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miércoles, 5 de febrero de 2014

CIRUELA: HISN AL-SUJAYRULA (IV)



En la Bula Confirmatoria de Honorio III al arzobispado toledano, de 9 de febrero de 1217, sobre las pertenencias de éste en el territorio; Félix Hernández publica “vineam, furnum, sernas Zuferolam cum ómnibus términos suis” (HERNÁNDEZ, 1941: 278). En 1225, en el documento moz´raba de compra por parte del arzobispo de Toledo a Fernando, hijo de Pedro Armíldez, de su parte en Ciruela, González Palencia copia en grafía árabe “>fi al-hisn wa-l-garya al-musmu al-suhayrula al-fi<” (GONZÁLEZ, 1926-1930: 81), transcribiéndola por “Azuheruela”. Por su parte, para el mismo documento, Ignacio Ferrando ofrece la grafía árabe “>suxayru(wa)la< (FERRANDO, 1995: 56) y “>hisn suxayrula<” (hisn sukhayrula) (FERRANDO, 1995: 68 y 69), transcribiendo como “Zuheruela” (FERRANDO, 1995: 68 y 69), mientras Julio González señala al tratar sobre el mismo documento “Zueruela” (GONZÁLEZ, 1975: 348).

En el documento mozárabe de compra del resto de sus derechos a María Armíldez, fechado en 1228, González Palencia copia “>suharula<” (GONZÁLEZ, 1926-1930: 94 y 95), estando la palabra vocalizada en árabe y, aunque al dorso del documento en caracteres latinos se señala “Ciferuela”, transcribiendo “Cuherueka”. Para el mismo documento, Ignacio Ferrando ofrece el topónimo con la grafía “>s.harula<”, transcribiendo “Ciferuela” (FERRANDO, 1995: 15), y “>suharula<”, como “Zuheruela” (FERRANDO, 1995: 19), mientras Julio González transcribe “Cuheruela” (GONZÁLEZ, 1975: 348) y Luis Rafael Villegas, utilizando también como fuente a González Palencia, lo hace como “Zueruela” (VILLEGAS, 1981: 55).

En la Carta Puebla concedida por el maestre de la Orden de Calatrava a Miguelturra, fechada indirectamente en 1230, aunque el documento conservado sea posterior, José Manuel Ocaña transcribe “Ciuruela” (OCAÑA, 1995: 377) y Hervás y Buendía “Ciüruela” (HERVÁS, 1899: “Miguelturra”, 412), al igual que Manuel Corchado que utiliza a este último autor como fuente (CORCHADO, 1982: 338).

En el documento mozárabe de compra en 1233 por parte del arzobispado de los derechos pertenecientes a Gonzalbo García, González Palencia copia “>suhayrula<” (GONZÁLEZ, 1926-1930: 107), transcribiendo “Zoheruela”. Asimismo, Ignacio Ferrando también utiliza la grafía “>suhayrula<”, transcribiéndolo como “Zuheruela” (FERRANDO, 1995: 19). En la otra escritura de compra a Gonzalbo Gutiérrez de Amaya, González Palencia copia “>suhayrula<” (GONZÁLEZ, 1926-1930: 106-109), transcribiendo también “Zoheruela”, mientras Ignacio Ferrando lee “>s.harula<”, transcrbiéndolo por “Zuferuela” (FERRANDO, 1995: 15). En ambos casos, Hervás y Buendía menciona el topónimo como “Cihuruela”, anotando que el documento a los que se refiere son una copia fechada en 1347 del traslado de las escrituras de la venta del árabe al latín (HERVÁS, 1899: “Ciudad Real”, 281).

Como “Zuheruela” (GONZÁLEZ, 1975: 350; HERVÁS, 1899: “Ciudad Real”, 238), “Cuheruela” (VILLEGAS, 1995: 66; AYALA, 1996: 59) y “Cuhuruela” (VILLEGAS, 1996: 16) aparece citando por diversos autores para hacer mención al topónimo descrito en el documento fundacional de Villa Real de 1255.

Ya en el siglo XIX, en documento de delimitación de términos fechado en 1347, Manuel Corchado cita “Camino de Ciheruela” (CORCHADO, 1982: 341), mientras Luis Rafael Villegas transcribe “Ciheruela” (VILLEGAS, 1981: 66).


Muy posteriormente, para 1780, Inocencio Hervás indica que se seguía utilizando “Cihiruela” (HERVÁS, 1899: “Ciudad Real”, 282); Miñano, en 1826, “Ciheruela” (MIÑANO, 1826-1829: “Ciheruela”), siendo Madoz la primera referencia histórica de la que disponemos en la utilización del topónimo en su variante “Ciruela” (MADOZ, 1850: “Ciruela”, “Ciudad Real”). José de Hosta, en 1865 (HOSTA, 1865: 71); Inocencio Hervás, en 1899 (HERVÁS, 1899: “Ciudad Real”, 282), y Delgado Merchán, en 1907, confirman la variante del topónimo que ha llegado hasta nuestros días, si bien también el último de los autores mencionados señala que tradicionalmente se le denomina “Cihiruela” (DELGADO, 1907: 57).

La evolución léxica

Federico Corriente señala para los sustantivos andalusís femeninos la “abrumadora mayoría de bases / KuKKal” (CORRIENTE, 1992: 79), siendo el diminutivo usual el correspondiente a la forma (1u2áy3a).

En cuanto a la evolución del diminutivo >sujayra<, Arnald Steiger ya señaló la transcripción medieval de /s./ inicial por /c/ y /z/ (STEIGER, 1932: 166), como es el caso de las formas “Ciferuela” y “Zuferuela”. Asimismo, Ignacio Ferrando indica para el dialecto andalusí, en el contexto de la Marca Media, que existen testimonios sobre la develarización de la /s/ y confluencia en /s/, o incluso alternancias, entre la primera, alveolopredorsal espirante velarizada, y la segunda, alveolopredorsal espirante sorda, al igual que entre esta última y la /z/, al alveolopredorsal espirante sonora, si bien en la mayoría de los casos pueden deberse a confusión grafémica (FERRANDO, 1995: 15, 26 y 27). El proceso de vacilaciones y cambios sufridos por la segunda consonante, /x/ > /h/ > /f/ o /h/, están también atestiguados plenamente en toponimia, tanto en su evolución andalusí como intrarromance: “>suxayrula<” (sukhayrula), “>suhayrula<” o “>suhayrula<” y “Zuflheruela” (ALARCOS, 1951: 13; FERRANDO, 1995: 240).

En cuanto al proceso seguido por las vocales, señalar que la monoptongación de /ay/ en /e/ es tan usual en los topónimos romances, de origen andalusí, que induce a pensar en si se trata realmente de un fenómeno intrarromance, o bien en algunos casos incluso andalusí (FERRANDO, 1995: 18). Si bien, en el caso analizado, se advierte en los documentos mozárabes vacilaciones entre conservación y monoprongación: “>suhayrula<” y “>suharula<”, respectivamente, teniendo presente que el último de los casos se puede comprobar la citada tendencia hacia la reducción a /e/ (FERRANDO, 1995: 15). Por su parte, la evolución de la primera consonante, en la que se observan nítidamente vacilaciones iniciales, entre /u/ e /i/, cuenta también con diversos paralelos.

Correspondencias y paralelos

>Sajra< (sakhara) y su diminutivo >sujayra< (sukhayra) se encuentran documentados como topónimos con  relativa frecuencia (EGUILAZ, 1886; DOZY, 1898; HERNÁNDEZ, 1941; ASÍN, 1944; COROMINAS, 1974; AGUIRRE & JIMÉNEZ, 1979; MARTÍNEZ, 1981; GARULO, 1983; TERÉS, 1986; CORRIENTE, 1988; CALVO, 1990; DÍAZ & BARRIOS, 1991; FERRANDO, 1995; FELIPE, 1997; CORRIENTE 1998; MAÍLLO, 1998; ABELLÁN, 1999; RANZ & LÓPEZ, 1999; FRANCO, 2002; GARCÍA, 2004; BAJO & MAÍLLO, 2005); incluso, el primero de ellos, como antropónimo común en la antigua onomástica árabe (TERÉS, 1991: 13) y, además, con paralelos actuales en el Magreb (LERCHUNDI, 1892; COLIN, 1994).


Para los topónimos >sajra< (sakhara) y sus compuestos, Hernández Jiménez ya señala, en un estudio básico para el análisis que efectuamos, que aún pudiendo ser un nombre común una parte de los topónimos que analiza, la palabra árabe >sajara< (sakhara) acompañada de un apelativo “es frecuentemente empleada con referencia a un crestón fortificado y en cierto modo puede considerarse sinónima de fortaleza roqueada” (HERNÁNDEZ, 1941: 87), como en el caso de “>Sahat Qays”< (Saoat Kays), actual Peña de Echauri, en Navarra (coordenadas UTM ED-50; x=594406; y=4739606; Huso=30), mencionada en las crónicas de los emires Alhakam I y Abdarraomdn II, entre los años 796 y 847 (IBN HAYYAN, 2001:39).

Por su parte, se localizan también diversos enclaves correspondientes a peñuelas también fortificadas, aprovechando las facilidades naturales del terreno. En  Apiés, término  municipal de Huesca, hay atestiguado un “> hisn sajratayn<” (hisn sakharatayn), citado por Al-Razi y Al-‘Udri, e identificadas con las Peñas de San Miguel  (“Sen”) y Amán (“Men”), flaqueando el Santo de Roldán (coordenadas UTM ED-50: X=716140; Y=4681730;  Huso=30). En la primera de ellas es donde se ubican actualmente los vestigios defensivos, contándose entre ellos con una torre rectangular de 13 por 10 metros de planta (ESCO & SEÑAC, 1988: 17).

Otra “>al-sujayra<” (al-sukhayra), con la connotación de peña fotificada, se indica con referencia al reparto territorial entre los hijos de ‘Amril b. Timalt, en 971/972, adjudicándoselo a Zarwal e identificándolo Helena de Felipe con Zuera o con Peñalcázar (FELIPE,  1997: 168 y 339), mientras que, al igual que Viguera Molins (VIGUERA, 1991), Souto Lasala (SOUTO, 1992: 147) se inclina por identificar Zuera, siguiendo a Fernando de la Granja (GRANJA, 1966), con la relacionada por al-‘Udri, sin llegar a determinar la localización exacta de la mencionada en el reparto entre los hijos de ‘Amril, aunque indica que debería localizarse entre la Marca Superior y la Media. Así, analizada la descripción y teniendo en cuenta la distribución geográfica, resulta más plausible la identificación del lugar en el entrono próximo del castillo roquedo de Cihuela (coordenadas UTM ED-50: X=583609; Y=4584820; Huso=30), en el límite actual de la provincia de Soria, con la de Zaragoza, en el valle del río Henar, entre Ateca y Deza, teniendo presente además que Eleuterio Carracedo atribuye a la localidad el origen del apellido “Ciueruela” (CARRACEDO, 1996: 180), mencionado en documento de principios del siglo XIII (GARCÍA, 1981: 118), aunque realice la explicación del topónimo a través de un étimo latino.

En la provincia de Castellón, al sur del término municipal de Cabanes, el Castillo de Sufera, mencionado en el primer cuarto del siglo XIII como “Zufera” (BAZZANA & GUICHARD, 1977:333), se sitúa sobre un estrecho expolón rocoso de la Sierra de les Santes (coordenadas UTM ED-50: X=248430; Y=4442400; Huso=31), controlando el paso natural hacia Benicasim, en las cercanías del Castillo de Miravet y con topónimos próximos como los de Barranco de Miravet, Agujas de Santa Águeda o Roca de Mediodía.

En tierras más meridionales, se constata, durante el proceso de ocupación almorávide del Valle Alto del Guadalquivir, en 1091, una “>al-sujayraz” (al-sukhayra) entre los enclaves romados, independiente de alguna otra cita como la correspondiente a “>Sajra al-Walad<” (Sakhara al-Walad). Una fortaleza de “>al-sujur<” (al-sukhur), también llamada “>al-sujayra<” (al-sukhayra), se identifica con el castillo que domina Ricote, conocido también como de los Peñascales, sobre el río Segura (coordenadas UTM ED-50: X=643650; Y=4224720; Huso=30), es el núcleo de la rebelión de Muhammad b. Yusuf b. Hud al-Yudami, en 1228 (AGUIRRE & JIMÉNEZ, 1979: 238). Mientras, en la vía de comunicación de Córdoba a Granada, se encuentra Zuheros, con su castillo sobre un peñasco, mencionado ya a finales del siglo IX (coordenadas UTM ED-50: X=384450; Y=4155600; Huso=30), y, en Pinos Puente, Granada, el Peñón de Zujaira (ASÍN, 1944: 145; CORRIENTE, 1977: 55; CALVO, 1990: 54: DÍAZ & BARRIOS, 1991: 168), con coordenadas UTM ED-50: X=428700; Y=4123800; Huso=30.

Pedro J. Ripoll Vivancos
(Separata Boletín de Arqueología Medieval. Nº 13. Asociación Española de Arqueología Medieval. 2007)


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