra<” (al-sukhayra), se identifica
con el castillo que domina Ricote, conocido también como de los Peñascales,
sobre el río Segura (coordenadas UTM ED-50: X=643650; Y=4224720; Huso=30), es
el núcleo de la rebelión de Muhammad b. Yusuf b. Hud al-Yudami, en 1228
(AGUIRRE & JIMÉNEZ, 1979: 238). Mientras, en la vía de comunicación de
Córdoba a Granada, se encuentra Zuheros, con su castillo sobre un peñasco,
mencionado ya a finales del siglo IX (coordenadas UTM ED-50: X=384450;
Y=4155600; Huso=30), y, en Pinos Puente, Granada, el Peñón de Zujaira (ASÍN,
1944: 145; CORRIENTE, 1977: 55; CALVO, 1990: 54: DÍAZ & BARRIOS, 1991:
168), con coordenadas UTM ED-50: X=428700; Y=4123800; Huso=30.
Pedro
J. Ripoll Vivancos
(Separata
Boletín de Arqueología Medieval. Nº 13. Asociación Española de Arqueología
Medieval. 2007)
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