Vista de la antigua casa-misión de los
claretianos de Ciudad Real en la calle Corazón de María
Los Misioneros del Inmaculado
Corazón de María, llegaron a nuestra ciudad en 1895, tal y como publique el
otro día, y permanecieron en la misma hasta el año 1989. En un primer momento
en su casa-misión de la calle Corazón de María, y posteriormente en la Parroquia
de San Pedro.
Desde la llegada a nuestra ciudad
de los claretianos, su labor apostólica fue extraordinaria por su extensión y
sus múltiples facetas. La ejercitaron, con sacerdotes, seminaristas,
religiosos y fieles en general; en el púlpito, en el confesionario, en las
escuelas, en los hospitales y asilos, en la cárcel, a la cabecera de los
enfermos; en la capital, en los pueblos de importancia y en los pueblos
escondidos en la sierra… Y esto sin descuidar el culto en su propia iglesia,
que siempre fue esmerado, con variedad de fundaciones y devociones, de manera
que la iglesia del Corazón de María llegó a figurar entre las mejor atendidas y
más frecuentadas de la capital. Ella fue el foco que irradió especialmente por
todo Ciudad Real la devoción al Corazón de María y al Santísimo Sacramento, dos
devociones entrañablemente claretianas.
En 1934 se celebraron solemnes cultos con
motivo de la beatificación de los Misioneros, Antonio María Claret, que
culminaron con un triduo celebrado en febrero. En la foto el prelado Dr. don
Narciso de Estenaga, martirizado dos años después, los canónigos Fernández de
Sevilla y Jiménez Manzanares, el P. Dimas, entonces superior, los catedráticos
don Vicente Calatayud y don Cristóbal Caballero, grandes amigos de la casa, el
periodista don Luis Oraá, el P. González, jesuita, también mártir como don
Julio Melgar y otros religiosos
La casa-misión al igual que su
iglesia, fue asaltada en 1936 por milicianos de izquierdas, expulsando de la
misma a los religiosos y a un grupo de catorces jóvenes seminaristas en
vísperas de ser ordenados sacerdotes, cuyas edades oscilaban entre los 20 y 26
años, y el Hno. Felipe González (47 años), que fueron asesinados el 28 de julio
del citado año en Fernancaballero.
Terminada la Guerra Civil en 1939,
los claretianos vuelven a nuestra ciudad, albergando su residencia entre 1940
al 1954, los alumnos internacionales del llamado “Año de perfección”, una
especie de segundo año de noviciado que la Congregación tenia establecido para
los sacerdotes después de unos años de ministerio.
En el año 1948 y ante la falta de
clero diocesano, el entonces Obispo-Prior D. Emeterio Echeverria, encomendó a
los claretinos la Parroquia de San Pedro. Tres años más tarde en 1951 y hasta
1964, la orden estableció en nuestra ciudad el noviciado canónico de la
provincia religiosa de Castilla, en la casa-palacio de los Condes de la Cañada.
El destruido retablo que presidia la
iglesia en 1936
En 1966, fue suprimida la
comunidad de la Casa-misión, los padres encargados de la parroquia de San
Pedro, pasaron a vivir a la Casa Cural, desde donde seguían atendiendo a la
iglesia del Corazón de María, hasta que en 1973 fue cerrada al culto y demolida
junto al resto de la casa-misión.
Los claretianos siguieron en
nuestra ciudad en la Parroquia de San Pedro, hasta el año 1989, que la orden
acordó terminar su misión en nuestra ciudad, despidiéndose con una Eucaristía
que se oficio el 3 de septiembre del citado año, tras noventa y cuatro años de
presencia en Ciudad Real.
Una profesión religiosa en nuestra
ciudad, cuando en ella estaba el noviciado
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