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lunes, 5 de junio de 2023

EL SANTUARIO Y LA ROMERÍA DE ALARCOS EN 1860, UN TESTIMONIO DE LA PRENSA

 



Estamos en Alarcos. En la festividad de Nuestra Señora de Alarcos, yen el paraje que ocupó la antigua ciudad del mismo nombre. Como homenaje al lugar, y para glosar su pasado y reafirmarnos en su presente, recurriremos al "Catálogo Monumental Artístico-Histórico de Bernardo Portuondo", que describe el recinto. También a dos testimonios de prensa que nos trasladan hasta 1860 y 1906. Se trata respectivamente, de la revista "El Magisterio" y de una Efeméride de las publicadas por "Antón de Villarreal" (Francisco Pérez Fernández), en esta Diario Lanza. El conjunto fue recopilado en 1.972 por las páginas de un valiosísimo libro, que constituye documento histórico de primer orden. El "Catálogo de Portuondo", publicado por el Ministerio de Cultura y Bellas Artes en 1.917, relata. "Esta desaparecida villa (Alarcos), cuyos restos son hoy anejos a la capital, fue nombrada en tiempo de los romanos, según unos Lacuris, y según la lápida de Malagón citada por Cea Bermúdez, Larcuris; se conoció en la Edad Media por Alarcuris, y fue adquirida por Alfonso VI, en dote al casarse con la hija de Almotamid de Sevilla; perdida después y recobrada por Alfonso VII y repoblada por Alfonso VIII, que la perdió en la famosa derrota de su nombre, recobrándola por el triunfo de Las Navas, aunque sin conseguir ya repoblarla por lo malsano del lugar, lo que dio origen más tarde a la fundación de Villa Real".

Según Portuondo, "no quedan del castillo y población, más que los cimientos visibles sobre el terreno que circunda la colina. Estos cimientos, por lo que hace a la población, no alcanzan gran desarrollo; y en cuanto al castillo, tampoco parece por lo que se ve, que fuese muy vasto en sus dimensiones; lo que queda nos da la traza de sus torreones, que eran cuatro en las esquinas y cuatro promediando los muros, y subterráneos con dos recintos concéntricos de muralla. Todo lo cual, como queda dicho, no da la impresión de una dilatada fortaleza".

Continúa Bernardo Portuondo afirmando que debió "su valor y el empeño en disputárselo moros y cristianos, a su admirable posición militar, tanto por ocupar una altura frente al dilatado llano, cuanto por estar situada al otro extremo de esa llanura de Calatrava la Vieja, de cuya disposición resultaba admirablemente protegida o defendida, según los casos, la comunicación entre Andalucía y Castilla".

 



Santuario de Alarcos

En el texto del Catálogo de Portuondo se ubica el santuario "en lo alto de la colina o cerro de Alarcos, en el interior de un amplio recinto de muros almenados y adosado a uno de ellos; viéndose desde fuera sobre ellos destacarse, una parte de edificación accesoria que, en forma de espadaña o de ventanal de doble hueco con arcos de medio punto, estuvo y está consagrada a campanario. Bordea todo el costado libre de la Iglesia actual, un largo pórtico cuya cubierta sostienen toscas columnas de marcado sabor bizantino, con capiteles en tronco de cono invertido y con figuras".

En opinión de Portuondo, un arco ojival de la puerta de ingreso, muestra bien a las claras su origen del primer período del estilo: "Y todos los elementos revelan que la actual iglesia -que en lo demás parece tener su origen en el decadentismo del siglo XV-, fue precedida de otra anterior más modesta, según el arqueólogo Ramírez de Arellano. Puede que su segunda construcción datase de la fecha de Las Navas de Tolosa, al recobrarse la ciudad, o poco después. De todas formas, la mayor parte de la iglesia pertenece al siglo XV, y de ello da fe el espléndido rosetón lobulado que, aunque desproporcionado, embellece y ennoblece notablemente el edificio".

También de la época son las tres naves interiores, cubiertas en su momento de un buen artesonado con pinturas, y son hermosas las columnas en forma de haces agrupados en tomo a los pilares. Del retablo de la iglesia decía Portuondo: "es del Renacimiento con algunas variantes, quizá para darle más armonía con los elementos románicos de la iglesia".

Continúa afirmando el autor, que el templo estaba muy derruido, "restaurándose a fines del siglo pasado, aunque ocasionaron múltiples desafueros artísticos". Entre estos desafueros cita Portuondo el hecho de cubrir el artesonado, tapando parte del rosetón, yel acostumbrado blanqueo, revoque y pinturas, tapando y desfigurando muros, capiteles y molduras". Menos mal que reconoce que el aspecto del conjunto del Santuario, es "atractivo en extremo".

En cuanto a la imagen, el catálogo de Bernardo Portuondo afirma que "es de mármol, se halla en pie, tiene el rostro expresivo y agradable; la cabeza con toca; el cuerpo vestido con túnica y manto, muy bien plegado, y con elegancia; sostiene al niño con el brazo izquierdo; el niño con su mano derecha coge el manto de la madre, y en la izquierda tiene un pájaro, símbolo del alma inocente o del pecador desde los siglos XIII YXIV en adelante".

En opinión de Portuondo, la actitud del niño "nos demuestra que esta imagen corresponde al siglo XV o principios del XVI, debiendo por lo tanto haber existido otra antigua, en la primitiva ermita". Añade Portuondo que, desde la colina del cerro de Alarcos, "se dominan los castillos de Malagón, Piedrabuena y Luciana, y al Sur, el magnifico y desmoronado de Caracuel".




El Magisterio

Una vez vista la descripción que del monumento realiza el "Catálogo de Portuondo", nos detendremos en una crónica de "El Magisterio", publicada en Ciudad Real en 1.860. Era "El Magisterio" un periódico -como lo denominaron sus fundadores-, que ejerció notable influencia en los maestros de la provincia a lo largo de los 70 años de su existencia. Al menos esa es la opinión del profesor Ángel Jara Barreiro, en su interesante trabajo sobre este tema, presentado hace años en el "1 Congreso de Historia de Castilla-La Mancha", en los albores de una Comunidad Autónoma que suponía una realidad política nueva, arraigada soberanamente en la Constitución Española de 1.978, expresada jurídicamente en el Estatuto de Autonomía, y organizada democráticamente a raíz de las primeras elecciones regionales de mayo de 1.983.

El conjunto de la obra "El Magisterio" podría haber estado completo hasta hace una veintena de años, en el Instituto San]uan de Ávila de Ciudad Real, y en manos de los herederos de los fundadores, Pablo Juan Vidal y José Patricio Clemente. En la relativamente larga historia de la publicación, de 1.858 a 1.928, salieron 60 tomos que, no sólo alcanzaron una gran aceptación entre suscriptores y lectores, sino también un elevado grado de credibilidad entre los ciudadanos. De "El Magisterio" del 28 de mayo de 1.860 recogemos pues, una amplia referencia a la Romería de la Virgen de Alarcos, fumada en su primera parte por P.].Vidal:

"Los diversos períodos de nuestra historia han dejado importantes vestigios en el suelo de nuestra amada patria, por medio de los cuales es como podemos reanimar y dar vida a lo pasado. Uno de esos faros luminosos -historia viva de los hombres y de los acontecimientos, y en donde se halla estereotipada la vida de una antigua y populosa ciudad, que desapareció oprimida por el yugo sarraceno-, es el magnífico Santuario de Alarcos, que afortunadamente ha llegado incólume hasta nosotros. Sus veneradas piedras son los únicos testigos que nos quedan de la batalla de este nombre que, como saben nuestros lectores, fue una de las más grandes, recias y crueles de que se hace mención en el periodo de la España árabe".




Tras esta primera alusión a la batalla, P.J. Vidal profundiza algo más en el acontecimiento: "Allí, a su presencia, perecieron 20.000 cristianos cuyo valor no pudo triunfar de la morisma, que había juntado un ejército tan formidable, que los escritores árabes comparan el número de sus soldados a las arenas del mar. Después de una noche de siete siglos, no quedaban ya otros restos de la famosa Alarcos, que su templo y algunos paredones, que pronto hubieran desaparecido a no ser por la ilustrada y piadosa solicitud del Sr. Cisneros que ha mandado restaurarles, preservándoles así de la ruina que les amenazaba".

Viene a continuación una completa loa de la actuación y eficacia política de Enrique Cisneros y Nuevas, a la sazón Gobernador y Alcalde-Corregidor de Ciudad Real (cargos que iban aparejados, y que ejerció de 1.858 a 1.863). Luego la ciudad agradeció su actuación, dedicándole el llamado "Paseo de Cisneros".

Pero vayamos al texto: "No será felizmente el único servicio de este género, que le deba la provincia y el país. Puesto, digámoslo así, con fe y entusiasmo a la cabeza de una pequeña cruzada arqueológica, en la que es eficazmente secundado, además de otras personas, por el celoso y entendido arquitecto provincial, D. Cirilo Vara y Soria, se está ocupando actualmente de conservar las pocas preciosidades que nos quedan; restos de otros monumentos análogos al de Alarcos, como son el Convento de Calatrava, fundado junto a Salvatierra, y el de Almagro donde le pasaron últimamente".

Continúa P.J. Vidal: "Todo el que en algo tiene el esplendor y gloria de su patria, no podrá menos de unirse a nosotros y dar un voto de gracias al Sr. de Cisneros, por el brillo y solemnidad que ha dado al celebrar la completa restauración del Santuario de Alarcos, y que nuestros lectores hallarán a continua- , dónde tanto más mérito, por cuanto descansa sobre una base histórica. La exposición poética, viva y brillante de su discurso, en que da cuenta de la triste jornada de Alarcos y los resultados ulteriores que produjo ese gran suceso, impresionó a todos los circunstantes, y contribuyó a dar mayor realce a la ceremonia cívica-religiosa. Con reanimar el polvo de generaciones que no existen, dio también una prueba de ese sentimiento de amor filial de que todos debemos hallarnos poseídos, hacia una tierra que encierra las cenizas de nuestros mayores, y que con tanta gloria reviven en nuestro espíritu y en nuestro corazón".

 

Miguel Caballero de Mendoza. Diario “Lanza”, lunes 24 de mayo de 1999



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