Hablar de la catedral de Ciudad Real es
hablar de uno de los edificios históricos que ha sido estudiado desde diversas
perspectivas y en distintos momentos. Por ello sólo quiero aportar una doble
reflexión: es un edificio, como muchos de los edificios históricos, construidos
sobre sí mismos, ampliados y modificados a lo largo del tiempo. Y es un
edificio en el que las medidas y proporciones son esenciales para definir el
equilibrio de su espacio interior.
Los edificios históricos, se levantan,
en muchas ocasiones, sobre otros anteriores a los que trasforman o incluso en
ocasiones anulan. Muchas de nuestras catedrales se levantan sobre antiguas
iglesias u otros edificios. La construcción de la Santa Iglesia Prioral
Basílica Catedral de las Órdenes Militares de Nuestra Señora Santa María del
Prado de Ciudad Real comenzó en el
siglo XV, con un lenguaje gótico aunque tiene algunos elementos de un románico
tardío. Sobre esta edificación se levantó la actual catedral que se terminó a mediados del siglo XVI al
cerrarse las bóvedas de la cubierta. En el edificio hay elementos posteriores,
de estilo renacentistas y barrocos. Lo último que se construyó fue la actual
torre, a principios del siglo XIX.
El edificio que precedió a la catedral,
es la iglesia de Santa María, mandada construir por el rey Alfonso X el Sabio
en 1255 cuando concedió el título de
villa al núcleo de Pozuelo Seco de Don Gil. A partir de la concesión de este
título se inició una política real de construcciones en la ciudad, en la que la
iglesia de Santa María fue parte importante así como las obras de las murallas
y algunas de sus puertas. Cuando Villa Real pasó a tener el título de “ciudad”
en 1420 (Ciudad Real) se decidió dotar
de una catedral a la villa, acorde con su nueva condición de “ciudad”. Según
Azcárate esta iglesia poseería su propia
torre y sería de una sola nave. De este momento solo se conservan tres
rosetones en la fachada de poniente, una ventana ojival (tapada por la
construcción de la Sacristía Vieja, pero visible desde el interior), los muros
laterales y de poniente y la puerta del muro de poniente, a los pies, conocida
como la puerta del Perdón del último tercio del siglo XIII. La cabecera de esta
iglesia sobre la que se construyó la catedral llegaría hasta lo que hoy es el
crucero, es decir era más corta y de
menor altura que la actual catedral.
A
principios del siglo XV, ya se había empezado la construcción de la
catedral gótica, en concreto el ábside y la cuarta bóveda. En el año 1514
estaba terminada la tercera bóveda de
terceletes y hacia 1580 están completas la segunda y primera bóveda. Las dos
torres proyectadas se construyeron en torno a 1550, pero solo se terminará una,
de la otra solo se construyeron los dos primeros cuerpos que se utilizaron
para ubicar allí la Sacristía Vieja y la
Capilla de los Treviño, con un lenguaje renacentista. La cubierta de las
bóvedas las realizó Antonio de Écija, ya a mediados del siglo XVI con la
licencia de construcción del Cardenal Arteaga en 1553. En el siglo XVII se
construyeron el Camarín de la Virgen del Prado y la Sacristía nueva, ya en un
lenguaje barroco.
La
torre de la catedral.
La primera torre de la catedral formaba
parte de la iglesia parroquial de la época de Alfonso X que fue destruida para
construir el nuevo proyecto. La torre se construyó a mediados del siglo XVI y
se destruyó en 1755 a causa del terremoto de Lisboa. (En otros escritos se dice
que la torre actual comenzó a construirse en 1625, antes del terremoto). A partir de 1780 la iglesia está en una
situación peligrosa tanto la torre como algunas partes de su cubierta. En 1805
Antonio López Aguado desarrolló un proyecto de restauración para la Real
Academia de Bellas Artes que quedó sin realizar.
En 1817 Joaquín Tronconiz realizó un
proyecto de restauración de la torre supervisado desde la Academia por el
arquitecto Joaquín Romero quien dirigió las obras, modificando el proyecto
inicial y ejecutando los cuerpos en piedra y rematando la obra con un octógono
de ladrillo cubierto con cúpula coronada por una linterna de plomo. La torre
actual terminó de levantarse entre 1827 y 1835 y consta de cuatro cuerpos de
planta rectangular rematados por uno ochavado llegando a los 62 metros de altura. En su parte superior
tiene una cúpula con escamas de colores de las diferentes tejas vidriadas que
la cubren y unos pseudogallones de teja cerámica de reflejo metálico. La
linterna construida en 1901 se colocó en lugar del chapitel de pizarra que
apenas duró hasta 1895.
Desde 1967 a la actualidad la catedral
ha tenido diversas restauraciones, especialmente en la zona de la torre. Se ha
restaurado también las fachadas y la portada de la sacristía vieja, el Retablo
Mayor y el Camarín de la Virgen del Prado. Un elemento necesitado de
consolidaciones en distintos momentos, la última hace apenas semanas reparando
el chapitel superior.
Los cambios y trasformaciones nos hacen
valorar nuestros monumentos, pero también ser más modestos en nuestras
valoraciones fundamentalistas de un pasado a veces sobrevalorado o considerado
como tal, cuando se ha modificado en reiteradas ocasiones. Los monumentos como
muchas cosas son también el resultado del tiempo, de las actuaciones de muy
diferentes momentos que van dejando su huella en ellos. Y ello no sólo es un
problema, sino un valor de la arquitectura que se conserva viva y va demandando
nuevas soluciones constructivas o nuevas funciones.
Medidas
y proporciones
La catedral de Ciudad Real es un
edificio basilical, de nave única y de grandes proporciones. Es la segunda
catedral más ancha de España de estas
características, tras la catedral de Gerona. La nave tiene 34 metros de altura, 53 metros de longitud y
18 metros de anchura. Una altura casi el doble de la anchura de la nave y una
longitud del triple de la anchura configuran un interior singular como espacio
religioso. Tiene cuatro tramos con bóvedas de crucería estrellada con
terceletes y un ábside poligonal cubierto con una bóveda ojival. El ábside
tenía en cada uno de sus cinco muros una ventana ojival con vidrieras, de las
cuales solo se conservan las dos laterales. En el ábside, se sitúa el retablo
que comentaremos posteriormente. Unas proporciones que dan un valor singular a
su espacio interior con su dimensión longitudinal que contrasta con su anchura
y que cobra sentido en su altura coronada por sus bóvedas diferentes en cada
tramo.
La catedral de Ciudad Real tiene su
fachada sur (dirección más larga del edificio) delante de los Jardines del
Prado, espacio ajardinado unido de manera íntima con el edificio conformando
así un espacio urbano en el que se inserta y al que valora especialmente. Su
fachada Norte da a la calle Azucena con edificios de siete plantas que marcan el borde urbano del
edificio. En la fachada Oeste está la puerta del Perdón que se abre a la calle Reyes, y en la Este
está el camarín de la Virgen que en un espacio más amplio, en su encuentro con
la calle Camarín. Un espacio que tiene sus dimensiones longitudinales en
dependencia con el edificio catedralicio confirmando así la relación de los
jardines con el edificio también en sus medidas y proporciones.
Diego
Peris Sánchez
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