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domingo, 15 de septiembre de 2019

UNA NUEVA OBRA DE ARTE EN NUESTRA PROVINCIA: EL NUEVO RETABLO, SAGRARIO Y MESA DE ALTAR DEL CRISTO DEL CONSUELO DE TORRALBA DE CALATRAVA (CIUDAD REAL)



El pasado 8 de septiembre se bendijo en Torralba de Calatrava,  un nuevo y magno retablo salido de manos de algunos de los mejores artistas sevillanos del panorama actual. Ideado por el diseñador Javier Sánchez de los Reyes, la obra alcanza los 11 metros de altura y en ella han intervenido carpinteros, tallistas, imagineros, orfebres y doradores.

El nuevo retablo se encuentra en la ermita de Santo Cristo del Consuelo, patrón del municipio, y en el mes de julio de 2016 fue aprobado este ambicioso proyecto donde, además del propio bocetista, han intervenido el taller de carpintería de Enrique Gonzálvez, el de talla de Francisco Verdugo, el de imaginería de Fernando Murciano y el de dorado de Enrique Castellanos.

La realización de este retablo, se debe a la devoción de una familia de la localidad, que ha sufragado todo el coste del mismo.


Un proyecto «armónico»

El creador señala que es «barroco, algo más clasicista en sus tres primeros cuerpos y un poco más movido en el ático. La intención primera es destacar y realzar lo más posible el arco y el espacio del camarín, donde se ubica la imagen,  y armonizar todo el conjunto y dotarlo del movimiento y decoración barroca propios de un gran retablo al modo de los realizados en los siglos XVII y XVIII».

La pieza cuenta con un estudio de las proporciones arquitectónicas del muro o testero de la Capilla Mayor, «estructurándola mediante el retablo de la manera más armónica, lógica y artística posible. También ha tenido en cuenta la indicación de establecer una iconografía propia de los retablos barrocos, el “eje trinitario”, ubicando en el ático a Dios Padre, el hijo representado por el Stmo. Cristo y el Espíritu Santo en el Sagrario, que ha realizado orfebrería Orovio de la Torre de Torralba de Calatrava».

La obra está «integrada el conjunto en la arquitectura del templo y en las proporciones de la Capilla Mayor, con un mensaje iconográfico principal –el eje trinitario; Dios Padre, hijo y Espíritu Santo- articulado con otros dos; uno de carácter Sacramental, mediante las espigas de Trigo y los pámpanos y vides que juegan con la ornamentación en diversas zonas, y otro de simbolismo pasionista, a través de los atributos de la Pasión que portan los arcángeles que flanquean el camarín y los medallones situados encima de sus correspondientes hornacinas».

El retablo se ha realizado en madera de pino Flandes para las estructuras internas, bastidores y cogidas al testero o muro, y cedro del Brasil para la talla ornamental y partes vistas. Se ha dorado en oro de primera calidad y la imaginería también en madera de cedro policromada al óleo y estofada con oro de primera calidad.


Sobre un plinto marmoreado, el zócalo se compone con una decoración clasicista de casetones, con moldurajes enmarcando zonas. El banco de altar, en el centro, tiene más salida o proyección hacia fuera que el resto del zócalo, para permitir la colocación del Sagrario y el plan de altar con los candeleros y jarras con flores. En el centro de dicho banco de altar se incluye un tondo central donde se ha incluido el escudo de la hermandad.

Primer cuerpo o predela

Esta parte del retablo acoge tableros con tallas de ornamentación barroca enmarcadas en moldurajes, y en la zona correspondiente a la ubicación del Sagrario, dichas tallas de hojas barrocas están entremezcladas con espigas de trigo. En esta zona se ubican las ménsulas con carretes que vuelan hacia fuera para acoger o recibir las columnas salomónicas pareadas y las que enmarcan, de menor tamaño, la hornacina o camarín del Stmo. Cristo.

Cuerpo principal

Se divide a su vez, en sentido vertical, por un cuerpo central que acoge al arco de embocadura del camarín, dos calles a ambos lados y las columnas salomónicas pareadas. El arco se encuentra flanqueado por dos columnas de orden compuesto; con dos partes; una faja inferior tallada y un fuste estriado con decoración de lazos anudados con flores y frutas. El trazado del arco está compuesto por finos juncos que se ven abrochados o enlazados de tramo en tramo por una hoja de acanto.

A ambos lados de dicho cuerpo principal se ubican sendas calles con ménsulas y hornacinas para los dos ángeles que actualmente posee el retablo, aunque sin lampareros y con instrumentos de la Pasión. Rematando dicha hornacina, medallones con otros atributos de la Pasión.

Sobre las ménsulas ya descritas en el anterior cuerpo se yerguen a cada lado dos columnas salomónicas, pareadas, que soportan un entablamento, friso y cornisa arquitectónica, que remata de manera curva y enfrentada, con  un pináculo o perilla flanqueada por dos arcángeles. Dichas columnas están sujetas a los cánones y proporciones de Vignola, con sus vueltas o “torceduras” correspondientes, su canon de medidas y su éntasis o engrosamiento del fuste en un punto determinado, al modo de los grandes retablos y retablistas de los SS. XVI y XVIII.


Tienen ornamentación eucarística; si bien ya vimos en los tableros de la predela espigas de trigo, aquí se sitúan pámpanos y vides que trepan por cada columna.

La cornisa que divide este cuerpo del ático, se curva y se parte en el cuerpo central correspondiente a la embocadura del camarín del Cristo, subrayando y destacando así dicho cuerpo y dándole énfasis y movimiento barroco.

Ático

En forma de medio punto, acomodado al testero de la Capilla Mayor del templo, presenta una zona central donde se articula el movimiento y el protagonismo visual entorno a un medallón central, que lo preside, con un altorelieve de Dios Padre, figurado de medio busto, con una mano extendida y otra sobre el orbe. De la zona inferior de este relieve surgen una serie de rayos en dirección a la imagen del hijo que se encuentra en el camarín.

Dicho medallón se halla en el plano más saliente de un juego de moldurajes y volúmenes que van creciendo hacia ese relieve y que le da profundidad y riqueza de planos a todo el conjunto del ático. Esos planos van a juego y en la misma cota que los planos de los demás cuerpos, sobre todo el principal, ingleteando o plegando la cornisa mayor del retablo y abarcando hasta las cartelas donde hemos ubicado los rayos que emanan de Dios Padre y que rematan definitivamente en la clave del arco de embocadura del camarín.  Este conjunto ornamental que preside el relieve remata en un cornisamiento y en una cartela con el emblema de la Orden de Calatrava, que ya entronca con el techo en forma de bóveda de la capilla mayor.

Bocelón o crestería

Rematando todo el conjunto del retablo, salvo el banco, se ubica a cada lado un bocelón o crestería calada, que recorre todos los cuerpos por su zona perimetral, con tallas barrocas y un poco de movimiento de entrantes y salientes para no agobiar ni saturar visualmente el testero de la capilla mayor de masa dorada, sino dejando respirar levemente el hueco arquitectónico del retablo.


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