Si bien ya toqué este tema, hace unos años, ahora vuelvo con nuevas aportaciones. En efecto, por el año de 1950 el cronista de Ciudad Real, J. Alonso Rodríguez nos aseguraba, —sin poderlo probar documentalmente—que el llamado “Cristo de la Agonía” de la villa de Picón, procedía del desaparecido convento de Santo Domingo de Ciudad Real. Este dato en extremo interesante, nos llamaba poderosamente la atención cuarenta y cuatro años después (1994). Desde ese preciso momento nos pusimos a investigar, pese a la nula documentación de la llegada de esta imagen a Picón y que importante personaje intervino en ello.
El convento de Santo Domingo se levantó en
el siglo XIV, y su capilla o iglesia fue antes Sinagoga Mayor judía de Villa
Real. Ya en estado ruinoso, el dicho convento desapareció en el primer tercio
del XIX. Aquí recibía culto el “Nazareno”, que los dominicos trajeron de
Andalucía, cuya imagen se hizo famosa por su mirada penetrante, en los desfiles
durante la antigua Semana Santa de la capital. La parroquia de San Pedro de
Ciudad Real, guardó el Nazareno y parte de la magnífica sillería coral de este
convento (que vemos hoy en su ábside). Otra porción de la sillería se halla en
la parroquial de Torralba, también en su ábside. Otra principalísima imagen de
este convento ciudarrealeño, venerada por los dominicos, fue el “Cristo de la
Consolación”, que una vez abandonado el convento en 1836 se le pierde el
rastro, ya que todos los objetos de culto se repartieron por parroquias. Con el
Nazareno debió llegar al convento dominico, en el siglo XVII, “el Cristo de la
Consolación”, que creemos es el que por muchos años se venera bajo la
advocación del “Santísimo Cristo de la Agonía” de Picón. Pero veamos en que nos
basamos para ello: la traza del Cristo caracteriza el estilo barroco y algo
tosco, inconfundible sello de la escuela Juan Martínez Montañés (1568-1649) o
su discípulo Juan de Mesa (1583-1627, el mejor y más conocido discípulo de
Montañés). El Nazareno y el Cristo, se consideran de la misma época.
Según algunas fuentes históricas, en 1740
consta un pleito ante la Chancillería de Granada, en el que es actor don José
Ossorio Mexía, que era titular del señorío de Picón y Valenzuela. También el
marqués de Torre Mejía figura en 1771 en un pleito instado por él mismo sobre
el señorío de Picón. Y en el mismo siglo XVIII, el cadáver de don Luis
Rodríguez Ledesma recibe sepultura en la parroquia de San Pedro de Ciudad Real,
en la capilla del señorío de Picón. Aquí
cabe preguntarnos, si alguno de estos influyentes personajes contribuyó en el
traslado de la imagen del Cristo de la Consolación a Picón. No lo sabemos. Pero
de ser así dicho hipotético traslado, se llevaría a efecto en la segunda mitad
del siglo XVIII, aun en vida de estas personas. Conocemos el dato que aporta a
mediados del siglo XVIII don Bernardino Muñoz de Loaysa, soportando las cargas
siguientes: censo de 500 rs. sobre caudal a favor del convento de Santo
Domingo, más 6 arrobas de aceite al año para la lámpara del Cristo de la
Consolación del mismo convento.
Otra posibilidad, es que el Cristo llegara a la villa de Picón en el primer tercio del siglo XIX, coincidiendo con el abandono del convento por los dominicos. Esta documentación fue obtenida del libro de la Hermandad de la Dolorosa, de la imagen del crucificado bajo el título “de la Agonía”, libro depositado en la casa parroquial de Picón, que por gentileza de don Joaquín Del Real-Barco, (1995) párroco que fue de esta villa, pudimos consultar. De esta fuente documental extraemos también “Que desde siempre y en todo tiempo se le tributa culto al Cristo”, siendo la data de 1869. Otra cuestión es si el Cristo llegó a Picón por intercesión de la cofradía de la Virgen del Santo Rosario, datos que refleja el libro de la citada parroquia piconera. En el veíamos el documento fundacional de erección de la cofradía de la SS. Virgen del Rosario, firmada por el dominico fray Thomás Ripoll en el año de 1728. Así pues, el presente trabajo tiene como aliciente, arrojar alguna luz sobre la presencia en Picón, de la imagen del Cristo de la Agonía—es decir, el Cristo de la Consolación— que trasladaron desde Sevilla los dominicos para su convento de Ciudad Real. ¿Es obra de Juan Martínez Montañes?
Para los ciudarrealeños que lo ignoren,
les señalamos que el área del convento de Santo Domingo comprendía la manzana
urbana de las calles Compás de Santo Domingo, Mata y Delicias, y en su interior
la iglesia, que antes fue la sinagoga judía. Según las crónicas se trataba de
templo recoleto y bello.
José Golderos Vicario, Miembro de
la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales. Diario “Lanza”, lunes 12 de
mayo de 2014
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