Fotografía
de la torre telegráfica de Torre Mesada, realizada por el que fuera cronista de
nuestra ciudad, D. Julián Alonso Rodríguez en los años sesenta del pasado siglo XX, perteneciente al archivo de D. José
Liberto López de la Franca
A pocos kilómetros de Ciudad Real en la
carretera de Carrión Km 311,8 y dentro
del término municipal de Ciudad Real, se encuentra el paraje de Cabeza Mesada.
Para situar a quien este leyendo esta entrada, me refiero donde se encuentra actualmente
la planta de Aglomerados Carrión. En este lugar existió hasta no hace tantos
años, una torre de telegrafía óptica del siglo XIX, que desapareció con la
implantación de la planta de aglomerados.
Hasta la creación del telégrafo, la
velocidad de transmisión de la información había permanecido invariable durante
decenas de siglos. En España, un jinete a caballo podía tardar dos o tres días,
con buen tiempo y sin contratiempos en el camino o con su montura, en ir de
Madrid a la frontera francesa en Irún. Con la implantación del telégrafo óptico
en España, ese mismo mensaje tardaba seis horas en hacer la misma distancia. De
Madrid a Cádiz a veces tardaba tan sólo dos horas. El telégrafo acortó
distancias de forma radical como no se había hecho desde que el hombre se subió
a lomos de un caballo para viajar más rápido, varios miles de años antes. Este
avance en las comunicaciones que se implantó en nuestro país en tiempos de
Isabel II, sentó las bases para el desarrollo del Estado moderno en el siglo
XIX, que se articuló impulsado por la burguesía, los periódicos y la bolsa,
elementos todos ellos que se beneficiaron enormemente de la mayor velocidad en
la transmisión de las noticias.
Dibujo
de una torre Mathé, así era la torre ciudadrealeña
Este sistema de comunicación telegráfico
a base de torres en las líneas que se realizaron en España, contó en Ciudad Real con una de estas torres telegráficas
que fue testigo de nuestro pasado histórico y vestigio de nuestro patrimonio
tecnológico, que una vez más desapareció por la mano destructora del hombre. La
torre ciudadrealeña era una de las llamadas torre Mathé, construida en tiempos
de Isabel II, que formaba parte de la Línea de Andalucía (Madrid-Cádiz), siendo
la torre numero 22 de las 59 que formaban la línea.
La torre ciudadrealeña se construyó en
1850 y al igual que el resto de las torres Mathé, esta estaba construida de
forma homogénea con una mezcla de
mampostería y fabrica de ladrillo. Era cuadrada, con tres plantas, algunas
ventanas y una única puerta en el primer piso. La máquinaria óptica estaba
instalada en la azotea, y en el mirador, o tercera planta, trabajaban los
torreros con los anteojos y los dos volantes que movían la maquinaria. Disponía
de un cilindro central que marcaba un código decimal para codificar sus
mensajes y, además, tenía una bola lateral que anunciaba el estado del servicio
telegráfico.
Esta
torre desapareció con la construcción de Aglomerados Carrión en su entorno.
Fotografía de Julian Alonso, archivo de D. José Liberto López de la Franca
Este servicio de telegrafía realizado
por los gobiernos moderados de Isabel II, que permitió al Ministro de la Gobernación
comunicarse rápidamente con los gobernadores civiles de algunas provincias, dio
paso en poco tiempo a la telegrafía eléctrica, siendo abandonadas estas torres.
Con el paso de los años muchas de estas torres fueron restauradas y forman
parte del patrimonio de las diferentes localidades donde se construyeron. En
nuestra provincia se conservan varias de estas torres, una de ellas muy cercana
a la capital en Carrión de Calatrava, la Casa de la Dehesa. Pero por desgracia
Ciudad Real, tan destructora con todo su patrimonio histórico, también destruyó
este vestigio del siglo XIX hace pocos años.
En
muchas localidades estas torres se han recuperado como parte de su patrimonio histórico,
como esta en Arganda del Rey. Como siempre Ciudad Real dejó perder parte de su
patrimonio, esta vez no solo histórico, sino también tecnológico
Ese paraje, además de Cabeza Mesada (nombre muy sugerente) también se le conoció siempre como Telégrafos. Esa torre, en lo alto de su cerro, siempre formó parte del paisaje de mi vida. Hace muchos años que resido fuera, pero siempre hemos vuelto C-Real un par de veces al año y me gustaba verla siempre allí, en lo alto de lo que sin duda fue un volcán. Y cada año era testigo de su desmoronamiento.La última imagen que tengo de ella, no sé si es fiel, porque la memoria engaña, es solamente una esquina con parte de los dos lienzos que la conformaban. Un año me encontré con que habían hecho unas prospecciones, no sé para qué, y al año siguiente ya no estaba. Desde entonces veo mucho más triste ese cerro.
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