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miércoles, 29 de diciembre de 2021

EL FAMOSO PINTOR GREGORIO PRIETO PICÓ EN NUESTRA INOCENTADA

 

La Puerta de Toledo pintada por Gregorio Prieto


A un poeta de particular poeticidad le hicieron ver desde un balcón dos lunas en un mismo cielo y el poeta viólas y cógelas quiso. No obstante no pudo hacerlo, despierta su imaginación, creyóse señor de las mismas y, como hato de santidad, hacía si las atrajo y ya permanentemente en sí las llevaba.

Este poético preámbulo viene a demostrarnos que poetas y pintores-poetas pueden muy bien, sin ser engañados, caer en la trampa que ellos se fabrican para, incautamente, crear sus obras.

Así, Gregorio Prieto cayó en la celada que le tendiera una LANZA que logró herirle. Se trata -digámoslo- de su inocentada última referente al hundimiento de la Puerta de Toledo de Ciudad Real.

Así que Gregorio, tras llegar al hotel en que se aloja, empezó a leer nuestro periódico ya que bien entrada la noche, dio un salto de la cama al hacerse cargo de los titulares que anunciaban tamaña catástrofe. Vistióse rápidamente, tomó papel y lápiz y se dirigió con gran diligencia y tristeza enorme hacia “su” puerta toledana.

En el camino mil reflexiones iba haciéndose. ¿Cómo era posible que ningún ciudarrealeño le hubiera expresado el dolor de tan inusitada desgracia? Y, por un momento, Gregorio odió a sus paisanos.

Llegado que fue junto a la intacta Puerta, en ella vio a un ser querido y recobrado. ¡Qué alegría sintió Gregorio al encontrar en pie aquello que creyó derruido!

No tuvo el pintor necesidad de tomar apuntes para el cuadro de sus ruinas que pensaba pintar, pero la contemplación nocturna de la Puerta de Toledo, en una noche negra y estrellada, le sugirió la idea de pintarla tal como la veía, puesto que su visión diurna ya la tiene pintada y expuesta en Ciudad Real.

Nuestra inocentada ha sido fructífera, ya que gracias a ella un nuevo aspecto de Ciudad Real va a ser recogido en un cuadro del famoso pintor.

Si no dos lunas, si dos puertas viera a un tiempo nuestro Gregorio: La derruida, que de su imaginación no se borraba, y la que en pie se mantenía delante de él. Una y otra viven ya para siempre en el escondido Reino de las Sombras Poéticas.

 

AVIDA DOLLARS. Diario “Lanza”, martes 2 de enero de 1951




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