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domingo, 13 de agosto de 2017

RESTAURADO EL PASO DE LA VIRGEN DEL PRADO



El paso de la Santísima Virgen del Prado, realizado entre 1953-54 en la Casa Meneses de Madrid,  ha sido totalmente restaurado en la Orfebrería Orovio de la Torre de Torralba de Calatrava (Ciudad Real), taller elegido para realizar la intervención, aparte de por su trayectoria profesional, por su cercanía, ya que esto posibilitaba un control de las labores realizadas y un examen directo de la situación a la hora de tomar decisiones.


Durante el presente año 2017, y realizado en dos fases, se ha venido restaurando el paso de nuestra Patrona la Virgen del Prado: primero el palio y los varales, que ya fueron estrenados en el pasado mes de mayo durante la celebración de los actos centrales conmemorativos del Cincuentenario de la Coronación Canónica Pontificia; y el paso propiamente dicho, o parte baja, desde entonces hasta ahora que podemos disfrutar del resultado durante estas Fiestas de agosto en honor a la Virgen del Prado. Siendo esta última intervención, en su conjunto, la más sumaria de todas las que ha sufrido la Carroza y la más respetuosa a la vez con la pieza original.


Más concretamente, y resumiendo mucho, las labores realizadas se han concretado en la parte del palio, en la reconstrucción de piezas desaparecidas o dañadas: construcción de una palmeta repujada, alas de un ángel tenante, unión de la cabeza de otro de los ángeles que sustentan el escudo de la Ciudad, reconstrucción de las bajantes de orfebrería del dosel, construcción de un nuevo bastidor de aluminio aligerando el mucho peso que soportaba y ajustando los varales, reposición de asas a los perillones que rematan los varales, nueva tornillería para sustentar las piezas, algunas de ellas sueltas con peligro de pérdida…; como detalle curioso, se ha vuelto a ennoblecer el techo del palio con una tela de damasco blanco, tal como aparecen en los documentos gráficos que poseía en su origen.


Por otro lado, en su parte baja, del  Paso propiamente dicho, se ha desmontado por completo toda su orfebrería con el fin de de llevar a cabo una limpieza en profundidad de todas y cada una de las piezas que la componen, no habiendo recibido baño sino alguna pieza realizada nueva, o alguna muy deteriorada, tal como los querubines y las letanías, ambas bañadas en oro con el fin, teniendo siempre presente el conjunto de la obra. Esta intervención nos ha facilitado conocer con total certidumbre el estado del alma de madera que sustenta toda esta magnífica obra en metal, presentando un grado excelente de conservación.


Otro de los problemas que se han acometido y que podría haber hecho peligrar la integridad de la obra ha sido el cambio del suelo de la misma, quitando la tablazón de madera simple, ya que presentaba un alabeo o combamiento muy pronunciado, e instalando en su lugar un tablero de ocume, mucho más estable a la acción del tiempo y del uso. Para este trabajo se ha necesitado retirar la totalidad de las baldosas de orfebrería, y que es otro de esos detalles característicos que le dan empaque y personalidad a este Paso procesional. Más de setecientas baldosas componen este particular solado sobre el que se instala todos los años a la Imagen de la Patrona o a Jesús Sacramentado. Es por esto que se ha aprovechado para ajustar cada una de las baldosas (antes montadas unas sobre otras y completadas con trozos de las mismas, lo que le daba una imagen un tanto caótica y no bien resuelta): así, el resultado es más armónico, en la línea del equilibrio del diseño original completo.


Dos curiosidades: se ha recuperado la placa fundacional de la construcción de la Carroza, colocada en su origen en una viga de la estructura interna del Paso, y ahora puesta es su exterior como documento histórico relacionado con la obra. Y la otra, la incorporación de una mariquita de orfebrería, elemento incluido a modo de firma por D. Ramón Orovio, orfebre, en el único paño que se ha tenido que hacer nuevo, haciéndolo discernible de lo original.


Pero todo este gran trabajo no podría haberse llevado a cabo sin la generosidad de Dña. Luisa Calahorra Escobar, quien, en las últimas voluntades recogidas en su testamento, y tras de repartir la mayoría de su patrimonio entre los más necesitados, dejó para su dedicación a la reparación del Paso de la Virgen dicha cantidad, gracias a la cual hemos podido felizmente acometer la restauración de esta bellísima obra de arte, propiedad sentimental de todo el pueblo de Ciudad Real, y de la que debemos sentirnos orgullosos plenamente, garantizando la generación actual su perfecta conservación para su entrega a las generaciones futuras, depositarias de la historia, tradición y fe de esta secular Ciudad Real.

Texto y Fotografías: Alfonso Doblado Ruedas, Mayordomo de la Ilustre Hermandad de la Virgen del Prado


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