El
Convento de los dominicos de Ciudad Real fue uno de los más antiguos de la
provincia de Andalucía
El Concejo de la ciudad cedió en 1407 al
mencionado convento, la entonces llamada calle Barreda, después denominada
Compás de Santo Domingo, a la que abría la puerta de la iglesia, para conseguir
sin duda un espacio más amplio y
apropiado para la predicación. La escritura de la donación de la calle es un
documento auténtico y fehaciente, que da solemne testimonio del sitio que ocupó
la Sinagoga judaica y del destino que tuvo en las siguientes palabras: “Sepan quantos esta carta vieren como Nos el
Concejo e Corregidor e Alcaldes e Rexidores e Caballeros e Escuderos e
Procurador e Jurados e Omes Buenos de la Villa de Villa-Real, estando todos
juntos á una concordia e una Boluntad a Campana repicada en el Cimenterio de la
Iglesia de San Pedro de esta Villa-Real según que lo avemos de uso e de costumbre, etcétera, que por
acrecentar el servicio de Dios a lo qual todos somos tenudos e por alcanzar
poder haber por nuestros especiales Patronos e Abogados Señor San Juan Bautista
e Señor Santo Domingo Padre e fundador de la Orden de Predicadores; e otrosí
por facer bien e merced e limosna a la dicha Orden e al Monasterio que aquí en
la dicha Villa-Real es nuevamente fundado en la Iglesia consagrada que antes
fuera Sinagoga Mayor de los Judios que agora dicen de San Juan Bautista, etc….”
(13) A partir de entonces la calle se
llamo de Compás, por cerrarse por la noche (14).
Pocos años después de su fundación, el
convento recibiría al dominico San Vicente Ferrer, que llegaría a Villa Real el
12 junio de 1411 procedente de Alcaraz (Albacete), estando seguro
en nuestra ciudad el día 14 de junio y permaneciendo en ella hasta su marcha a
Toledo, cuya entrada se produciría el día 30 de junio después de haber comido
en Nambroca. Su visita formo parte de una
campaña de predicación castellana iniciada en el Reino de Murcia en enero de
1411 y que terminaría en abril de 1412. (http://elsayon.blogspot.com.es/2011/06/seiscientos-anos-de-la-presencia-de-san.html)
El Maestre Tellez Girón quiso hacer un
acto de resonancia a favor de los Reyes Católicos, para congraciarse con ellos,
al efecto, invitó a esta Ciudad para en unión de la Orden realizar un acto de
unión y vasallaje, reconociéndoles como los verdaderos Reyes de España y sus
señores. En el día veinte de Marzo de 1475 concurrieron a la iglesia de Sto.
Domingo el citado Maestre y gran número de dignidades, comendadores y
caballeros de la Orden juntamente con la ciudad, representada por su Corregidor
D. Juan Vadillo, la nobleza, regidores, jurados y cuanto de notable, de algún
valer y significación encerraba. Vestido el Prior del Convento con las
vestiduras sacerdotales juraron todos fidelidad y obediencia a los Reyes,
levantaron acta del acontecimiento los escribanos, la que remitió la ciudad a
sus Señorías, recibiendo de éstos una carta gratulatoria (15).
San
Vicente Ferrer paso por el convento de nuestra ciudad en 1411
Sabemos que la comunidad del convento
estaba formada en 1751 por 17 sacerdotes y 8 hermanos legos, convento que fue
abandonado por los frailes con motivo de la desamortización en 1820. Con la
marcha de los frailes de Ciudad Real, varios bienes de estos pasarían al
Convento de las Dominicas en la calle Altagracia, entre ellos la imagen de la
Virgen del Rosario de gran devoción en la ciudad y por consiguiente las
hermandades que le rendían culto. La sillería del convento pasaría en 1.821 a
la parroquia de Torralba de Calatrava, esta estaba realizada en madera de nogal
tallada y fue colocada debajo del retablo del altar mayor sirviendo de
pedestal.
Tras la marcha de los frailes la iglesia
del convento siguió abierta al culto y estaba al cargo del sacerdote Juan Espejo,
sacerdote que vivía junto al convento y que incorporo a su casa en 1823 tras su
compra, el llamado Compás de Santo Domingo que formaba una plazuela a poniente
frente a las puertas de la iglesia y entrada del convento y que disfruto hasta
su muerte ocurrida en el año 1845 (16).
La imagen de Nuestro Padre Jesús
Nazareno siguió recibiendo culto en la iglesia conventual hasta el año 1836,
año que se encontraba ocupado el convento por los movilizados y sus familias
con motivo de las guerras carlistas. Llegado al oído del párroco de San Pedro,
Rvdo. Sr. D. Andrés García y Ron, que estos se entretenían irreverentemente con
la imagen, pidió permiso al Sr. Vicario para trasladar la imagen a San Pedro,
permiso que consiguió trasladando la imagen a este templo y poniéndola al culto
en la capilla de San Juan Bautista, lugar donde aún sigue (17).
A partir de esa fecha y por el abandono
municipal entre otras causas el convento de los dominicos de Ciudad Real, tras
cuatro siglos de historia fue reducido a escombros siendo utilizados muchos de
los materiales de este convento para construir en el siglo XIX la Plaza de
Toros y el Teatro Cervantes que se levantó en la calle Toledo.
Parece ser que los claustros de este
convento contaban con muchas efigies y esculturas, según relata Delgado Merchán
en su historia documentada, tal y como se lo habían comunicado personas que habían
visto la demolición del convento. “Parece,
según las expresadas referencias, que un maestro de obras titulado, haciendo
alarde de furioso Iconoclasta, se apoderó de todas ellas y las llevó al
quemadero, es decir, al horno de una calera de su propiedad para que sirvieran de
combustible. La impunidad que gozaban a la sazón los hombres de determinadas
ideas políticas dejo sin correctivo el hecho, contentándose el vecindario católico,
por toda protesta, con bautizar al héroe de tan valiente fasaña con el apodo de
Tío quema Santos” (18).
Por lo que paso con este convento, vemos
que los ciudadrealeños ya desde el siglo XIX fueron poco amantes de conservar
su historia y monumentos. Vendido el solar donde durante cuatrocientos años se
levantó el convento de predicadores de nuestra ciudad, se construyeron viviendas sobre
el mismo, habiendo llegado solo hasta nuestros días de la presencia de esta orden
masculina en nuestra ciudad, el nombre de la calle Compas de Santo Domingo y la
Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno que procesiona el Domingo de Pasión y
la madrugada del Viernes Santo por las calles de la ciudad y que tiene una
bella leyenda del siglo XV denominada la "Leyenda de la Hebrea del Barrio
Nuevo", de cuando la imagen recibía culto en el convento de los
predicadores.
(13)
Historia documentada de Ciudad Real. Luis Delgado Merchán. Establecimiento
tipográfico de Enrique Pérez 1907, página 64.
(14)
Diccionario Histórico, Geográfico. Biográfico y Bibliográfico de la provincia
de Ciudad Real. Inocente Hervás y Buendia, Biblioteca de Autores Manchegos,
Tomo I, página 353.
(15)
Ibídem.
(16)
Historia de la Ciudad de Ciudad Real y Estracto histórico de España y lista de
sus Reyes, casamientos y muertes. Joaquín Gómez. Juta de Comunidades de Castilla-La
Mancha y Ayuntamiento de Ciudad Real, página 91.
(17)
Semana Santa en Ciudad Real. Historia de una Tradición. Emilio Martín Aguirre.
Ediciones Cofrades 200, páginas 266-267.
(18)
Historia documentada de Ciudad Real. Luis Delgado Merchán. Establecimiento
tipográfico de Enrique Pérez 1907, página 65.
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