Cuando los cofrades comprometidos se convierten en cofrades de Semana Santa, han cruzado la delgada línea que separa el vivir con las vivencias.
Nuestra Semana Mayor está falta de cristianos, falta de gente, falta de cofrades que se comprometan de verdad con sus hermandades, desde la ayuda al prójimo hasta la salida por la puerta de la iglesia en su día grande, pasando por comprensiones, trabajo y un esfuerzo, que seguro Él nos sabrá recompensar cuando llegue el día en que tengamos que rendirle cuentas bajo el altar desde donde veamos toda nuestra vida cofrade bajo nuestros pies.
¿Qué le ha pasado a la Semana Santa de hace unos años, donde el fervor de los jóvenes sustituía a la actual desidia de ellos y donde sobraban las manos en el trabajo?
Las hermandades no dejan de estar integradas por personas, aunque de vez en cuando se nos olvide, y son muchos los factores que influyen y configuran la Semana Santa que hoy en día conocemos.
Nos adaptamos a nuevos modismos, a nuevas formas de interpretar una tradición anclada en lo más profundo del sentir popular de nuestra tierra. Y es curioso, pero estos tiempos de cambio, de permanente evolución, no son contrapuestos a dicha tradición.
Pero, ¿sabemos utilizar todo aquello que consigue llamar nuestra atención, para encauzar el sentimiento, la fe, que da sentido al testimonio que exponemos en la calle? Como cofrade, disfruto, me enorgullezco de que, de unos años hacia acá, nos acordemos de nuestras hermandades más de un único día al año. Ensayos de costaleros, cuadrillas de jóvenes y no tan jóvenes que noche tras noche en días de frío invierno, se reúnen para dignificar el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección que representamos el día de nuestra salida procesional.
Todo esto ha de
ser motivo de orgullo para todos nosotros. Pero, en momentos en los que
reflexionamos acerca de la salud de nuestras hermandades, nos hace falta (el
primero, un servidor) ponernos la mano en el pecho.
¿Se ha convertido este “mundillo” cofrade, en una mera afición que va de la mano de formas de andar, de estilos de una u otra banda, de imagineros, bordadores y orfebres de renombre? ¿Lleva de la mano, esa evolución en lo que muchos llaman cultura cofrade, la comunión y la confirmación en unas creencias? ¿Nos acerca a participar activamente en los cultos de nuestras hermandades? ¿Nos reafirma en aquello que representamos tan activamente cuando ponemos una Cruz de Guía en la calle?
Estamos a tiempo de decir la última palabra, de dar sentido a aquello que manifestamos. De hacer un ejercicio de honestidad cristiana, de dar el paso al frente, de ser ejemplo dentro de la comunidad cristiana, de demostrar que utilizamos los elementos que engalanan nuestra puesta en escena, para llegar al prójimo, para llenar las iglesias, para acercar al Sagrario a esos jóvenes que se encuentran perdidos en esa nube de incertidumbre cotidiana.
Y es que nadie te dijo que fuera a ser fácil, cofrade, pero en las cofradías y hermandades de Ciudad Real necesitamos cofrades comprometidos con su hermandad.
A cuatro días del Domingo de Ramos, nos toca de nuevo llenarnos de Dios, de su hijo, de su madre. Volver a transmitir el mensaje más hermoso de Amor que se nos ha legado, alumbrando su camino por las calles, guiando los pasos de nuestros hermanos, adornando de música triunfal los desfiles o sufriendo el peso debajo de una trabajadera.
Cofrade, no tengas miedo a mostrar lo que sientes al llegar el día y salir a las calles de Ciudad Real. Que todo el mundo pueda ver la alegría que el espíritu nos transmite dentro. No te quedes en lo superficial, ora, contempla y agradécele a Dios. Solo así daremos verdadero testimonio catequético de fe. Y cuando pasen los días santos, acércate por tu hermandad, por las actividades y cultos que realiza, porque las veinticuatro cofradías penitenciales de nuestra ciudad, necesitan de cofrades comprometidos.
Dejo como
reflexión están breves palabras y que cada uno se aplique la historia a su vida
misma, analizando sus fallos y sus aciertos que está teniendo con nuestra
Semana Santa, sus cofradías y hermandades.
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