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martes, 19 de octubre de 2021

HUMILDE DE CONSTRUCCIÓN

 



En la provincia de Ciudad Real tenemos ejemplos peculiares de plazas de toros. La asociación de lo religioso y lo festivo en el Barroco construye ejemplos singulares de estas instalaciones. El escenario perfecto será el santuario o ermita que forma un conjunto con la plaza de toros. Se desarrollan así complejos construidos en los que conviven los aspectos religiosos y festivos, hecho que caracteriza de forma singular la arquitectura de los siglos XVII y XVIII en la provincia de Ciudad Real.

 

Santuarios y plazas de toros.

 

La plaza de toros del santuario de la Virgen de las Nieves de Almagro responde a la tipología de plazas asociadas a santuarios. Se construyó a finales del siglo XVIII y es de planta poligonal de doce lados irregulares y establece la unión entre la iglesia y el cortijo. La plaza se destruyó en la Guerra Civil española. Inicialmente el ruedo estaba rodeado de columnas de piedra que soportaban un segundo corredor cubierto por un tejado sobre pies derechos con balaustrada de madera. Una plaza que aparece como elemento de forma irregular, adosado en uno de los lados de las construcciones del conjunto.

En el santuario de las Virtudes de santa Cruz de Mudela junto las construcciones religiosas se sitúa la plaza de toros construida en 1645 y se considera por ello la primera plaza de toros edificada en España. Es de planta cuadrada con su lado Norte adosado a la iglesia. En ese lado se construye un pórtico en el que alternan pies derechos de piedra y otros de madera que soportan un segundo corredor con pies derechos de madera y balaustrada de madera conformando así el palco para los espectáculos taurinos. En el lateral Oeste está la casa de la Cofradía desde donde asistían a los espectáculos las autoridades y hermanos de la Cofradía. Los otros dos lados tienen un graderío con un palco final. El perímetro de la arena interior se delimita con una doble estructura de tablas que forman la barrera y los burladeros. El santuario de la Virgen de la Antigua de Infantes tiene una estructura también de iglesia y plaza de toros, siendo la iglesia y los diferentes edificios los que conforman el espacio interior de forma trapezoidal, de unos 28 x 32 metros, destinado a los espectáculos taurinos.




Un caso peculiar es el de la plaza de toros de Almadén íntimamente vinculada al Real Hospital de Mineros de San Rafael. En 1752 se detecta la falta de viviendas para los temporeros que venían a trabajar a las minas y para satisfacer esa demanda se construye una plaza de toros que permitía las celebraciones festivas construyendo en su perímetro 24 viviendas. Una plaza de planta hexagonal con capacidad para cerca de cuatro mil personas.

 

Las plazas de la provincia.

 

A lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX se van construyendo plazas de toros en diferentes localidades de la provincia. En 1845 se construye una nueva plaza de toros en Almagro, con los materiales de la torre de la antigua parroquia de San Bartolomé, demolida ese año, y donde el torero Cagancho dio su famosa «espantada» en 1927, y que fue incendiada en 1932 al negarse los toreros a torear la tarde del 25 de agosto. La de Valdepeñas se construyó a partir del año 1870, con un aforo de 5150 localidades, y se inauguró en 1872 con una corrida de Salvador Sánchez «Frascuelo». La de Tomelloso se inauguró en octubre de 1859, la de La Solana en 1909 y la de Alcázar de san Juan, más moderna, se inauguró en 1949. La de Puertollano se inauguró el 2008 siendo la última de las puestas en funcionamiento, con una moderna construcción.

 

La plaza de toros de Ciudad Real.

 

La plaza de toros de Ciudad Real se construyó en 1843 inaugurando las celebraciones taurinas el 17 de agosto de ese año, por lo que es una de las modernas plazas de la provincia, más tempranas en su ejecución. Un edificio construido con materiales sencillos que hace que desde el momento de su inauguración sean necesarias continuas reparaciones, algunas de importancia como la realizada en 1873. Una plaza con capacidad para 7.740 espectadores sentados, con espacios para barrera, contrabarrera, tendido bajo, tendido alto, tribuna y andanada. Los terrenos para la edificación del coso fueron cedidos por la familia Muñoz de Ciudad Real, siendo diseñados sus planos por el arquitecto ciudadrealeño Manuel Gómez. Se dice que, en su construcción, se empleó piedra procedente de la peña del Pinzón y del convento de los dominicos situado en la actual calle de la Mata y compás de santo Domingo.

 


Un círculo exterior de 81 metros de diámetro que alberga en su interior un coso de 53 metros de diámetro con un anillo perimetral de 5,30 metros de anchura que, en su zona Este, interrumpe la circulación perimetral para albergar allí la zona de toriles. Elementos añadidos en su zona Este forman allí un perímetro recto para albergar espacios al aire libre para servicios auxiliares necesarios en la plaza y que tienen acceso por una calle posterior. La plaza tiene, en su zona delantera un amplio espacio libre que acoge la afluencia del público en los momentos de entrada y salidas de los espectáculos taurinos.

 

La realidad construida

 

Un polígono de 24 lados de unos 10,45 metros cada uno de ellos va conformando el perímetro similar a una circunferencia recorriendo así los 251 metros del perímetro que tiene el edificio. Las obras de rehabilitación de su fachada exterior van dejando al descubierto la realidad construida de forma austera y humilde. Las esquinas de este polígono se realizan con mampostería en un tramo a cada lado de la línea de cambio de dirección. Y en vertical se realizan zonas con ladrillo de tejar en horizontal uniendo estos elementos verticales. Entre esos planos se realiza la fábrica de tapial que acaba conformando el plano en altura. Un pequeño remate superior forma el perímetro circular de la parte alta del conjunto. Posteriormente todo este paramento será encalado y decorado conformando la imagen general del edificio.

En algunas zonas se presentan reparaciones importantes realizadas con ladrillo hueco doble que deben corresponder a problemas surgidos en diferentes momentos de la vida del edificio. Todo el conjunto se pintaba exteriormente de blanco con las ornamentaciones de huecos circulares o los adornos más destacados de la zona de entrada que sobresale ligeramente del perímetro para albergar la zona de taquillas y control de accesos al conjunto. Una realidad construida de forma humilde, ejecutada con los materiales de la época, piedra, ladrillo y adobe formando un espacio que sustituía las antiguas celebraciones de la plaza mayor. Ahora, en este principio del siglo XXI, se reparan sus fachadas en tiempos en los que la sociedad se cuestiona la pervivencia de estos espectáculos. Ya en sus tiempos algunos religiosos como el padre Juan de Mariana fueron grandes opositores a la celebración de estos espectáculos. Actividades que requieren reflexiones racionales sobre su permanencia o no en una sociedad con valores y sensibilidades muy distintas a las del siglo XIX en que se construyó este recinto.

 

Diego Peris Sánchez, Diario “Lanza” 12 de enero de 2018




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