La Hermandad del Silencio, fue fundada en la Parroquia de San Pedro en 1942, procesionando por primera vez la madrugada del Jueves Santo de 1943 a las cinco de la mañana, con la imagen del Cristo de la Misericordia, que recibía culto en la desaparecida iglesia de los Padres del Corazón de María, y que actualmente preside la Parroquia de San José Obrero de nuestra ciudad. Esta imagen propiedad de los claretianos, sería el titular de la hermandad desde su fundación, hasta marzo de 1947, que llegaría la actual imagen del crucificado.
La talla del Santísimo Cristo de la Buena
Muerte, fue encargada en 1946 siendo Hermano Mayor de la Hermandad del
Silencio, D. Elías Gómez Picazo a los escultores valencianos José María Rausell
Montañana y Francisco Lloréns Ferrer, que tenían su taller en la Plaza del
Pintor Pinazo, 1 en Valencia, por el entonces párroco de San Pedro, Rvdo. Sr.
D. Emiliano Morales Rivera, que era tal y como lo definía el Hermano Mayor en
la revista de la Semana Santa de 1945, “el alma principal de la cofradía”.
D. Emiliano sugirió a los escultores que se inspiraran para tallar la imagen, en el Cristo célebre de Velázquez, por su actitud serena. El importe que cobraron por el crucificado fue de 8.000 pesetas, llegando la imagen a Ciudad Real a la once de la noche del Miércoles Santo 2 de abril de 1947, unas horas antes de su salida procesional. Esta se produjo la madrugada del 3 de abril del referido año, a las tres y cuarto de la mañana, tal y como señalaba el diario “Lanza” en su crónica de la Procesión del Silencio de aquel año, reseñando que fue portado a hombros por cofrades de la propia hermandad y soldados del Regimiento de Artillería.
La imagen del Cristo de la Buena Muerte fue
concebida para llevar potencias y corona de espinas, y desde el taller de sus
escultores salió con ellas hasta los años setenta del pasado siglo que les
fueron quitadas y desde el año 2004 se encuentran incorporadas en el estandarte
denominado de las condiciones: una humana y otra divina. La primitiva cruz del
crucificado era de sección ovalada, siendo sustituida en los años cincuenta del
siglo XX por otra de sección circular, y a su vez esta por otra arbórea de la
Casa Lara de Socuéllamos en 1976.
El crucificado posee un paso de estilo
barroco, tallado en madera y sobredorado en pan de oro, con cartelas alusivas a
la pasión de Cristo, obra del valenciano Francisco Hurtado del año 1954. Está
iluminado únicamente por cuatro hachones colocados en las esquinas del paso,
como símbolo funerario. A los pies del Cristo, en el frontal del paso, va una
pequeña arqueta en la que se introducen, antes de la procesión, las fichas de
todos los cofrades fallecidos para que, de alguna manera, sigan acompañando a
su Titular. Sus dimensiones son: 3,60 m. de largo por 2,26 m. de ancho y es
llevado por 44 portadores.
Desde la llegada de la imagen del Cristo de la Buena Muerte en 1947, este recibe culto en la Parroquia de San Pedro. En primer lugar, delante de la puerta del Perdón y presidiendo el entonces el coro de la parroquia que se encontraba a los pies de la misma. Cuando el templo parroquial fue restaurado en los años setenta del pasado siglo, la imagen del crucificado fue acogida en el entonces monasterio de las Concepcionistas durante un año, volviendo de nuevo al San Pedro tras su restauración y siendo colocado junto a la pared lateral de la torre, lugar donde actualmente recibe culto.
Como datos curiosos decir en primer lugar
que la imagen ha sido restaurada en dos ocasiones, la primera por Fernando
Calatayud y la segunda en 1989 por Santos Pastor de Almagro; y por último
comentar que la imagen preside el Vía Crucis de Penitencia organizado por el
Arciprestazgo de Ciudad Real la noche del Lunes Santo.
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