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miércoles, 15 de junio de 2016

LA CATEDRAL (I)



Hace muchos años, y siglos ya, que se viene discutiendo sobre la antigüedad, como parroquias, de San Pedro y de la Virgen del Prado, hoy catedral. No nos incumbe esta cuestión que dilucidarán los que se dediquen a la historia de esta ciudad, si es que ya no se dá por resuelta al haberse designado una de tales parroquias para catedral y acaso la que menos condiciones tenga para ello, y desde luego la de menos importancia artística y arqueológica.

La iglesia de San Pedro es un templo ojival digno de conservarse por su traza; la del Prado es un templo de arte ojival muy decadente y con escaso mérito artístico, á pesar de la arrogancia de sus anchuras. Mejores que la iglesia de San Pedro hay algunas iglesias, mejores que la catedral las hay innumerables.

A pesar de que no hemos de entrar en las razones que inducen para creer que un templo sea más antiguo que el otro, no podemos prescindir de los datos artísticos. Hemos leído en varias obras que tratan de Ciudad Real que en la torre de Santa maría hay una campana regalada a la Virgen por D. Fernando III en sus vistas con su madre Dª Berenguela, que se celebraron aquí el año 1242 y que en esta campana existe un letrero en que se expresa la donación y el año. Es cierto que hay el letrero sin el año, y también es cierto que los escritores que han hablado de él lo han copiado incompleto, probando con ello su mala fe; por qué de copiarlo entero se hubiera visto claro lo infundado de esta razón, aducida como prueba para la antigüedad de Nuestra Señora del Prado como principal iglesia de Ciudad Real.

La inscripción citada dice junto a la cepa de la campana, ó sea en la parte superior, lo siguiente:

“Assumpta est Maria in coelum gaudent angeli; laudantes benedicunt Dominum.”

Y en la parte inferior cerca del borde en dos líneas lo que sigue:

“Dióme a la milagrosa imagen de Nuestra Señora Santa María del Prado la devoción de la Magestad del señor D. Fernando. Fui refundida en 1745 y en 1847, siendo cura el Dr. D. Cipriano Sánchez Agundez y mayordomo el P. D. Félix Serrano y Belmonte.”

 
Fachada y portada de los Reyes antes de la última restauración

Cuando vino á nuestras manos el famoso letrero nos indujo á sospechar de su autenticidad la palabra Magestad aplicada al rey D. Fernando, por que es sabido que este título no lo usaron los reyes de España hasta que se coronó emperador de Alemania el primer Carlos: pero después de vista la campana y leído el letrero que la orla, no dudamos en calificar de apócrifa la prueba de antigüedad que se ha querido sacar de la existencia de tal instrumento.

Tal vez habría otra campana antigua, sabe Dios de cuándo, pero después de dos refundiciones y con un pleito, es muy difícil asegurar que el metal de ésta proceda del conquistador de Córdoba y Sevilla.

La campana actual debe ser obra de D. Fidel Ruiz, que fundió las demás que están en la torre, una de las cuales tiene la firma y la fecha de 1852, esto es, cinco años después de la última refundición de la otra.

Deshecha esta prueba, daremos otra completamente contraria. Lo más antiguo que hay en Ciudad Real de arquitectura religiosa es la puerta principal de Santa María del Prado, colocada detrás del coro y en frente del retablo mayor. Esta portada, último resto de la primitiva iglesia, es de las postrimerías del siglo XIII ó cuando más de principios del siglo XIV. Tiene un arco apuntado, otros dos resaltados y con ligeras reminiscencias del arte bizantino, á quien se adelantaba ya en el progreso artístico, pero de quien desciende por línea recta é inmediata. Esta portada es muy probable que haya cambiado de sitio, porque en ella se ve claramente, como vamos á probar en seguida, que ha sido desguazada y vuelta á montar y tal vez no lo fuera en el mismo lugar en que antes estuvo.

 
La puerta de los reyes es la más antigua en cuanto a arquitectura religiosa de la ciudad de finales del siglo XIII o principios del XIV. La fotografía es de principios de siglo

Como hemos dicho, forman la portada tres arcos que se apoyan sobre pilastras lisas. El practicable es completamente liso, y los otros dos tienen adornos de flores cuatrifolias y medias figuras. Examinando éstas se ve que todas ellas tienen brazos y que éstos unos se dirigen hacia la parte de afuera como pretendiendo levantar la maza que sobre ellos pesa, y otros van hacia adentro simulando un movimiento de apoyo y fuerza para levantar el peso de arriba con todo el cuerpo. No hay ni una sola figura que no esté en actitud de forcejear por levantar algo que la sujeta y la obliga á permanecer en aquel sitio.

Dado este pormenor importantísimo, no hay más remedio que confesar que todas las dovelas en donde hay figuras fueron de un arco que tenía encima un peso, esto es, que no eran del arco más alto ó sea el tercero, puesto que hay tres, sino que todas estaban en el segundo y que el de afuera se formaba sólo con las dovelas ornamentadas con flores y hojas; y como hoy se ven en el arco de en medio, ó sea el segundo, ornamentadas con figuras, las dovelas 2, 3, 4, 5, 7, 9, 13, 14, 15 y 17 contando de derecha a izquierda, y en el tercero las 1, 3, 15, 16 y 17, y que tanto las dovelas de las flores como las de las cabezas han sido rotas y cortadas para ajustarlas en una formación distinta de la que antes tuvieron, hay que convenir en que la portada, al hacerse la nueva iglesia, fue desmontada y que el arquitecto que la reconstruyó no se fijó en la falta de lógica de la nueva colocación, ó que los albañiles las colocaron adlibitum sin que hubiera una dirección inteligente para la obra.

Queda, pues, sentado que la portada fue desguazada y vuelta á armar cuando se hizo la obra de la actual iglesia que vamos a describir á continuación.

Empezando la descripción del templo por el imafronte, tendremos que consignar que en él existen, además de la portada de que antes hablamos, una claraboya de rosetones lobulados, análoga á la de Alarcos, y como quiera que ésta es posterior á la portada, no obstante que su edad es del siglo XIV, y en el muro no hay huellas de dos construcciones distintas, habremos de suponer que el desguazamiento del arco y la construcción de la claraboya pertenecen á un mismo período; ó lo que es lo mismo, que en el lugar del templo actual hubo tres. Uno primitivo, al que corresponde la puerta del perdón en su primer estado; un segundo templo al que pertenecieron la puerta desmontada y vuelta á montar y el rosetón; y un tercero, el actual, en el que se respetó el imafronte del segundo sin hacer otra cosa que voltear un gran arco, que hoy se vé, sobre el rosetón y elevar los muros hasta la actual altura.

 
En los arcos de la puerta de los reyes hay figuras con brazos que pertenecieron a una construcción anterior

El imafronte no tiene nada más de particular que cuatro robustos botareles, hechos en el siglo XVII, para fortificar la fábrica que ya estaba ruinosa, cuya obra, de estribos y contrafuertes, según asegura el Sr. Hervás en su obra citada, se contrató por la iglesia con el maestro cantero Ignacio Vélez Calderón en julio de 1651. En uno de los estribos hay una inscripción en la que perfectamente puede leerse aún:

S. M. la
Mayor año
1653.

Dando la vuelta al templo, por la parte del Prado, encontramos una portada de estilo ojival decadente. La forma un arco adintelado encerrado en otro redondo y éste a su vez en un conopio que termina en un tope de grandes hojas de cardo. El tímpano relleno tiene en el centro una imagen en piedra de la Virgen y á los lados sendas macetas de flores con azucenas, que son las armas de la parroquia. En el tímpano del conopio se ven las armas de San Francisco, lo cual induce á creer que se hizo a espensas de la orden ó por lo menos con su intervención y ayuda.

Esta portada está encajonada, podríamos decir, entre un botarel que rodea el primitivo, siendo el actual de la misma construcción y fecha que los del imafronte, y la sacristía vieja, obra del siglo XVI, que luce por su parte exterior en una esquina un reloj de sol, hoy inútil; un friso de bichas y caprichosas figuras del renacimiento hacia la mitad de la altura del edificio, en el que en dos cartelas se lee

“Año de Cristo de 1551.”

Y otro friso junto al alero formado por cabezotas de serafines y discos convexos. En el segundo cuerpo se abre una preciosa ventana de estilo compuesto y que es un modelo de renacimiento cuando iba perdiendo su carácter español para convertirse en el arte neolatino cuyo modelo más acabado es el monasterio del Escorial.

 
Claraboya de rosetones lobulados, análoga á la de Alarcos 

La fecha de esta construcción, 1551, es hoy ilegible, pero nosotros la vimos, aún muy clara, cuando en 1874 visitamos por primera vez esta capital, y además la trae el padre Jara en la página 237 de su obra titulada “Historia de Nuestra Señora del Prado”, publicada en Ciudad Real en 1880.

A esta construcción se adelanta la de la sacristía nueva que no tiene nada de notable y que fue construida en 1632, según se lee en el centro del dintel de una de las ventanas.

El lado opuesto al que acabamos de describir presenta otra portada, como la descrita, del siglo XVI á sus principios, que tiene un arco ojival conteniendo otro adintelado y flanqueados ambos por graciosos pináculos. Toda la ornamentación está encerrada en un robustísimo arco saliente construido para fortaleza del templo y que debe ser de la misma época de la torre. Esta no ofrece nada de notable y se concluyó de construir en 1825 por el maestro de obras D. Joaquín Romero.

El ábside por su parte exterior está rodeado de construcciones modernas, tales como el camarín de la Virgen.

La iglesia toda aparece cubierta sobre las bóvedas por armadura y tejado y en la parte más alta del ábside se dá noticia de la construcción en una inscripción que dice:

“Se acabó esta obra año de
1764 siendo cura D. Juan Antonio Fernández
y mayordomo D. Diego García
de Leon.”

En uno de los muros laterales, allá cerca del alero del tejado, se lee también “Año de 1764.”

D. Rafael Ramírez de Arellano, “Ciudad-Real Artística. Estudio de los Restos Artísticos que quedan en la Capital de la Mancha”. Ciudad Real 1893.

 
Aquí se encontraba la inscripción “S. M. la Mayor año 1653” y que fue picada en la última restauración


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