Las campanas de la
Catedral repicaron ayer por la tarde en primer lugar para
convocar a los ciudadrealeños a la celebración del Pontifical que presidio el
Señor Obispo, D. Antonio Algora Hernando, y para anunciar a los ciudadrealeños
la salida a la calle del paso que exponía al Santísimo Sacramento del Altar.
Cruz catedralicia que iniciaba el cortejo
procesional.
Niños y Niñas que han recibido la Primera acompañan en gran
numero al desfile procesional.
Niños y Niñas de Primera Comunión dan colorido a la procesión.
Los fieles cristianos que lo deseen
también pueden acompañar alumbrando el paso del Señor.
Bandera de la Adoración Nocturna
Femenina de Ciudad Real.
Junta Directiva de la Adoración Nocturna
Femenina de Ciudad Real.
Bandera de la Adoración Nocturna
Masculina de Ciudad Real.
Consejo Diocesano de la Adoración Nocturna
de Ciudad Real.
Caballeros de las Ordenes Militares de Caballería
Española.
Los Caballeros que participan en la
procesión visten el hábito que se les
impone tras su cruzamiento.
Precedían al paso seminaristas de nuestro
seminario, una estampa que hacia años no se producía.
El Señor recorre las calles y plazas de
Ciudad Real en el paso de la
Virgen del Prado.
Los acólitos turiferarios eran
seminaristas.
El paso era escoltado por cuatro
sacerdotes de nuestra ciudad, entre ellos el Párroco de Santo Tomás de
Villanueva Rvdo. Sr. D. Antonio Ruiz Pozo.
Tras el paso iba el Clero Regular y Secular
de la ciudad.
La comitiva religiosa era cerrada por
miembros del Cabildo Catedral y el Señor Obispo.
Los miembros del Cabildo Catedral
recuperaron después de muchos años las Capas Pluviales.
También iba una representación de los Cuerpos
de Seguridad del Estado y del Ejercito Español.
En el Paseo del Prado el Señor Obispo impartió
la bendición a los presentes.
Un momento de la bendición.
Tras la bendición el Señor fue trasladado
al interior del templo catedralicio.
Este año si se traslado el Señor bajo
palio.
Momento que el Señor Obispo se dirige a
reservar al Santísimo.
Los Caballeros de las Ordenes Militares
al termino de la procesión, abandonando el altar de la Catedral.
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