Los
últimos ejecutados en Ciudad Real en 1948, procedían de Piedrabuena, siendo el
juzgado de esta localidad quien los condenaría a muerte
Con
la ejecución el 26 de noviembre de 1948 de Emilio Cabezas Moreno y Jacinto
Maurelo Ruiz, ambos de 23 años, se cierra uno de los capítulos más negros de la
historia judicial. Los dos condenados dejaron de existir cuando el verdugo
Cándido dio la última vuelta al célebre tornillo del garrote vil. El año
anterior, concretamente el 23 de mayo de 1947, la Audiencia Provincial, formada
por cinco magistrados, dictó las que habrían de ser las últimas condenas de
muerte llevadas a cabo en esta provincia.
Emilio Cabezas y Jacinto Maurelo, ambos
naturales de Piedrabuena y vecinos de Carrión de Calatrava, jornaleros de
profesión y de escasos medios económicos, casado el primero y soltero el
segundo, ingresaron en prisión los días 28 y 31 de enero, respectivamente,
pocos días después de producirse el crimen del pastor Hilario Bajo Laguna, de
63 años, sordo y enfermo de la vista, a quien le robaron una oveja y algunas de
sus pertenencias.
Según el resultado de la sentencia
número 226, sumario número 2, rollo 47, del Juzgado de Piedrabuena, datos que
fueron recopilados en su día por nuestro compañero en tareas informativas,
Alfonso Arcos Reinoso, para el semanario de sucesos “El Caso”, los dos
condenados convinieron el 17 de enero de 1947 trasladarse a la huerta “La
Cañada”, propiedad de Heriberto Pérez, situada en el término de Piedrabuena,
donde habitaba como hortelano Hilario Bajo, a fin de apoderarse de una borrega,
que les constaba existía, y de todo lo demás que pudieran recoger. Al día
siguiente, iniciaron el viaje a Ciudad Real, ofrecieron la venta de la oveja a
un carnicero del mercado por 50 pesetas.
Los dos ejecutados, según la sentencia,
una de cuyas copias obra en poder de LANZA, decidieron que si Hilario los veía
o reconocía, pese a sus defectos físicos antes apuntados, debían darle muerte
para que no los delatara. Llegaron a la casilla de la finca cuando ya estaba
anocheciendo y se sentaron junto al fuego para fumar un cigarro y conversar
durante algún tiempo, ya que el pastor conocía a Emilio Cabezas con
anterioridad. Cuando la noche cerró por completo, alumbrados únicamente por la
luz de un candil, los dos reos de muerte decidieron pasar a la acción tras
lanzar uno de ellos la voz de “ya”.
Antigua
Cárcel Provincial, lugar donde fueron ejecutados los últimos condenados a
muerte en nuestra ciudad y provincia
CRIMEN
DE HILARIO BAJO
Emilio y Jacinto se abalanzaron sobre
Hilario Bajo y mientras el primero lo sujetaba por los brazos, su compañero de
correrías le fue apretando el cuello hasta producirle la muerte por asfixia.
Cuando se percataron que ya no daba
señales de vida, lo abandonaron en el suelo, en primer término, y después lo
tumbaron en un poyo, donde la victima acostumbraba a dormir, y lo arroparon con
una manta, no sin antes despojarle de sus pantalones para llevárselos junto con
una oveja y otras prendas de vestir y artículos alimenticios, todo ello
valorado en 635 pesetas y 10 céntimos.
Varios de los efectos sustraídos fueron
encontrados en casa de Emilio y Jacinto, el segundo de los cuales había sido
condenado con anterioridad por dos delitos de robo, mientras el primero carecía
de antecedentes aunque, según los informes que obraban en autos, tanto uno como
otro estaban catalogados como personas de mala conducta.
LAS
PETICIONES DE LAS PARTES
El ministerio fiscal, representado por
Mariano Lavin, calificó los hechos como constitutivos de un delito de robo con
homicidio con las agravantes de alevosía, premeditación, nocturnidad y despoblado
y, en el caso de Jacinto Maurelo, la de reincidencia pidió para ambos la pena
de muerte, así como una indemnización de 25.000 pesetas para los familiares de
la víctima.
La defensa representada por el letrado
ciudarrealeño Leufrido Barragán Gómez, calificó los hechos como un delito de
hurto por el que procedía imponer una pena de arresto mayor, entre un mes y un
día y seis meses, y otro de homicidio por el qué procedía una pena de reclusión
mayor en grado medio, es decir, de 14 años, 8 meses y un día a 17 años y 4
meses.
El tribunal, compuesto por los
magistrados Ángel Ávila y Delgado, como presidente, José Zurita Morata, Jaime
Ruiz-Tapiador Guadalupe, Rafael León Brezosa y Manuel Berence García condenó a
muerte a los dos inculpados, sentencia que se hizo firme el 28 de diciembre de
1947 y se ejecutó, en el patio de la prisión provincial, el 26 de noviembre de
1948.
Un funcionario de la Audiencia Provincial,
ya jubilado, que fue el encargado de notificar la sentencia a los encausados
señaló a nuestro diario que no recordaba muy bien los detalles de la misma
aunque creía recordar que Emilio Cabezas y Jacinto Maurelo recibieron su
lectura “con bastante normalidad”.
José
Luis Murcia (Diario Lanza, año XLIV nº 14.58, domingo 6 de marzo de 1988, página 3)
El
garrote vil es un instrumento de ejecución de la pena capital utilizado en
España. Llamado "vil" por estar reservado a la plebe en un principio,
ya que las clases sociales elevadas tenían el "privilegio" de ser
decapitados con espada.Estuvo vigente en España de forma legal desde 1820 hasta
la abolición de la pena de muerte en la Constitución de 1978. También se
utilizó en diversos países de Iberoamérica, y durante la conquista.Las últimas
ejecuciónes tuvieron lugar en Barcelona en 1975 cuando se le aplicó al
anarquista Salvador Puig Antic y ese mismo día en Tarragona al apátrida Heinz
Chess.
En teoría el instrumento pretende mediante un tornillo de paso largo presionar el cuello del condenado contra un poste de madera y producir un desnucamiento por luxación del atlas sobre el axis (las dos primeras vértebras cervicales) y algunos modelos para ser más eficaces incorporaban una especie de punzón posterior con el que se "apuntillaba" al reo. La muerte sería instantánea. Sin embargo muchas descripciones confirmaron que la muerte se producía más a menudo por asfixia o extrangulamiento, (probablemente intencionado) y podía durar hasta quince minutos o más. El ejemplar de la foto se encuentra en el museo de la tortura de Santillana.
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