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martes, 1 de diciembre de 2015

LOS DOMINICOS EN CIUDAD REAL (I)


Escudo de los dominicos en una reja del antiguo monasterio de las madres dominicas de nuestra ciudad

La tercera orden religiosa que se estableció en Ciudad Real desde su fundación como Villa Real, fue la Orden de Predicadores de Santo Domingo, conocida también como orden dominicana y sus miembros como dominicos, es una orden mendicante de la Iglesia católica fundada por Domingo de Guzmán en Toulouse durante la Cruzada albigense y confirmada por el papa Honorio III el 22 de diciembre de 1216.

Los dominicos se establecieron en Ciudad Real sobre la Sinagoga Mayor Judía, que con motivo de las persecuciones que habían ocurrido en 1391 fue convertida en iglesia bajo la advocación de San Juan Bautista.  Sinagoga que el rey Enrique III en 1393, justamente con el fonsario de los judíos, dono a Gonzalo de Soto, Maestresala del citado monarca, quien cinco años más tarde, en 1398 se la vendió al vecino de Villa Real Juan Rodríguez de Villa Real, tesorero mayor del Rey, en Toledo por diez mil maravedíes. Este, a su vez, en enero de 1399, hacía la donación de la Sinagoga y de unas casas anejas yavarias heredades, al prior del convento de San Pablo de los dominicos de Sevilla, Fray García de Sevilla, quien aceptó la construcción de un convento en nuestra ciudad con la obligación de cumplir ciertas memorias por la intención de los fundadores, a quienes se hicieron seis sepulturas con proximidad inmediata al altar mayor y que a la iglesia de dicho convento se diese la advocación de San Juan Bautista en memoria del donante. Todas estas clausulas se encontraban recogidas en una escritura pública con fecha en la ciudad de Toledo a 29 días del mes de enero de 1399 y que conservaba el monasterio ciudadrealeño (1).

Monje dominico, por L'abbé Tiron

Un año después fue confirmada esta donación por Juan Rodríguez de Villa Real con su mujer, Elvira López de la Torre, al que fuera primer prior del de Santo Domingo de Ciudad Real, fray Alonso de Sanlúcar, adjudicándole varias más heredades junto a las primeras, para que el monasterio disfrutara de copiosas rentas, según la escritura pública que lleva fecha en Villa Rubia del Campo de Calatrava en cuatro días de noviembre de mil cuatrocientos (2).

La Sinagoga Mayor era según Delgado Merchán de estilo mudéjar y no se destruyó, sino que fue adaptada por los frailes para el culto cristiano. Poseía dos portadas, una al norte y otra al poniente, formadas por semicírculos en degradación con sus correspondientes arquivoltas, de muy semejante parecido a las de la parroquia de San Pedro, siendo la fábrica de sus muros, todos de ladrillo y tapia conforme al gusto árabe de aquella época (3). Su interior era espacioso con tres naves adornada con muchas vistosas capillas (4), siendo construida una para su enterramiento el converso Juan Gónzalez Pintado, que compró en Medina del Campo para su altar una imagen de la Virgen, un frontal y ornamentos (5). También sabemos que existían otras capillas dedicadas a Santa Catalina y Santa Rosa, Nuestra Señora de la Sentencia y las Once Mil Vírgenes (6).

Contiguo a la iglesia había un grandioso patio cuadrangular, “confiante con la calle de la Mata, con sus espaciosos claustros por fuertes pilares de extraordinario espesor sostenidos, formando arcos combinados de herradura y apuntados, semejantes á los esbletos y airosos de la puerta monumental de Toledo, era obra de igual fábrica y estilo arquitectónico que la del templo, lo que junto con la posición que ocupaba á la parte del Mediodía, hace presumir con fundamento que nacieron á la vez, dependientes uno de otro, y que ambos pertenecían  a aquella época de viril entusiasmo en que la población cristiana y la judáica, aguijoneadas en santo celo y religiosa emulación, erigían en Villa real al Dios de sus creencias los más suntuosos edificios del arte contemporáneo(7).

Dentro del templo recibieron culto varias imágenes que tenían gran devoción en la ciudad, como la imagen de la Virgen del Rosario como lo demuestra el hecho que en el convento llegaron a existir en el siglo XVIII hasta tres Cofradías que rendían culto a la Virgen del Rosario según el censo de Hermandades, Gremios y Cofradías del Conde de Aranda y que eran:

Imagen de la Virgen del Rosario que recibía culto en el desparecido convento de la ciudad, según un grabado de Julián Alonso

La cofradia de Nuestra Señora del Rosario creada en el combento de Religio//ssos Dominicos haze tres funciones de Iglesia anualmente gasta el Piostre en cada una (a corta diferencia) 150 reales con un refresco que da el dia de su eleccion.

La de los Cavalleros del Rosario que se compone de 12 casas de la primera distinción de esta ciudad//, zelebra anualmente 12 fiestas”…” turnan en mencionadas casas por meses gastando en cada una de referidas fiestas 40 reales a corta diferencia en cera que luze a su Magnitud manifiesto y prozesion que se haze a Nuestra Señora alrededor del claustro. No tiene ordenanzas esta ilustre congregación y es a imitación de la que fundo Nuestro Padre Santo Domingo, que tiene la probacion de su Santidad.” (8).

En el siglo XVIII nacería la procesión popular del Rosario de la Aurora y Ciudad Real no se va quedar ajena a esta devoción popular creándose la Hermandad de “La Aurora haze una fiesta todos los años a Maria Santissima con Sermon Polvora y musica, cuyos gastos seran 300 reales poco mas o menos. Igualmente celebran otra funzion de honras por los cofrades difuntos con cuadrante de Misas que costara 230 reales. Hace tambien un nobenario del Santo Rosario po las animas benditas con nueve platicas doctrinales, y Musica cuyo gasto sera 200 reales subieniendo a todas estas expensas con quatro reales y medio que pagan los cofrades cada año. Sus ordenazas estan aprobadas por el ordinario. (9).

También recibía culto la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que pocesionaba la comunidad dominica la noche del Jueves Santo y que según la tradición popular, fue traída por el primer prior de este convento, que era de Sevilla, y se atribuía a Martínez Montañes. Pero todo parece apuntar que era probablemente de alguno de sus discípulos, que en el siglo XVII ejecutaron tantas obras en Andalucía. D. Emiliano Morales, en el informe que redactó de los bienes que desaparecieron y fueron destruidos en la Parroquia de San Pedro durante Guerra Civil, asegura que la imagen de Jesús era de la escuela de Juan de Mesa, discípulo de Montañes. La Hermandad en torno a este nazareno se fundó el 6 de enero de 1725 (10).  

Constituciones y Ordenanzas de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, conservadas en el Archivo Diocesano de Toledo, donde figura la fundación el 6 de enero de 1725 en el Convento de los Dominicos

En el convento de los dominicos también  existía la Hermandad de la Vera Cruz que en 1562 se reunió en la sala capitular del convento de Santo Domingo, con la comunidad religiosa con su Prior Gonzalo de Arcinyega, para que la comunidad cediera en la iglesia conventual y en los terrenos del convento, el espacio necesario para construir una capilla y una sala para la hermandad respectivamente. La capilla se construyó colateral a la Capilla Mayor y llevó el nombre de San Juan de Letrán, ya que tenía las mismas bulas de las gracias e indulgencias de la Iglesia de San Juan de Letrán de Roma. En esta capilla se celebraban las misas, oficios y festividades de la cofradía, enterrándose los cofrades, sus mujeres, hijos y criados. También construyó la hermandad una sala donde celebraba sus cabildos (11).  

Por último también sabemos que en la capilla que existía en la iglesia del Mayorazgo de los Campos, que era su propietario en el siglo XVII Diego Muñoz de Loaisa, recibían culto en la misma el Cristo de los Tarugos y la imagen de la Virgen de la Piedad que poseía diferentes ornamentos que fueron adquiridos con la limosna que consiguió para dicho fin Agustín Treviño de la Cerda y en 1657 se le construyó un altar también con limosnas. En torno a esta imagen se constituyó también una hermandad en el año anteriormente citado, figurando en el Censo del Conde de Aranda, ya aludido y efectuado el 7 de diciembre de 1770, que la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad celebraba una fiesta con sermón el Viernes de Dolores, cuyos gastos, incluyendo un refresco, ascendían poco más o menos a 500 ó 600 reales, que eran a cuenta del prioste (12).  


(1) Singular Idea del Sabio Rey Don Alonso, Dibujada en la Fundación de Ciudad Real. Joseph Diaz Jurado. Ayuntamiento de Ciudad Real, fondo editorial nº 7, páginas 103-104.
(2) Ibídem.
(3) Historia documentada de Ciudad Real. Luis Delgado Merchán. Establecimiento tipográfico de Enrique Pérez 1907, página 64.
(4) Singular Idea del Sabio Rey Don Alonso, Dibujada en la Fundación de Ciudad Real. Joseph Diaz Jurado. Ayuntamiento de Ciudad Real, fondo editorial nº 7, página 105.
(5) Historia de Ciudad Real. Obra Social y Cultural de la Caja de Castilla-La Mancha 1993. Varios autores, página 151.
(6) Semana Santa en Ciudad Real. Historia de una Tradición. Emilio Martín Aguirre. Ediciones Cofrades 2001, página 263.
(7) Historia documentada de Ciudad Real. Luis Delgado Merchán. Establecimiento tipográfico de Enrique Pérez 1907, página 65.
(8) Cultura y Religiosidad popular en el siglo XVIII. María del Prado Ramírez. Biblioteca de autores manchegos. Año 1986, pagina 139 y 141.
(9) Ibídem.
(10) Semana Santa en Ciudad Real. Historia de una Tradición. Emilio Martín Aguirre. Ediciones Cofrades 2001, página 271.
(11) Ibídem página 104.
(12) Ibídem página 108-109.

La destruida imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno que recibió culto en el Convento de los dominicos y que posteriormente paso a la Parroquia de San Pedro


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