Escudo
en la clave de acceso a la capilla labrado en piedra del siglo XVI
El ábside de la Parroquia de San Pedro
cuenta en su interior por dos capillas que lo flanquean, la de San Juan
Bautista por el lado del Evangelio —al norte del ábside—, y la de los Veras por
el lado de la Epístola —al sur del ábside—.
Imagen
de San Juan Bautista en la jamba del arco de entrada
La capilla de San Juan Bautista, fue
mandada construir por orden de Doña Juana Monzolo Treviño de Loaisa en tiempos
de los Reyes Católicos. Tiene un arco de
entrada labrado en piedra de estilo renacentista, cubierto en el intradós y jambas,
a guisa de adornos, de caratulas, florones, faunos y figuras, entre las que
abundan calaveras y otras semejantes destinadas, sin duda, a recordar la muerte
y las penas eternas. Todas esas figuras van en pequeños casetones o recuadros. En
la jamba derecha del arco de entrada a la capilla se encuentra la imagen de
santo al que se le dedicó la capilla. Sobre la clave de acceso a la capilla se
encuentra un escudo labrado en piedra del siglo XVI, blasón correspondiente a
los linajes locales Velarde, Treviño, Muñoz y Loaysa, atribuible a Cristóbal
Treviño y Beatriz Loaysa o descendientes.
Reja
de entrada a la capilla de estilo isabelino del siglo XVI antes de su
restauración
La reja de hierro de entrada a la
capilla es de estilo isabelino del siglo XVI, tiene en su parte superior bichas
repujadas y el blasón de la familia fundadora de la capilla correspondiente a
los linajes locales Velarde, Treviño, Muñoz, Morales, Loaysa, Céspedes, Coca y
Torres, perteneciente a Juana Monzolo Treviño de Loaysa y descendientes. La
capilla está cubierta con dos bóvedas de crucería irregulares de estilo gótico
tardío, con rasgos flamígeros, y está iluminada por dos ventanas de estilo renacentista.
Blasón
de la familia fundadora de la capilla doña Juana Monzolo Treviño de Loaysa y
descendientes
Don Luis Bermúdez y Mesía de la Zerda
fundó en ella una Capellanía con seis capellanes cumplidores, bajo la
presidencia de uno de ellos, que llevaba el título de capellán mayor; era su
obligación, el celebrar en ella diariamente a las once de la mañana misa mayor,
por lo que, el pueblo la conocía por capilla de las once; dotándola a más de
otros bienes, con la mitad de la dehesa Bilbis en Vargas –Toledo- que rentaba
de ordinario unas 450 fanegas de trigo anuales.
Vista
de las bóvedas de la capilla
En el año 1836 es trasladada la imagen
de Nuestro Padre Jesús Nazareno, desde el desaparecido convento de los PP.
Dominicos que tenían en nuestra ciudad, y puesta al culto en esta capilla, cuyo
patrono era en aquella fecha Francisco Medrano. Se hicieron a cuenta de la
parroquia las obras de colocar la imagen en dicha capilla, en el retablo
barroco que preside la misma. Esta imagen que se atribuía a la escuela de Juan
de Mesa, discípulo de Montañes, fue destruida en 1936 por republicanos del
Frente Popular, siendo la actual obra del escultor sevillano D. Antonio Illanes
Rodríguez, quien la realizó en el año 1942.
Interior
de la capilla presidido por el retablo barroco y la imagen de la Virgen de la
Misericordia
Junto a la imagen de Nuestro Padre Jesús
Nazareno, reciben culto en el retablo, que se cree que también fue trasladado
en el siglo XIX desde el convento de los PP. Dominicos a la parroquia, las imágenes
de San Blas, obra de los escultores valencianos José María Rausell Montañana y
Francisco Lloréns Ferrer del año 1946. También de estos escultores es la imagen
de Santa Rita. Corona el retablo una imagen de Santa
Teresita del Niño Jesús.
Imagen
de Nuestro Padre Jesús Nazareno, obra del escultor Antonio Illanes del año 1942
La capilla cuelga en su muro dos lienzos
del siglo XVIII de Jesús Nazareno y la Flagelación de Cristo. También reciben
culto en la capilla la imagen de Santa Gema Galgani, obra del escultor madrileño, Faustino Sanz Herranz, del
año 1972; la Virgen de Fátima obra del año 1948, copia de la original que recorrió
el año reseñado cada uno de los pueblos y ciudades de nuestra Diócesis. La imagen
de la Santísima Virgen de la Misericordia que recibe culto junto al retablo, es
obra del escultor sevillano Juan Ventura, quien la talló en 1989.
Una
de las pinturas que adornan el retablo
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