Las
bóvedas de la Catedral fueron terminadas en 1580 por Antonio Fernández de Écija
La Iglesia Prioral, Basílica Catedral, de las Órdenes
Militares de Santa María del Prado, tiene una sola nave de extraordinaria
anchura y altura (52 largo, 18 ancho, 24,5 alto), que está cubierta por una
bóveda ojival que consta de cinco tramos de crucería.
Plano
de la planta de la Catedral, donde se puede ver el dibujo que hacen las bóvedas
La primera bóveda, la que se sitúa sobre
el coro alto, excepto la del ábside
presenta una forma estrellada, compuesta por tres nervios que se cruzan en la
parte central. Se observa como otro nervio que recorre el centro geométrico en
sentido perpendicular, y un romboide. Adornada esta, al igual que el resto de
las bóvedas por una de las cruces de las Órdenes Militares, mandadas poner en
1925 por el Obispo-mártir y actual beato, D. D. Narciso de Estenaga y Echevarría.
En
la Segunda bóveda podemos ver dos corazones uno frente a otro
La segunda bóveda es muy similar a la
descrita anteriormente en cuanto a complicación de sus nervaturas. En su parte central
se desarrolla un motivo floral que está inscrito en su figura geométrica , en
dos de sus lados y uno frente a otro encontramos dos corazones. Los nervios que
forman la bóveda no son lisos sino que presentan molduras en resalte y
rehundidas, lo que produce una sensación de claroscuro.
Estas dos primeras bóvedas descritas,
presentan una crucería de decadencia completa: el arco que las une a las otras
tiene un ancho intradós con ornamentación de la decadencia del Renacimiento y
son de fines del siglo XVI o principios del XVII.
La tercera
bóveda tiene forma de estrella
El paso de la segunda a la tercera
bóveda se halla reforzado por un amplio arco rebajado.
La bóveda tercera presenta una crucería
graciosa, es de principios del siglo XVI y en uno de sus muros, en la parte más
alta, se lee en caracteres monacales una leyenda que dice así:
“Esta
capilla se acabó
de
cerrar lunes víspera
de
la Asunción de Ntra. Señora
Santa
María de Agosto
De
mill quinientos y ca
Torce
años siendo mayor
Domo
Fernando de Vitor”
Esta bóveda presenta ocho nervios sobre
los que se ha inscrito una estrella de cuatro puntas. En ella se observa
algunos tramos reconstruidos.
La cuarta
bóveda es la más simple de todas
El tránsito de la tercera a la cuarta
bóveda se realiza mediante un gran arco rebajado formado por varias
archivoltas.
La cuarta bóveda es de crucería cuadripartita,
es decir, cuatro nervios que se juntan en el centro. Es muy difícil determinar
cuando se construyó porque toda está cubierta de cal y no hay caracteres
especiales que indiquen el tercio de siglo en que se debió voltear.
La bóveda
del ábside tiene forma estrellada
El paso de la cuarta bóveda a la del
ábside se realiza también por un gran arco rebajado, que al igual que los
descritos antes, soporta el peso de la bóveda y divide el espacio en tramos
iguales.
En el último tramo, es decir, el
absidal, prolongadas las aristas verticales del ábside poligonal se bifurcan en
triples nervios que se combinan yendo a concurrir radialmente al centro del
cascarón en el arranque de una piña descendente, dejando entre los grupos de
nervios inmediatos huecos o compartimentos en forma estrellada.
El maestro de todas las bóvedas fue Antonio Fernández de
Écija, quien las termino en 1580. Por lo atrevido de la bóveda dada su anchura
y elevación fue preciso para contrarrestar el excesivo empuje en 1640 la
construcción de sólidos contrafuertes.
Una
de las columnas que sostienen las bóvedas
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