Imagen de San Nicolás de la Parroquia de San Pedro Apóstol
Hoy 6 De diciembre la iglesia celebra San Nicolás de Bari, santo que debió de nacer en Pátara de Asia Menor, hacia 270, como debió morir hacia el 350, el 6 de diciembre. Experimentó, por tanto, la persecución contra los cristianos de principios del siglo IV, vivió el Concilio de Nicea y mantuvo la fe de su pueblo frente al arrianismo que amenazaba con penetrarlo todo. Su diócesis fue la de Myra, en Licia del Asia Menor (la localidad del Sur de Turquía, llamada hoy Dembre).
Con el paso de los siglos, el engrandecimiento de su figura dio lugar a la redacción de varias biografías, que cada vez contenían relatos de más admirables signos. La oración litúrgica alude hoy a esa cualidad de S. Nicolás, por la que, sin duda, alcanzaba ese grado de aceptación en los pueblos más diversos. “… Por la intercesión de tu Obispo San Nicolás, nos protejas en todos los peligros…” Con esa carta de presentación, la de amparar en toda necesidad, proteger en todo riesgo y sorprender con la solución adecuada en cualquier situación, ha podido llegar S. Nicolás a ser patrono de La Lorena de Francia o el “Santa Klaus” de la alegría navideña de los países nórdicos.
La fama que gozaba el Santo debió ser el móvil para que los marineros de Bari se decidieran a sustraer fraudulentamente sus reliquias: evitarían con ello que los turcos pudiesen manchar su nombre y ennoblecerían su ciudad con la presencia de tal santo. Trasladaron el insigne trofeo el año 1087, y a los dos años, el mismo Papa, Urbano II, consagraba la cripta en la que reposa el Pastor, que desde entonces es ya el S. Nicolás de Bari, el italiano de adopción: año 1089.
Imagen de San Nicolás de la Parroquia de Santo Tomas de Villanueva
En Ciudad Real existen dos imágenes de este santo, una en la Parroquia de San Pedro en el retablo de Nuestra Señora de la Soledad , y otra en la Parroquia de Santo Tomas de Villanueva. En ambas imágenes San Nicolás es representado al modo occidental, es decir como obispo latino, estando tocado con una mitra y apoyado en el báculo. Bajó él se muestran tres niños que se encuentran emergiendo de un barreño, estas imágenes hacen mención a uno de sus milagros más conocidos: tres niños fueron muertos por un carnicero y troceados puestos en un salero al objeto de ser alimento para los huéspedes de un posadero. San Nicolás uniría sus trozos y los volvería a la vida.
La imagen que recibe culto en la Parroquia de San Pedro es la más antigua y fue adquirida en los años cuarenta del pasado siglo XX a unos talleres de arte religioso valencianos. La de la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva fue un regalo de la familia Segundo Sanz en los años ochenta del pasado siglo XX.
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