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jueves, 19 de mayo de 2022

REBOLLAR Y HERVÁS EN LA CATEDRAL DE CIUDAD REAL (II)

 



1.3. La torre de la catedral

 

La torre de la catedral se construye en un largo período que va de 1817 a 1835(12).

El proyecto es redactado por el académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de san Fernando D. José Joaquín Tronconiz. “El contrato consta de doce condiciones en las que se pueden observar las propuestas académicas que determinaban la citada institución, y que reflejan por sí mismas una continuidad en las líneas constructivas de la arquitectura española en el período de la Ilustración” (13).

La Academia determina pormenorizadamente modos, formas y elementos que han de conformar la nueva fábrica y cómo ésta se ha de desarrollar bajo la dirección del arquitecto D. Joaquín Romero con la aprobación de la Academia y durante todo el periodo de construcción que abarca desde 1817 a 1835.

Se trata de una torre de planta cuadrada con zócalo, cuatro cuerpos y chapitel que la cubre que se estipula en la condición novena.

El chapitel se estipula en la condición novena determinándose cómo se debe amarrar el chapitel …se sentaran soleras de tercia, bien clavadas sobre nudillos de la misma madera que no excedan de tres pies de largo, sentando dos tirantes unidos, en cada lado o paramento de la torre, como demuestra el diseño, sobre unos tirantes, se sentará la cadena, con sus quatro quadrales que formen un octógono perfecto, que ha de servir de estrivo para embarbillar los pares, engatillando con fierro todos los ángulos de la cadena, para impedir la huida de los cortes, si falta el apoyo de los pares, formando los Boardillos demostrados de las maderas correspondientes según su grueso, entablando la armadura y cubriéndola con las competentes Pizarras o plancha de plomo (14).

 



La Solera o durmiente es la pieza de madera que se coloca en la parte superior del muro al “que se conecta mediante nudillos, cuya misión es servir de transición entre la fábrica y la cubierta de madera. Sobre la solera asientan los tirantes, (directamente o a través de canes) quienes a su vez reciben el estribo donde apoyan los pares”(15). El dibujo de Enrique Nuere muestra la forma en la que se realizaba el apoyo de la estructura de madera sobre la fábrica de la torre. Para atar trasversalmente las piezas se colocaban los cuadrales, “madero estructural dispuesto en un ángulo para atirantar o afianzar a otros dos que forman en el estribo dicho ángulo. En armaduras ochavadas, los cuadrales estriban los paños de la ochava” (16).

La descripción se refiere a un chapitel de tradición escurialense. “La linterna se fija en la condición décima. Sobre la última cadena del chapitel se colocaría la linterna de madera en la que irían colocadas las campanas del reloj, terminándose en un balaustre en que se engatillaría un barrón de hierro con la cruz y la veleta. Este cuerpo se cubriría con planchas de plomo”(17) .

Se considera importante controlar la ejecución de la obra y por ello la condición decimosegunda establece que deberá quedar obligado a no apartarse de los diseños previstos y a seguir las instrucciones del Arquitecto encargado de la Dirección de la obra o el Profesor que le represente. La torre proyectada por Tronconiz tenía un coste de novecientos cincuenta y ocho mil treinta reales de vellón, costes que se debieron incrementar a lo largo de la ejecución.

El chapitel y la linterna permanecieron durante un espacio corto de tiempo, aproximadamente cincuenta años, ya que en el año 1895 se va a reformar18. En la fotografía de Ciudad Real de Laurent es visible la torre de la catedral con el remate del chapitel cuadrado.

 


El proyecto de Rebollar de 1901, tal y como escribe en su Memoria plantea la restauración del remate superior de la torre. “Entre las obras de reparación más importantes se encuentran la reconstrucción del chapitel de la torre que fue demolido por amenazar ruina”. Por la redacción de la Memoria indica que el chapitel ya había sido demolido cuando él redacta el proyecto. El plano de Rebollar dibuja el remate de la torre de planta cuadrada con una estructura interior de madera con elementos que apoyan en los muros perimetrales y en los cuales se apoyan salientes que definen la forma curvada del plano exterior. Y en el centro, un cuerpo vertical con una composición que se remata con la veleta superior. De conformidad con el presupuesto hay una previsión de armadura de la torre con cubierta de pizarra por 4.452 pesetas.

El proyecto de Rebollar habla de un chapitel que ya se había demolido anteriormente tal y como aparece en algunas imágenes del momento. La postal de época recoge la imagen de la torre sin el chapitel.

En los planos del proyecto se plantea el nuevo chapitel con cuatro caras y en el presupuesto se habla de cubierta de pizarra. Se proyecta desde su concepción un cambio importante planteando una forma curvada de los planos del chapitel lo que obliga a la colocación de una estructura auxiliar desde los elementos principales al exterior de la superficie de cubierta. También está previsto en el proyecto inicial la barandilla que rodea la zona superior. En el desarrollo de las obras se cambió el diseño y el material de acuerdo con la crítica que hace Hervás que habla de ocho lados y cubierta polícroma.




En el proyecto que realiza Telmo Sánchez años después (1926) se hace visible la estructura octogonal del remate de la torre y se modifica el remate superior del proyecto de Rebollar que se hace menos esbelto.

Sin embargo, en el trascurso de las obras se producen cambios importantes. La cubierta de planta cuadrada es sustituida por otra de planta octogonal. Inocente Hervás en la parte final de su libro repasa las obras realizadas y su coste y dice: “A la pizarra fijada en el Proyecto sustituyó el inteligente director con las escamas de colores, colocándose estas sobre un cañizo sobrepuesto sobre la armadura del domo y asegurado con tachuelas; sustitución bien desdichada, como hará conocer la experiencia”. Hervás da cuenta del remate superior: La linterna que corona al domo fue construida en Sevilla por 2.292 pesetas y la bola que lo corona de 0,70 de diámetro en Córdoba. La balaustrada que no figuraba en el proyecto original es de hierro fundido y costó 1.545 pesetas.

Entre el 13 de marzo de 1903 y el 12 de junio de 1904 se colocan el reloj, las campanas y se realizan los cambios en los pórticos y cubiertas.

Un remate que se convierte en elemento singular del conjunto y que distorsiona su imagen con un acabado más sobrio en su idea original de un chapitel recto recubierto de pizarra. En la actualidad este elemento se ha convertido en identificador de la imagen del templo, resaltando, en la última restauración realizada, las formas de las uniones de los planos con elementos brillantes que acentúan su definición colorista.

 



2. LA CRÍTICA DE DON INOCENTE HERVÁS

 

Contra estas actuaciones se levantó la voz de don Inocente Hervás y Buendía, vicepresidente de la Comisión Provincial de Monumentos históricos y artísticos.

En el periódico local “Don Quijote de la Mancha” publica una serie de artículos planteados como Diálogos entre el “albañil Tomás” y el “oficial Valentín” (19). Unos diálogos llenos de ironía en los que se entremezclan reflexiones de muy diversa índole. El canónigo contestará a don Inocente en La Tribuna y finalmente don Inocente publicará en 1905 un libro sobre la catedral criticando las obras y estudiando el edificio (20). Una publicación que recoge los ocho Diálogos, un Soliloquio y Crítica del Arte.

 

2.1. Diálogo primero

 

Las primeras reflexiones del diálogo entre Valentín y Tomás se refieren a cuestiones generales. “La Política, la Ciencia, el Arte, todo sufre en España el yugo avasallador y tiránico de gente indocta, que sin más lastre que su osadía, ni otra reparación que su desenfado y despreocupación, ni más ley que su capricho, siembre nuestra patria de escombros y ruinas”. Cuando pone en duda cómo es posible que un proyecto realizado por el arquitecto y supervisado por diferentes organismos se esté realizando mal dice:

Es achaque que se va haciendo viejo en nuestra nación desdichada, el amontonar leyes y reglamentos sobre cualquier cosa, sin otro fin práctico, a mi entender malicioso, que el poner en tortura nuestra imaginación para buscarles la vuelta, esto es, para hallar la trampa y eludir su cumplimiento.

Y poniendo en duda los conocimientos del canónigo que controla las obras dice:

Los Cabildos como los Partidos políticos confieren a sus miembros la omnisciencia; y así como ves a un diputado pasar de una a otra Dirección, de uno a otro Ministerio y dictaminar y decretar sobre lo que ni conoce, ni entiende; así, un prebendado, por el solo hecho de serlo, si va al Seminario, pasa fácilmente de una a otra ciencia, si a la Catedral de uno a otro oficio, si de la Curia de uno a otro negocio con la misma impasibilidad y frescura que del chocolate Matías López al de Barrenengoa o al de La Colonial… La osadía, el atrevimiento, la despreocupación, esto es lo que bulle, se agita y mueve, lo que obtiene el dominio, la importancia y la influencia (21).

Diego Peris Sánchez. Cuaderno Nº 46 del Instituto de Estudios Manchegos




(12) Almarcha Núñez Herrador, Esther y Herrera Maldonado, Enrique, (1999-2000). “El dictamen de la Academia en un espacio medieval: la torre de la Catedral de Ciudad Real” Cuadernos de Estudios del Instituto de Estudios Manchegos. II Época, nº 23-24 (1999-2000). El artículo sigue la documentación del Archivo Diocesano de Toledo (ADT), Sección: Reparos de Iglesias, Ciudad Real, folio 256.

http://biblioteca2.uclm.es/biblioteca/CECLM/ARTREVISTAS/CEM/cem2324_almarchadictamen.pdf

(13) Almarcha Núñez Herrador, Esther y Herrera Maldonado, Enrique, (1999-2000). p.271.

(14) Almarcha Núñez Herrador, Esther y Herrera Maldonado, Enrique, (1999-2000). p.275.

(15) Nuere Mataúco, Enrique, (1989) La carpintería de armar española, Madrid, Ministerio de Cultura, p. 248.

(16) Nuere Mataúco, E. (1989), p. 184.

(17) Almarcha Núñez Herrador, Esther y Herrera Maldonado, Enrique, (1999-2000). p.275.

(18) Balcázar y Sabariegos, José (1940), p. 150. En el libro hay una imagen de la catedral con el chapitel desmontado.

(19) Los artículos se publicaron desde el 22 de octubre de 1904 a 17 de febrero siguiente.

(20) Hervás y Buendía, I. (1905), Las obras de la iglesia catedral de Ciudad Real 1902 a1904, Mondoñedo, Imprenta y Librería de H. Mancebo, 1905.

(21) Hervás y Buendía, I. (1905), p.6.


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