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jueves, 19 de mayo de 2016

CIUDAD REAL DE FIESTA



El próximo sábado tomará posesión el nuevo Obispo-Prior de Ciudad Real, D. Gerardo Melgar Viciosa, por este motivo voy a publicar en estos próximos días, algunos documentos y fotografías de cómo recibieron los ciudadrealeños a algunos obispos a su llegada a Ciudad Real. Comienzo con el que fuera cuarto Obispo-Prior, D. Casimiro Piñera y Naredo, ya que “La revista moderna” en su número 110 del 7 de abril de 1899, publica un reportaje sobre su llegada a nuestra ciudad.


Entrada del nuevo Obispo.

Una fiesta grande, solemne, ha constituido para la capital manchega la entrada en ella de su nuevo pastor.

Cierto es que el doctor D. Casimiro Piñera y Naredo, que es hijo adoptivo de Ciudad Real, tiene, no sólo allí sino en toda la comarca, extraordinarias simpatías, justa correspondencia y reciprocidad al cariño que el prelado profesa a su tierra de adopción.

A la ciudad de Alcázar salieron comisiones del Cabildo, Ayuntamiento, prensa y Colegio de Abogados, y allí le cumplimentaron, uniéndose en aquel punto y en las demás estaciones del tránsito, comisiones de Herencia, Argamasilla, Tomelloso, Pedro-Muñoz, Socuéllamos, Membrilla, La Solana, Manzanares, Daimiel, Villarrubia y otras de muchos pueblos de la provincia, acompañando al nuevo prelado los párrocos de dichas poblaciones.

En la estación del ferrocarril fue recibido por el gobernador  civil y militar, Ayuntamiento y Diputación, el Tribunal de la Audiencia provincial, milicias, juez de instrucción, Claustro de Profesores, prensa y otras muchas comisiones y personas de todas las clases sociales que llenaban el andén.


En las Casas Consistoriales le esperaban el Cabildo, el clero parroquial y los seminaristas con su rector, vicerrector y profesores.

En la capilla de la Casa Ayuntamiento se revistió de pontifical, saliendo luego con la comitiva y trasladándose a la catedral, donde se celebró el Te Deum. El obispo hizo uso de la palabra y pronunció un hermoso discurso que hizo gran impresión en el auditorio que llenaba el templo.

Acabada la solemnidad religiosa, fue acompañado el nuevo prelado a su residencia, delante de la cual había seis arcos voltaicos que iluminaban toda la calle de Caballeros.

La población presentaba un aspecto de animación y alegría desusadas.

Los balcones y ventanas de las casas ostentaban lujosas colgaduras.

En la calle Ciruela se levantó un precioso arco con una sentida dedicatoria del pueblo de Ciudad Real.


El Círculo de “La Unión” construyó otro preciosísimo en su terraza, cuya conducta imitó el “Círculo Artístico” frente a su edificio.

En el Ayuntamiento se construyó un bonito templete que ostentaba en su coronamiento los escudos de la capital y de las órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa.

El repique general de campanas, los acordes de las bandas de música y los atronadores vivas del vecindario, ensordecían los aires por todas partes en desbordamientos de alegría, contento y entusiasmo indescriptibles.

Pocas veces se ha hecho recibimiento tan entusiasta y cariñoso como el que Ciudad Real ha dispensado a su nuevo prelado el Excelentísimo e Ilmo. Sr. D. Casimiro Piñera y Naredo.

La capital manchega ha sabido demostrar con este acto las arraigadas creencias cristianas de que está poseía.

EL CORRESPONSAL. (Fots. De N. Cañas e hijos)”.


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