La
catedral y su torre en el siglo XIX con
su antiguo chapitel de pizarra
La Catedral de Santa María del Prado de
Ciudad Real recibe el rango catedralicio el 18 de noviembre de 1875 a petición
del Rey Alfonso XII por Bula Apostólica de Pío IX, ejecutada por al Cardenal
Arzobispo de Toledo D. Juan Ignacio Moreno el 15 de mayo de 1876 que la
promulgó en Ciudad Real el 5 de junio del mismo año (1).
Al título catedralicio se la añade asimismo
el de Priorato de las Ordenes Militares, ya que el territorio sobre el cual va
a ejercer su obispado, históricamente correspondía con parte de la zona ocupada
por éstas.
La creación del citado Priorato se debió
fundamentalmente a la decisión real pues era el monarca (2), desde la época de los Reyes Católicos,
quien ostentaba la Administración Perpetua de los maestrazgos y, como tal,
nombraba al obispo prior. El hecho histórico arriba mencionado no exime el que
tratemos un hecho artístico desarrollado en fechas anteriores.
La actual Catedral de Ciudad Real tuvo
su origen tras la fundación de la ciudad por Alfonso X el Sabio en 1255, sobre
la pequeña población de Pozuelo Seco de Don Gil.
Todos los estudios del tema coinciden en
que su ubicación coincidía con una pequeña ermita de la citada población y de
la cual se conserva la llamada Puerta del Perdón y el rosetón existente sobre
ella, fechados en el siglo XIII (3).
La Catedral se construye posiblemente en
la zona centro de la antigua población, rodeada de una péquela plaza medieval
de traza irregular que se amplia y remodela en 1821
(4),
siguiendo los postulados de la arquitectura y urbanismo de la Época de la
Razón, al ser derribadas las casas que estaban situadas en la parte del
mediodía de la iglesia de Santa María del Prado.
En Ciudad Real existían asimismo dos
parroquias más, la de Santiago y la de San Pedro, entre las tres conformaban un
triángulo urbanístico que diferenciaba las collaciones y que posiblemente venía
proyectado desde la visita de Alfonso X en 1262 a la población. En ella se
marcan los ejes urbanísticos que estructuran la nueva ciudad y que coincidirán
con las vías principales del reino (5).
El triángulo descrito no está exento de
una interpretación simbólica, pero aquí lo ignoramos por quedar fuera de
nuestros objetivos.
Sobre la iglesia de Santa María del
Prado no existe acuerdo entre los investigadores en cuanto a la fecha de
construcción. Estéticamente es un edificio que ha sufrido múltiples
transformaciones a través de los tiempos.
Otra
fotografía de 1860 de la catedral y su
torre con su antiguo chapitel. Archivo López de la Franca
Como dijimos anteriormente, la iglesia
comienza a construirse tras la fundación de la ciudad, construcción que será
lenta debido fundamentalmente a cuestiones económicas y pobreza de materiales,
lo que obliga a la constante remodelación de la fábrica, lo cual conlleva a la
existencia de todo un amplio espectro estilístico medieval, en lo que es un
núcleo principal; formado por una amplia nave de 50 metros de larga y 17 metros
de alta (6), lo que implicó
que se construyeran en 1640 sólidos contrafuertes para contrarrestar el
excesivo empuje (7). La cabecera
poligonal se cubre con bóveda nervada y el primer tramo con bóveda de crucería
que se corresponden con el inicio de su construcción. Segundo, tercero y cuarto
tramos se cubren con bóvedas estrelladas de complicada nervadura que
coincidirían con el cerramiento definitivo que se lleva a cabo en los siglos XV
y XVI.
El espacio se comunica exteriormente
mediante tres portadas, situadas en la umbría, mediodía y la del imafronte. Las
dos primeras son de tradición gótica (remodeladas en los siglos XIX y XX) y la
del imafronte, llamada de El Perdón, se considera dentro de las características
románicas.
Con la pujanza económica de la ciudad y
el aumento considerable de los estamentos nobiliario y burgués, lo que conlleva
un cambio de mentalidad, la construcción va a sufrir una metamorfosis de fuerte
carácter simbólico, expresado en los aditamentos y que se concreta en la
edificación de capillas funerarias, tales como la del Descendimiento, el Cristo
de la Piedad, Virgen de los Dolores, y en la construcción de una nueva sacristía
renacentista.
En el siglo XVII queda pequeña la
sacristía y se realiza la actual. La devoción Mariana contrarreformista obliga
a la construcción del Camarín de la Virgen.
Ya en el siglo XX se rasga el muro del
primer tramo para construir dos capillas gemelas neogóticas, y en 1912 se
decora la ventana-transparente del camarín según proyecto del pintor
academicista Ángel Andrade.
Históricamente la torre, motivo de
nuestro estudio, sufre múltiples transformaciones en el transcurso del tiempo.
La construcción del templo conlleva la inclusión dentro del proyecto de este
elemento de claras connotaciones simbólicas tanto arquitectónicas como
urbanísticas.
Concebida en el mundo gótico como
elemento de unión con la divinidad, enlazando el cielo y la tierra como si del
árbol de la vida se tratara cargada de la espiritualidad del pensamiento
medieval.
Desde el punto de vista urbano aparece
como elemento dominante y estructurador de la trama urbana, creando ejes
urbanísticos y peculiarizando la silueta de la ciudad.
Otra
Vista de la torre de la catedral desde la plaza Mayor, con su antiguo chapitel.
Revista Vida Manchega, Jueves 7 de marzo de 1912.
Portuondo (8) señala que
existió una primitiva torre al norte que correspondería a la ermita, torre
sobre la cual ningún investigador ha podido dar noticias ciertas.
Posteriormente, ya en época de los Reyes Católicos, se levantaría otra torre
situada en la zona norte de la nueva edificación, según la certificación del
arquitecto director de la nueva torre D. Joaquín Romero que señala las
dimensiones de la misma: veintiún pies de ancho y noventa de alto hasta la
cornisa (9).
A partir de 1625 (10) se edifica una nueva torre que envuelve
a la primitiva y que perduraría hasta que se vio afectada por el terremoto de
Lisboa de 1755, que tantos estragos causo en la arquitectura provincial (11). No sólo debió afectar a la torre sino
también a las cubiertas, ya que a fines del s. XVIII se lleva a cabo la remodelación
definitiva de ellas.
La situación creada en la edificación a
causa del terremoto, la amenaza de ruina de la torre y el temor a que su
derrumbamiento produjera daños personales, obligó al traslado de la imagen de
Nuestra Señora del Prado a otras iglesias y a la demolición de aquellas partes
más dañadas (12).
Tras esto, tanto el Cabildo como el
Concejo se plantean la demolición definitiva y la construcción de otra torre de
nueva planta. En 1805 la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando por
medio del arquitecto académico numerario, D. Antonio López Aguado efectuará la
reconstrucción de la iglesias (13). Nada sabemos
de ello, pero la Guerra de la Independencia, que incidió de forma especial en
esta provincia, debió retrasar el discurrir de las obras, por lo que nos
encontramos con el proyecto definitivo de la nueva torre en 1816.
El proyecto de la torre realizado en
1816, objeto de nuestro análisis, fue diseñado por el arquitecto académico
número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando D. José Joaquín
Troconiz y aprobado por ella. De este proyecto únicamente han llegado hasta
nosotros las condiciones pero no las trazas (14). Según Balcázar
y Sabariegos, el 20 de septiembre de 1817 se comenzó la reedificación, tal y
como aparece en el Libro 27 de Bautismos, folio 100v. En dicho día se llevó a
cabo el acto protocolario de poner la primera piedra, junto a la cual se
introdujo una caja de plomo que contenía un pergamino, en el que se narra el
comienzo de la torre el sábado 20 de septiembre de 1817 reinando Fernando VII y
siendo Papa Pío VII, en la cual se señalan los nombres de las dignidades
arzobispales, cargos eclesiásticos, políticos y civiles. También se
introdujeron dos guías de forasteros, una del estado eclesiástico secular y
regular y la otra del político-militar del año 1817; y una serie de monedas de
la época: un duro fabricado ese año, una pieza de dos cuartos del mismo, un
real de plata de la proclamación de Fernando VII y un realito de ocho cuartos y
medio de dicha aclamación (15).
Mª
Esther Almarcha Núñez-Herrador y Enrique Herrera Maldonado. Cuadernos de
Estudios del Instituto de Estudios Manchegos. II Época, nº 23-24 (1999-2000)
(1) V.V.A.A. Cien
años del Obispado Priorato de las Ordenes Militares. C. Real Instituto de Estudios
Manchegos, 1977 p.7 y ss.
(2) Aunque la Bula
es concedida a petición del Rey Alfonso XII, en realidad el hecho es anterior
debido al Concordato de 1851 entre Pío IX y la reina Isabel II.
(3) Véase con
respecto al tema: Balcazar y Sabariegos, J. La Virgen del Prado A través de la
historia, Ciudad Real, imprenta del Hospicio Provincial 1940.
Blázquez y Delgado Aguilera A. Historia
de la provincia de Ciudad Real, Ávila 1898.
Clemente D. Guía de Ciudad Real. Ciudad
Real, Cayetano C. Rubisco, 1869.
Delgado Merchán L. Historia documentada
de Ciudad Real. La judería, la Inquisición y la Santa Hermandad. Ciudad Real
1907.
Gómez Moreno H. Ciudad Real monumental,
Catedral, san Pedro y Santiago. Ciudad Real Imprenta Galán Moncada 1985.
Hervás y Buendía I. Diccionario
histórico, geográfico, biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad
Real. Ciudad Real 1899.
Madoz p. Diccionario geográfico,
estadístico e histórico, Madrid 1847.
Pillet F. Geografía urbana de Ciudad Real,
Madrid, Akal 1984.
Ponz A. Viaje de España. Madrid, Viuda
de Ibarra e Hijos 1788.
Portuondo B. Catálogo Monumental de la
Provincia de Ciudad Real. Ciudad Real, 1917 (Ciudad Real, Instituto de Estudios
Manchegos, 1972)
Quadrado Fuente J. M. Toledo y Ciudad
Real. Barcelona, Daniel Cortezo 1866.
Ramírez de Arellano R. Ciudad Real
artística. Ciudad Real 1893 y Al derredor de la Virgen del Prado, patrona de
Ciudad Real. Ciudad Real Imprenta del Hospicio Provincial 1914.
Villegas L. R. Ciudad Real en la edad
media. La ciudad y sus hombres (1255-1500). Granada, Graficas Arte 1981.
Sobre el urbanismo de Ciudad Real en la
Edad Media. Ciudad Real, Instituto de Estudios Manchegos 1984.
V.V.A.A. El arte y la cultura de la
provincia de Ciudad Real. Ciudad Real, Diputación Provincial 1985.
V.V.A.A. Cien años del Obispado Priorato
de las Ordenes Militares. C. Real Instituto de Estudios Manchegos, 1977.
(4) Archivo
Diocesano de Toledo (en adelante A. D. T.) Sección: Reparos de Iglesias. Ciudad
Real, folio 256.
(5) Villegas.
(1984), pp. 21-25.
(6) Clemente, p,
102.
(7) Portuondo, p,
77.
(8) Op. Cit. P. 92.
(9) Delgado
Merchan, 76 nota.
(10) Portuondo, p.
92.
(11) Como se puede
observar en el Palacio e Iglesia del Viso del Marqués y en San Bartolomé el
Viejo en Almagro entre otras.
(12) Balcázar y
Sabariegos. Pp. 113-4.
(13) Sambricio C. La arquitectura española de la Ilustración.
Madrid. Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España. Instituto de
Estudios de Administración Local, 1986.
(14) Estas
condiciones se encuentran el A. D. T. Sección: Reparos de Iglesias Ciudad Real.
(15) Balcázar y
Sabariegos, pp 147-150.
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