Una
de las calles desaparecidas del barrio cristiano del Alcázar
EL
BARRIO CRISTIANO
Estoy en el aula número 15 del
Instituto, y hace años denominada de Geografía e Historia, pues en ella se
explicaba esta asignatura.
Me parece oír el eco de la voz de don
Emilio Bernabeu, catedrático que fue de nuestro Instituto, y hasta parece que
se materializa su pequeño cuerpo elegante y señorial paseándose por la clase
para repetir una vez más las bellas historias de Ciudad Real que nos contaba en
nuestros tiempos de estudiantes.
Según don Emilio, en el siglo XV los
barrios cristianos eran dos. Uno denominado el barrio del Alcázar, por estar
situado en las calles colindantes al antiguo palacio de los Reyes, el otro
llamado barrio de la Virgen, por estar adscrito a la parroquia de Santa María.
Estos barrios cristianos, estaban
habitados por gente de mucho linaje como los Treviños, Aguileras, Velascos,
Pulgares, Pobletes, Gomez-Tello, Mexías, de la Cerda, Salvatierras, etc, etc.,
sus casas eran señoriales, con portales de ladrillos lisos y sus letreros
religiosos y blasones de nobleza en la fachada principal, en apariencia eran
casas ricas, pero pobres en el fondo, a pesar de estar habitadas por alcaldes
de la vieja Real Hermandad, Comendadores de San Antón, Corregidores, Caballeros
de Santiago, Hijosdalgos, guardias realengos, y hasta en el pueblo bajo, “gente
cristiana sin mezcla de moros, judíos o conversos”.
En aquellas circunstancias tan
turbulentas en que se encontraban, moros, judíos y cristianos, todo era
desconfianzas y recelos, e inclusive hasta los niños al educarse recibían
lecciones de odio hacia los enemigos de su raza y religión. Por esta causa
tenían continuas luchas entre unos y otros; los padres poniendo a juego medios
astutos y malos y los hijos separándose en bandos y apedreándose en las calles
al salir de las escuelas.
Es posible que esas pedreas habidas
hasta hace pocos años entre los chicos de los barrios de San Pedro, Santiago y
Santa María, fueran originarias de aquellas divisiones antiguas.
También es posible que los rencores
existentes hasta hace poco tiempo entre los de Miguelturra y Almagro a los de
Ciudad Real, tuvieran su origen en el odio que existió siempre entre los de la
Orden de Calatrava, a los habitantes de la villa de Alfonso el Sabio.
La
calle de los Reyes en el cristiano barrio de la Virgen
Según don Emilio, las causas que
motivaron las batallas habidas entre realengos y calatravos fue por lo
siguiente: Siendo Maestre de la Orden de Calatrava el Comendador don Rodrigo
Téllez de Girón, en 1468 recibieron una carta anónima en Ciudad Real fechada en
Almagro, en la cual insultaban con toda desconsideración a los capitanes de las
tropas reales diciéndoles “chungos y culipardos”.
La carta estaba dirigida a don Rodrigo
del Pulgar, y como es de suponer no les gustó los términos en que estaba escrita
la mencionada carta, todos comprendieron que era obra de los calatravos.
Hernando del Pulgar que entonces contaba
17 años de edad, se enteró de este suceso, y sin que se enterase nadie, cogió una lanza y una
rodela de su padre, y pidiendo ayuda a su patrona la Virgen del Prado, marchó a
la Huerta del Montecillo, próxima a Almagro, pues este era el lugar en el que
se citaba “a cualquier realengo culipardo de los que servían en activo al Rey”,
encontró allí a ocho hombres, arremetió contra ellos, mató a uno hirió a
cuatro, y a los otros tres los puso en vergonzosa fuga.
Según Almenara y Hurtado, cuando se
conoció esta hazaña del joven Hernando, fue muy celebrada, y desde entonces se
le conoce con el sobrenombre del “atrevido”.
Después cada día las luchas eran mayores
entre ambos bandos, y con motivo de las rivalidades que se encendieron en el
reino, al morir don Enrique IV el impotente, los calatravos acometieron contra
los de Ciudad Real, fue una acometida desesparada y de graves consecuencias para
todos, pues a este odio que se tenían unos y otros, los de Almagro añadieron la
enseña de doña Juana la Beltraneja, y los de Ciudad Real sostenían la de doña
Isabel I.
Dijo muy bien el Bachiller Andrés
Bernáldez, cura que fue de la villa de Los Palacios e historiador de mucho
crédito, “e los primeros que se mostraron e manifestaron por la dicha doncella
doña Juana, fueron el Marqués de Villena, don Diego Pacheco, que la tuvo en su
poder y sus primos el Maestre de Calatrava don Rodrigo Girón, e su hermano don
Alonso Téllez de Girón, Conde de Ureña, hijos del Maestre de Calatrava don
Pedro Girón”.
Según el mismo historiador entre los
caballeros que siguieron en aquella guerra el bando de los Reyes Católicos “la
gente del Marqués de Astorga, que tenía en administración a don Luis Osorio,
capitán que fue después y guarda de la ciudad de Alhama y después Obispo de
Jaén, que era tutor del Marqués de Astorga que era niño”.
D. Rodrigo del Pulgar, enlazado con doña
Constanza Osorio, guerreó con su familia, contra el Maestre, siendo herido por
las huestes de Girón, muriendo pocos días después en el año 1475, al tratar de
defender Ciudad Real.
Maruja
Zorita, Domingo 13 de agosto de 1967, número extraordinario de Feria y Fiestas
de Ciudad Real
La
casa natal de Hernán Pérez del Pulgar
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