Las
imágenes son de Emiliano Cifuentes y de su página ciudad-real.es
Un año más, la Asociación de Belenistas
de Ciudad Real presenta su Belén Monumental –obra cumbre de su trayectoria-, en
el que se pretende encajar la historia, la cultura, el arte y las creencias, en
torno al nacimiento de Jesús de Nazaret.
En esta ocasión, los esperados Magos de
Oriente se convierten en protagonistas de una escenografía brillante, coherente
y compensada. Volviendo a la clásica representación del Belén abierto «a cuatro
caras», los experimentados belenistas de nuestra ciudad nos muestran el viaje
que emprendieron tres sabios astrónomos desde la antigua y ostentosa Persia
hasta el más humilde de los establos de la provincia romana de Judea.
Basado en el antiguo palacio de Darío,
ubicado en las ruinas de Persépolis, y en los aún existentes en los países de Siria
e Irán, se nos presenta al comienzo de este Belén el oráculo de los Reyes Magos;
cuya construcción ha llevado más de 500 horas de trabajo artesanal, y cuya
ejecución ha supuesto la culminación de un sueño desde hace años pretendido.
Allí, en el «Oriente», Melchor, Gaspar y
Baltasar, observaron una conjunción planetaria extraordinaria en el cielo estrellado:
Júpiter y Saturno se aproximaron y se separaron tres veces entre mayo y
diciembre en la constelación de piscis -tradicionalmente asociada al pueblo
judío-. Esta triple conjunción debió predecir a los Magos que el rey de los
judíos iba a nacer; ya que -según la mitología- Júpiter simbolizaba un nuevo
rey y Saturno anunciaba un cambio de era.
Los Magos, tras preparar sus pertrechos,
comenzaron un largo viaje a través de agrestes paisajes, escarpadas montañas y
extensos desiertos, descansando al caer la noche en sus jaimas, preparadas por
los afanados pajes y sirvientes.
Apoyado en un río de dulce y tranquilo
caudal, aparecen las primeras lavanderas, anuncio temprano de la bulliciosa
vida de Belén. Los pastores, únicos vigilantes en la noche junto a los Magos,
reciben la Buena Nueva, y se apresuran a visitar al Mejor de los Nacidos. Y,
entre tanto, la vida de la ciudad, con su ajetreo, es ajena al histórico
momento que va a tener lugar en el más pobre de sus rincones.
Los Magos de Oriente finalmente llegan
al portal, exhaustos por el largo viaje, pero satisfechos y emocionados. Oro para
el Rey de los Hombres, incienso para el Mayor de los Sacerdotes, y mirra por el
Sacrificio Venidero. Cumplida así la profecía de Miqueas: «Pero tú, Belén Efratá,
no eres la más pequeña entre los millares de Judá, pues de ti saldrá el gobernante
que pastoreará Israel…».
La Sagrada Familia, advertida de nuevo
por el Ángel, huye a Egipto ante la mirada dominante de Herodes desde su Fortaleza
de Masada.
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